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Viernes, 24 de abril de 2009
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PD

La discriminación empieza en casa

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Soy transgénero y vivo en Capital Federal. Estoy escribiendo en distintos ámbitos donde supuestamente se convoca a la tolerancia y no encuentro respuesta.

Para mí, como para tantos, no es fácil ser transgénero, en primer término por cuestiones personales, a las que siguen casi inmediatamente los problemas familiares, legales... Bueno, no les estoy diciendo nada que no sepan o puedan haber vivido ustedes.

Lo que sí me interesa compartir en este momento, sin intención de atacar ni ofender a nadie y con el solo objetivo de resolver y sumar, es que los transgéneros sentimos la discriminación también en espacios Glttbi.

En la Argentina, especialmente en lo que es Capital, la tolerancia hacia gays, lesbianas y bisexuales se ha ido ganando su lugar. En cambio, los lugares donde reina la marginación y el rechazo reciben (¡y con razón!) el repudio de la comunidad.

Recuerdo una carta en este mismo suplemento, de unas chicas expulsadas de una casa de comidas en Mar del Plata. Para el encargado del local, era incompatible la presencia de la familia argentina con un beso entre chicas. Ahora la cuestión es: ¿qué pasa cuando somos los transgéneros los que nos sentimos afuera de los lugares Glttbi? ¿Por qué, si compartimos el repudio a los lugares que no permiten entrar gays o lesbianas, hay espacios exclusivos para mujeres y eso parece estar bien? ¿Por qué yo no puedo entrar a UNNA, por ejemplo? ¿Por que una chica trans no puede participar de un encuentro feminista lésbico?

Necesito que alguien me explique por qué parece estar todo bien cuando la comunidad homosexual reproduce sobre los transgéneros la misma intolerancia que condenan de parte de la heteronormativa. Quisiera encontrar una razón que me permita entender por qué yo me sumo a la lucha contra la homofobia y recibo lo mismo.

No siento que esto se resuelva denunciando ni generando conflictos, por eso elijo el camino del diálogo. Porque no entiendo por qué si marchamos en conjunto contra la discriminación, cuando una parte de ese conjunto logra su objetivo, se olvida del resto y nos deja en la puerta. Si yo tengo un espacio abierto a quien quiera venir, pero no incluyo una rampa para discapacitados, no estoy diciendo que prohíbo la visita de gente en silla de ruedas, pero tampoco estoy generando el espacio para integrar. Ir a un bar queer y que la moza me trate como a una chica puede parecer algo irrelevante desde cualquier otra perspectiva que desconozca la realidad trans, para mí es muy doloroso.

Alguien me sugirió que haga una presentación en el Inadi... ¿Pero qué voy a reclamar? Yo sé que mi imagen es ambigua y da lugar a dudas. Por eso no espero que el mozo de un bar cualquiera tenga ningún tipo de reparo (aunque se siente feo igual), pero sí espero que el colectivo del cual supuestamente soy parte me reciba y sepa cómo hacerlo... No es algo que demanda demasiado esfuerzo, se trata de buscar información sobre la realidad trans.

Hoy, como transgénero en la Argentina, me siento tan marginado por los heteroespacios y su gente que por los homo. Un saludo.

Deep Turtle

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