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Viernes, 30 de octubre de 2009
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Composición tema: Moria

Por Ignacio D’Amore y Mariano Lopez

“¡Moria! ¡Moria! ¡Moria! ¿Qué decir de este mujerón fálico, fuente de inspiración, suspiros y gritos de asentimiento, que no hayan dicho ya otros, para empezar ella misma? Dueña de una lengua más mortífera que su volcánico cuerpo, la Casán forma parte indiscutible del panteón gay desde sus comienzos en los lejanos ’70. Por ese entonces era una morocha despampanante, una caballa con ojos claros, que gozaba tanto del quiebre de caderas y el ronroneo que parecía todo el tiempo al borde del orgasmo.

Las señales de cable aún repiten sus memorables tête à tête con Olmedo, Porcel y Tato Bores, en los que los senos enormes y el pelucón cleopátrico se ven intermitentemente opacados por la astucia de la diva. Los ’80 demostrarían que estos destellos de inteligencia no tenían nada de accidental, al ofrecernos uno de los programas más importantes de la historia de la TV mundial: Monumental Moria. Allí, la Casán exhibía sus dotes de capocómico y su versatilidad para la composición de personajes, regalándonos clásicos como Rita Turdero y la nena de jardín de infantes. Fue en ese mismo programa que comenzó su infatigable trayectoria como embellecedora de la lengua castellana, patentando slogans que más de un publicitario querría tener en su bolsillo. Desde el ‘¡Qué nivel!’ o el agresivo ‘¿Quién sos? ¡No te registro, te vas!’ de Rita Turdero, hasta el ‘A-hora’ del reality show, pasando por el patentado ‘Si querés llorar, llorá’, cada una de las intervenciones lingüísticas de la Casán generaron cascadas de tinta, reflexiones de círculos intelectuales e imitaciones a lo largo y a lo ancho del globo. Su última gran invención, ‘What pass, papi?’, ni siquiera fue intencional. Moria ya no necesita de su conciencia para producir genialidades en este campo. Es como una médium de la lengua por venir.

Sería interminable detallar cada una de las contribuciones de Moria al imaginario gay (...). La Casán es sin duda el ejemplar más acabado de la mujer puto argentina, tanto que debería ser momificada una vez muerta para perpetua adoración de las generaciones por venir e imitación de sus infructuosas sucesoras”.

De la Enciclopedia gay
de Ignacio D’Amore y Mariano Lopez. Editorial Sudamericana.

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