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Viernes, 26 de agosto de 2016
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opinión

CON LA INTENCIÓN NO ALCANZA

Cuatro años después de la sanción de la Ley de Identidad de Género, el diario Clarín presenta con asombro las historias de vida de “personas trans que trabajan” con los más perversos y antiguos tics infaltables a la hora de representar las identidades T.

Por Violeta Alegre

El lunes pasado apareció en Clarín una nota que anunciaba “Son trans, cambiaron su DNI y ya tienen trabajo formal”. Aunque es limitado el número de historias de vida que la nota presenta (mucho no se gastaron en buscar), es una buena noticia. Pero apenas leemos la primera línea de la nota nos encontramos con viejos y perversos modos de representar a las identidades trans.

La periodista se asombra de que las entrevistadas usen los dos nombres que elgieron, habla del “desembarco en el mercado” (quisiéramos saber en qué barco estábamos antes) y asegura que la palabra trans aparece para lavarle la cara sucia a la palabra travesti. No se sabe de dónde sacó esto último, pero sin duda es un insulto para tantas personas que levantan la palabra travesti como identidad y como bandera.Trans es un término paraguas que abarca diferentes identidades cuando ésta no coincide con la asignada al momento del nacimiento. Algunxs como hombres o mujeres, otrxs con categorías de géneros no-binarias.

El término travesti se posiciona en un contexto latinoamericano y designa una categoría fuertemente política. Quienes reivindican el género travesti no se consideran mujeres, cuestionan el binomio H-M, pueden hacerse o no modificaciones corporales pero a diferencia de las transexuales, rechazan la cirugía genital. Los logros y avances más importantes en nuestro país vinieron de identidades travestis, Lohana Berkins, Diana Sacayán, Marlene Wayar, Pía Baudracco, por mencionar algunas…

Toda identidad es política, ¿eso ya lo sabemos no? En este momento para la diversidad tiene mucha importancia entrar en la hegemonía identitaria, se promueve el cambio de DNI (que claramente no es una ley que el gobierno actual apoyaría, ya sabemos). Ya sabemos también que por más que en tu DNI diga “sexo: Femenino”, el trabajo no lo vas a conseguir tan fácilmente, como tampoco vas a evitar que tus viejos te expulsen de tu casa y que la única “entrada” laboral que te dé esta sociedad en esas condiciones sea la prostitución.

En condiciones en donde la precarización del país es muy clara, en educación, salud, vivienda, la pantalla de la diversidad no es para todxs, tiene clase y requiere de muchos privilegios que te permitan por ejemplo llegar viva a los 35 años. Los medios ahora muestran a las personas trans como si fueran una publicidad de “vida sana”, sonrientes, espléndidas, pero para llegar ahí hay un largo camino, y en ese camino hay muchas caídas con responsables concretos, los mismos que hoy nos muestran cuasi orgullosxs en este tipo de notas.

Y para rematar elegí dejar para lo último lo más inconcebible de la nota. Dice: “A cuatro años de la Ley de Identidad de Género, cinco trans por día tramitan un documento acorde con su aspecto físico” ¿Aspecto Físico? ¿No estamos hablando de identidad? ¿O acaso este título intenta sugerir nuevamente que tenemos que pagar con el cuerpo nuestra identidad? ¿Que tenemos sí o sí que hacer el cambio registral? ¿Acaso se volvió obligatorio? Sólo falta que propongan abiertamente que para conseguir un trabajo hay que pasar por mujer, quizá también, casarnos y tener hijos.

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