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Domingo, 30 de marzo de 2008
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CORDOBA > Itinerario serrano

Una vuelta por Traslasierra

A menos de doscientos kilómetros de la capital cordobesa está el valle de Traslasierra, uno de los destinos turísticos que más ha crecido en los últimos tiempos. De San Javier a Mina Clavero, un recorrido por sus ríos, playas y montañas.

Por Guido Piotrkowski
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Dique La Viña. Uno de los lugares a descubrir en un recorrido por Traslasierra.

Traslasierra es uno de esos nombres, una de esas palabras que acostumbramos a repetir sin siquiera pensar en su significado. Al final, de tanto escucharla, cierto día llega el momento de preguntarse: ¿Qué habrá detrás de las sierras? Y de descubrir que, no detrás, pero sí al pie de las sierras grandes de Córdoba, existe un valle inmaculado, de pueblos mansos y frescos ríos. El cerro Champaquí, con su pico que alcanza los 2886 metros sobre el nivel del mar, lo domina todo, y es el punto de referencia absoluto de este pedazo de la provincia mediterránea, pleno de mística y armonía. Si de relax se trata, recorrer estos parajes es una buena forma de comenzar.

YACANTO Y SAN JAVIER Estos dos pequeños pueblos, que bien podrían ser uno solo, se conectan por una calle-ruta, la RP 14, que funciona como hilo conductor del valle de Traslasierra. La principal, y tal vez única, diferencia entre ambos lugares es que Yacanto no posee la eficaz y pintoresca ecuación de plaza-iglesia-pulpería, mientras que San Javier sí. Alrededor de la plaza, entonces, encontramos una simple y bella iglesia de 1910 y la pulpería que también data de comienzos del siglo pasado, con los simpáticos ponies atados al palenque esperando por algún niño entusiasta que lo quiera llevar a dar una vuelta. Claro que también se alquilan caballos para los más grandes, que pueden elegir entre dar un paseo cercano, o aventurarse hasta lo más alto del Champaquí.

San Javier, dicen en los alrededores, es el lugar ideal para iniciar las excursiones hacia la cima del guardián de las Sierras Grandes, al que se puede acceder tanto a caballo como a pie. Asimismo, es posible ir en automóvil por el camino de Los Linderos hasta unos tres kilómetros antes de la cima, y luego culminar el ascenso caminando. La Quebrada del Tigre es otro de los seductores paseos a realizar por aquí, en el que se puede llegar al pie del cerro. Hay algunos trekkings y también diversas cabalgatas a elegir así como otros senderos que llevan a pequeñas y semiocultas cascadas con ollitas de agua donde refrescarse.

Karen, de la ciudad de Córdoba, y su familia, los Rubino, se instalaron en San Javier hace más de una década, y pasan todo el año en este pueblo encantador. Como tantos otros habitantes de la región, alquilan sus casas por temporada, un detalle a tener en cuenta para quienes piensan en pasar sólo un par de días por estos pagos. Karen, cuarenta y tantos aires de hippie, atuendo hindú, recomienda ir a Boca del Río, un dique nivelador que forma un delicioso lago, ideal para nadar, alquilar un bote o pescar truchas y pejerreyes. Se encuentra en el poblado de Las Tapias, sobre el río Los Sauces, y cuenta con un camping espacioso, silencioso y muy verde, como para dormir en aquel paraje bajo un cielo pleno de estrellas.

ROSAS, ACEITES E HISTORIAS Siguiendo el hilo conductor de la ruta provincial 14, unos diez kilómetros en dirección noroeste, uno se topa con Villa de las Rosas. Al lado del camino proliferan los hospedajes, restaurantes y puestos de artesanías y productos típicos, como las hierbas aromáticas o el aceite de oliva, orgullo del lugar. Para comprobarlo, solo basta una visita a la fábrica y plantación de Ollium, un pequeño emprendimiento familiar en expansión, que se convirtió en el principal de la región. El lugar está abierto para saciar la intriga del viajero, que puede aprender un poco más sobre el proceso de elaboración de esta exquisita variedad del aceite comestible.

