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Viernes, 8 de febrero de 2013
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Una travesti en el ojo

La identidad es una calavera viviente en la poes铆a de Enrique Lihn

Por Liliana Viola
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Voyeur, sopl贸n, analista sin div谩n y espejo deformante, Enrique Lihn mira la colecci贸n de estas fotos tomadas en tiempos de la transici贸n democr谩tica espa帽ola (lo que es decir mortal represi贸n silenciada por la euforia) y construye una poes铆a/interpretaci贸n del devenir mujer. Pero mucho m谩s novedoso que eso, del mirar ese devenir. M谩s all谩 de la mascarada, el ocultamiento y el pene que trata de ocultarse, Lihn vislumbra sujetos condenados a ser interpretados por los analistas, y tambi茅n por la iluminaci贸n soberbia de los poetas. La travesti, la marica es para Lihn un actor pol铆tico, interpelaci贸n y derrota. El poeta anda de foto en foto con una trava en el ojo, 鈥渦na鈥, porque le cuesta ver la pluralidad, en una ve a todas y en todas el dolor y la potencia disidente, flor de un d铆a. El retrato de Genet con una flor en el culo, la Mar铆a de las Ramblas 鈥揤irgen y puto鈥 que se restrega con los 谩ngeles en el urinario, los senos en erecci贸n de los travestistas, las mujeres que proclaman su virilidad con un chillido de putas, pertenecen al elenco de abyecciones, alertas rojas, y en parte tristes huellas de la dictadura que la poes铆a de Enrique Lihn encuentra en los cuerpos raros. Le llaman la atenci贸n (en el sentido de concentraci贸n que tiene la palabra) la conmiseraci贸n y el respeto. 驴Se puede estas cosas juntas? Hay tiempos, sobre todo cuando comprender es un acto de car谩cter autodidacta, en que s铆. Se podr铆a hacer una historiograf铆a de c贸mo se ha le铆do a aquello que se aparte del esquema de g茅neros en los 煤ltimos 30 a帽os, pero habr铆a que dedicar un cap铆tulo espec铆fico para cada a帽o. Pocas percepciones con sus correspondientes aseveraciones p煤blicas han ido cambiando con tanta evidencia y velocidad. Es f谩cil pasar de adelantado a conservador y de acusado de libertino e irreverente a acusado de homof贸bico.

Lihn escribe estos poemas cuando la mirada por fuera de la 贸ptica obligatoria va solitaria y desviada de los discursos establecidos, se hace voyeurista tanto como atento observador, tambi茅n sopl贸n como el mismo Lihn se asume en uno de sus versos. En Par铆s situaci贸n irregular y El Paseo Ahumada aparecen ya estas figuras tan mitol贸gicas como de basurales que el poeta ensalza y desnuda como denuncia (en general las asocia a la prostituci贸n obligada, con hileras de dientes ausentes, la mendicidad que se hace espectacular en los a帽os ochenta y con la herencia de los reg铆menes represivos) y tambi茅n como banderas, 谩cido capaz de erosionar la cabecita del ciudadano y ciudadana bien pensantes, descendiente 鈥揳unque no quiera reconocerlo鈥 de la educaci贸n represiva en Chile, en Espa帽a, y en otros etc茅tera a los que pertenecemos. Las usa y las recupera, entre pionero en su mirada pol铆tica de las travestis y pol铆ticamente incorrecto a la luz del presente, de este a帽o, digamos. Se le dice 鈥渧ulgata鈥 a la traducci贸n de la Biblia que no viene del original sino del griego, es decir, a una versi贸n, repetici贸n y sospecha de infidelidad, divulgaci贸n y tambi茅n diferencia. Las llama cenicientas, juega con el tama帽o del zapato y con el pr铆ncipe que nunca llega, las llama caracoles, mariposas, eligiendo no por casualidad la met谩fora animal m谩s de una vez. Al principio da la impresi贸n de estar tom谩ndose la atribuci贸n de 鈥渉ablar por boca de ellas鈥, supone con una intromisi贸n que da miedo lo que siente, su relaci贸n pat茅tica con la masculinidad y con la vejez. Pero luego, poco antes de llegar al final, los poemas de Lihn se dan vuelta como quien atraviesa el espejo con el que estuvo reflejando a los otros y habla de la propia mirada. Es entonces cuando consigue dar vuelta la cl谩sica eleg铆a del Carnaval en un juicio del que ve, del que no se mancha la identidad mientras se entretiene con los otros.

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