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Viernes, 6 de junio de 2014
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Como ganarme la lotería

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texto Mery Ollena (40) madre de Carlos (21)

Siempre digo que para mí tener un hijo gay es como haberme ganado la lotería. Ser gay lo hace más cariñoso, más familiero, más comprensivo. Me resulta más fácil hablar con él de todas las cosas. Quizá si hubiera sido hétero, como el resto de mis hijos, yo hoy no lo tendría a mi lado así. Digo “así” en el sentido de que somos tan compañeros. Trabajamos juntos, pasamos mucho tiempo juntos. No tengo este tipo de relación tan linda con el resto de mis hijos. Veo que la mayoría de los hombres heterosexuales, a partir de los veinte años aproximadamente, se vuelven muy machistas y agresivos; eso no me gusta. Ese machismo se intensifica en la comunidad boliviana, de la que formo parte. Lo veo en mi pareja. Lo veía en todos los familiares que teníamos allá en Bolivia, que maltrataban a mi hijo Carlos por ser la hermosa persona que es. Carlos hoy tiene 21 años y es uno de los organizadores de Mateadas x la Diversidad. Yo siempre voy a las mateadas y soy muy amiga de sus amigos, me siento más cómoda entre gays, lesbianas y travestis que con el resto de las personas. Me llama la atención no haber conocido en todo este tiempo a los padres y madres de todos ellos. En estos años que estamos con las mateadas sólo conocí a dos mamás y una abuela. Cuando vivíamos en Santa Cruz, Bolivia, yo trabajaba haciendo y vendiendo bijouterie. Siempre amé eso. Y él también. Desde chiquito me ayudaba a elegir los colores y fue aprendiendo técnicas. Quizá por eso es que, ya viviendo acá, cuando me quedé sin trabajo a Carlos se le ocurrió que pusiéramos juntos este microemprendimiento de productos lgbt que llamamos Divina. Empezamos con las típicas pulseras del arco iris. Y en los últimos años vimos que ahí había todo un campo para explorar y vender, porque muy poca gente produce estas cosas. Empezamos a hacer banderas, llaveros, remeras, a venderlas en eventos y sobre todo en Plaza Dorrego. Se vende bastante bien. Yo veo que mucha gente se acerca a preguntar, pero algunos no se animan a comprar. Me gustaría que más gente se animara a llevar con menos miedo y más orgullo nuestros productos.

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