Villa de las Rosas es conocida también como Portal del Cerro, ya que sólo siete kilómetros la separan del acceso al Champaquí. Entrando en la ciudad-pueblo, sorprende la plaza, muy prolija y llena de rosas, rodeada de establecimientos tan disímiles como el puesto sanitario, un restaurante pintoresco y otro no tanto, un antiguo bar donde los parroquianos conversan baraja en mano, un par de supermercados, tiendas de pueblo, y más...

Desde la villa se abren muchos senderos para elegir, algunos de los cuales son ideales para los amantes del mountain-bike. Claro que también las cabalgatas y el trekking son bienvenidos en estas tierras, sobre todo en dirección a Los Molles y Las Chacras, dos enclaves para conocer.

Unos pocos kilómetros hacia el noroeste se encuentra Los Hornillos, y, pegado, Las Rabonas, dos lugares perfectos para la siesta. Pasen y vean. Nancy es la propietaria de un almacén –donde sirven pizza al mediodía– y un local de artesanías varias, uno al lado del otro. Dice que Las Rabonas le debe su nombre a una vieja historia. “Cuando vinieron las tropas de Sobremonte, acamparon por aquí. Los indios aprovecharon la noche para cortarles las rabonas (crines) a las yeguas de los colonizadores” relata, como para ubicarnos en tiempo y espacio.

La ruta, de pausado ascenso, conduce a Los Hornillos. Es difícil encontrar los límites, las fronteras entre uno y otro sitio en Traslasierra. Pueblos sin fundación, forjados a medida que se poblaron, se funden y confunden. Desde Los Hornillos se puede cabalgar hasta La Ventana, y asomarse desde esta curiosa piedra al Valle de Calamuchita, al otro lado de las Sierras Grandes.

LEGENDARIO NONO El pequeño pueblo –donde se instaló en los ochenta Luca Prodan, líder del grupo de rock Sumo– es uno de los más antiguos del valle. Este apacible lugar debe su nombre al vocablo quechua “ñuños”, que significa senos de mujer, y que remite a los dos cerros en las márgenes del río.

Carlos tiene un jeep de la Segunda Guerra Mundial, y realiza una excursión siguiendo una vieja huella por la que pocos vehículos se atreven hoy en día. “Este era un camino por donde, hace unos cincuenta años, sólo pasaban las carretas y estaba marcado por mulas”, cuenta. El destino del paseo por este camino alternativo es el Dique La Viña, al cual se accede tras unos veinte kilómetros por la ruta 14. Y su fin, mostrar y contar algo más de Nono y sus alrededores. En el traqueteo del sendero –el jeep se ladea sin cesar– Carlos habla del que parece ser su lugar en el mundo, aunque durante el invierno viva en la ciudad de Córdoba. “Nono y Mina Clavero han sido unos de los últimos asentamientos aborígenes en colonizarse, ya que por la ubicación resultaba difícil llegar hasta aquí”, explica, casi a los gritos. El vehículo es ruidoso y hay que esforzarse para escuchar y ser escuchado. “Dicen que los comechingones de por aquí eran medio vagos y graciosos, como el cordobés. No construían, vivían en cuevas. Hacían un pozo, tiraban un cuero encima y nada más”, comenta Carlos, con sonrisa tímida. El sendero corre por el medio de lo que alguna vez fue un gran bosque de algarrobos, especie de la que hoy quedan solo algunos en pie, consecuencia de los incendios y la tala indiscriminada. Unas pocas granjas con un puñado de cabras se ven en el camino. Son el principal sustento de los lugareños, ya que no es un suelo apto para la agricultura. Casi una hora después, se llega a un valle tapizado de verde y al lago que forma el dique La Viña, cuyo paredón se vislumbra varios kilómetros más al sur.

