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Domingo, 19 de agosto de 2007
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Mendoza Temporada en Las Leñas

Mundo blanco

La temporada de esquí promete ser extensa este año, abundante en nevadas. Visita a Las Leñas, estación de corazón mendocino y de vocación internacional, ideal para los que nacieron con los esquíes en los pies.

Por Graciela Cutuli

El destino todavía es la nieve, el favorito del invierno, sobre todo este año que la temporada promete alargarse gracias a la abundancia del manto blanco sobre la Cordillera: sin embargo, no siempre es tan fácil decidir cuál será el centro invernal elegido. Entre parques de nieve, estaciones pequeñas y familiares y las de gran envergadura, cada cual tiene su gusto y su presupuesto, además del necesario cálculo de distancias: pero sin duda, entre las ganadoras de cada año está Las Leñas, por su extraordinario marco geográfico, la facilidad de acceso y el nivel de las instalaciones.

Sueño blanco. Al atardecer, el complejo de Las Leñas enciende las luces e ilumina el valle.

En Las Leñas se puede salir esquiando directamente desde el hotel, rodeados de un paisaje totalmente blanco, del que sólo asoman los techos del complejo como tímidas islas entre el manto de nieve. Relativamente lejos de Malargüe se siente la distancia con la ciudad, y por eso es el lugar ideal para el esquiador que busca no perder contacto con la nieve en ningún momento. Para alojarse, hay desde sencillos “dormy houses”, los preferidos del público más joven, hasta un hotel cinco estrellas con piscina climatizada in-out y todos los servicios. Huéspedes de unos y otros se cruzan en las pistas del complejo, 27 en total, aptas para principiantes (verdes), intermedios (azules), avanzados (rojas) y expertos (negras). Los lunes, miércoles y sábados se iluminan 1400 metros de pistas, y entonces Las Leñas adquiere un tono mágico, bajo la nieve deslumbrante y nocturna, donde sólo hacen sombra las siluetas vigilantes de los hoteles.

Todo el año

El complejo de Las Leñas está situado en el departamento mendocino de Malargüe. Inaugurado en 1983, con la aspiración de convertirse en una de las estaciones de esquí más modernas de Sudamérica, fue la concreción de un viejo proyecto: hacía mucho se hablaba de este valle, bautizado con el nombre de “Las Leñas” por un arbusto conocido como “leña amarilla” (coli mamil para los mapuches, típico de los alrededores), como de un lugar ideal para los deportes de invierno, por su ubicación en el eje norte-sur de la Cordillera, a una altura media. Al mismo tiempo, el bajo régimen de lluvias y el clima templado lo convierten en verano en el punto de partida para numerosas expediciones por la Cordillera, y cada vez más novedosas propuestas de turismo aventura.

Aerosillas para llegar a las alturas. Desde allí, el vértigo del descenso.

La historia del complejo, incluyendo curiosidades como el primer par de esquíes que se alquiló en tiempos de la inauguración, se puede conocer en el pequeño museo institucional situado en la base, donde se homenajea a los pioneros que hicieron posible la concreción del proyecto. Aunque falta un ejemplar de Magia blanca, la novela que a mediados de los ‘80 Eduardo Gudiño Kieffer ambientó precisamente en Las Leñas: “Era un lugar para ‘vivir en la nieve’ –escribe–. Pocos visitantes sabían que también era un milagro. Un doble milagro; por una parte se había creado en la soledad un edén para disfrutar de la compañía. Paradójicamente, la soledad ya no estaba sola. Por otra parte se había logrado que hombres de distintas latitudes, de distintas nacionalidades, de distintos idiomas, de distintas edades, de distinta formación, se hermanaran en el trabajo. Ya no eran ‘los de acá’ o ‘los de allá’: todos eran ‘hombres de Las Leñas’”.

La estación permite esquiar incluso en verano, en las pistas más altas que han conservado la nieve invernal, como probablemente vuelva a suceder este año. En invierno, la abundancia de nieve naturalmente imposibilita algunas excursiones en la zona de alta montaña, así como en Valle Hermoso, pero otras –como el Pozo de las Animas, la Laguna de la Niña Encantada, ambos asociados con leyendas, y el complejo termal de Los Molles– siguen accesibles y merecen la visita.

Un lugar ideal para el esquiador que busca no perder contacto con la nieve en ningún momento.

La base del complejo se encuentra a 2240 msnm, y la cumbre a 3440 msnm, sobre una superficie esquiable total de unas 500 hectáreas. Por si fuera necesario, en las pistas inferiores los cañones de nieve artificial garantizan la presencia de nieve durante toda la temporada. Cualquiera sea la época del año, el Cerro Las Leñas domina el valle: no es difícil distinguirlo, gracias a la rara forma de la cumbre, aunque en invierno depende de cuán despejado esté el cielo. Y si revela su silueta, para muchos es una invitación a volver en el verano e intentar el ascenso... una actividad sólo para quien tenga experiencia en las lides de montaña y en las cabalgatas, ya que la primera parte se hace a caballo, durante unas cuatro horas, para seguir luego a pie y en algunos lugares apelando al rappel.

Pura nieve

A la hora de esquiar, siempre hay que mantener las medidas de seguridad que indica cada centro, incluyendo las indicaciones de riesgo de avalancha (de débil a muy fuerte), que pueden obligar a suspender las indicaciones previstas. Sobre todo cuando se intenta el esquí fuera de pista, una opción inevitablemente atractiva para los más avezados, que Las Leñas propone a través del heliski, es decir, llevando a los esquiadores hasta las zonas más remotas en helicóptero, para desde allí emprender el descenso.

Una pileta de aguas cálidas para nadar inmerso en el magnífico paisaje nevado.

El centro tiene, por otra parte, un sistema muy interesante de alquiler de equipos y ropa de esquí: además del que se realiza habitualmente en la base, entre el hotel Acuario y el edificio de ingreso, y el nuevo rental entre los aparts Milla y Payén, es posible aprovechar el sistema fast track, que permite tomarse las medidas para el alquiler del equipo directamente en Buenos Aires. De este modo, el equipo ya está reservado a la llegada, y para quienes se alojan en los hoteles Piscis, Aries y Virgo es posible encontrarlo directamente en el establecimiento respectivo.

Por las noches, Las Leñas tiene vida propia. Todo se concentra en los hoteles, la base y las pistas, que ofrecen distintas opciones gastronómicas, y en la pirámide, con su centro comercial. Con el pasar de pocos días, todos se conocen, sobre todo porque muchos prefieren convertir la visita anual a Las Leñas en un rito anual de encuentro no sólo con el deporte sino también con los amigos. Y si se quiere arriesgar un poco, el casino más alto del mundo está allí, listo para tentar con las máquinas tragamonedas, black-jack, poker y punto y banca. Será cuestión de la suerte ver cómo termina el juego: y a diferencia de los caprichos del azar, se puede estar seguro de que al día siguiente en la naturaleza nada habrá cambiado, y una vez más Las Leñas amanecerá, después de las nevadas nocturnas, con su nieve intacta y sus pistas brillantes para invitar a deslizarse otra vez desde la cima hasta la base.

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