Yendo hacia el lado este de Nono, unos siete kilómetros y al pie de las sierras, está el balneario Paso de las Tropas, donde desciende lentamente el río Chico formando una sucesión de ollas. Cerca de la bajada del camping San Bernardo, siguiendo el curso de la acequia, se llega a La Toma, una olla enclavada en un maravilloso paraje donde un peñasco de unos quince metros hace las veces de trampolín para los más osados.

MINA CLAVERO El último punto del recorrido sobre la ruta 14 es esta pequeña ciudad, que le debe su nombre al cacique comechingón Milac Navira, y es el balneario más popular de la región. Hay varias playas que se forman sobre las márgenes de los ríos Panaholma y Mina Clavero, que se unen formando el río Los Sauces. En verano, la calma serrana se diluye con el bullicio de la gran cantidad de turistas que eligen este lugar para pasar sus vacaciones. Aun así, bien vale la pena visitar sus diversas playitas, y el sinfín de arroyos que descienden formando cascadas, además de atracciones como Los Elefantes y Los Cajones, llamativas formaciones rocosas.

Saliendo de Mina Clavero, se puede tomar el camino de las Altas Cumbres, en dirección a la capital cordobesa, un fantástico recorrido con paisajes memorables, entre los que se encuentra el balneario Baño de los Dioses, los que seguramente pasaron por aquí y regaron este valle de belleza celestial.

LA ALQUIMISTA

“Somos la primera licorería artesanal de Córdoba. Mi familia está aquí desde 1877, cuando sólo se destilaba grappa. Hoy en día hacemos de todo, vodka, whisky, fernet y hasta licores ‘temáticos’, personalizados en base a la vida y el carácter de cada uno”, explica Mirta, orgullosa, mientras testea un licor de huevo que le acerca su hija. “Le falta”, dice tajante. La licorería Eben Ezer es un pintoresco caserón que se encuentra en el poblado de Las Calles, pegado a Nono. La gran variedad de licores de todo tipo y aguardientes asombra. Los hay frutales, florales, de hierbas y especiales. “La gente me dice los lineamientos generales de su vida y yo les hago un licor a medida. Como ejemplo puedo decir que, para la felicidad, se le da el toque final con flores, como el jazmín, las violetas, rosas o lilas. Todo depende del color que se quiera obtener, ya que cada uno tiene su significado. El violeta, por citar uno, es espiritual”, revela esta verdadera alquimista. “El licor lleva el nombre propio, luego le doy la receta y después lo puede preparar uno mismo, si se anima.”

DATOS UTILES

Cómo llegar: En avión: Aerolíneas Argentinas y Lan tienen vuelos diarios a Córdoba. Tarifa: desde 500 pesos ida y vuelta, saliendo de Buenos Aires. En ómnibus: Son varias las empresas que cubren el trayecto. Tarifa: desde 85 pesos ida sola en coche semicama. En auto: Saliendo de la Capital Federal, tomar Panamericana hasta ruta 9. Desde allí hasta la localidad cordobesa de Río segundo, donde se convierte en ruta 45, son unos 670 kilómetros. Luego se toma el camino de las altas cumbres que desemboca en Mina Clavero.

Excursiones: Los Nonos Expediciones: (0351) 156535014. Frente al Gran Hotel Nono.

Dónde dormir: Traslasierra tiene una gran oferta de hospedaje y alojamientos de todo tipo, desde los campings más básicos hasta cabañas exclusivas, pasando por casas particulares. El camping San Bernardo, en Paso de las Tropas, es un lugar tranquilo y con cupo limitado para las carpas. También cuenta con algunas cabañas. Tel.: (03544) 49-8180. [email protected]

Dónde comer: Sabores que Matan: Comida casera y música en vivo jueves viernes y sábados. San Javier: (03544) 48-2153

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