Los 煤ltimos d铆as de las vacaciones de invierno prometen prolongarse en el pr贸ximo fin de semana largo de agosto, dos ocasiones ideales para hacerse una escapada de esas que, con poco tiempo y muchas ganas, permiten multiplicar el valor de los d铆as de descanso. Se puede ir m谩s o menos lejos 鈥揳l fin y al cabo, ya se sabe que la verdadera distancia es la que se pone con la cabeza鈥, pero es cierto que la distancia f铆sica ayuda a desconectar celulares, suspender obligaciones y lograr la tan buscada distancia mental. Para lograrlo, algunas propuestas que van desde el 鈥渁qu铆 nom谩s鈥 del Delta hasta el tir贸n que implica llegar a Fort铆n Mercedes, en una serie de viajecitos que tanto invitan a ir detr谩s de las huellas de los piratas como a descubrir la cultura danesa o las tradicionales tierras de los 鈥渂andidos rurales鈥. Y hay todav铆a m谩s para conocer...
LAS MARIANAS S贸lo los entendidos saben que ese paisaje llano apenas interrumpido por un gran tronco cortado, en el que se apoya Le贸n Gieco en la portada de su 谩lbum Bandidos rurales, es el de Las Marianas, un tranquilo pueblito a 30 kil贸metros de Navarro. Kil贸metros que se recorren por un camino de tierra solitario, donde s贸lo van y vienen los veh铆culos de los 500 habitantes del pueblo y de las estancias de la zona. Las Marianas conoci贸 sin duda tiempos m谩s felices: fundado en diciembre de 1908 por Eduardo Vidal, y as铆 llamado por un importante establecimiento ganadero local, el pueblo naci贸 en torno de la estaci贸n ferroviaria donde se centraban el comercio y traslado de productos agrarios y de granja. Entretanto, la poblaci贸n se desarrollaba en torno de los tambos y las f谩bricas de crema, queso y manteca que prosperaban en una zona tradicionalmente lechera.
Las Marianas es un peque帽o viaje en el tiempo: el cierre del tren aisl贸 al pueblo, donde hoy se visitan justamente la vieja estaci贸n ferroviaria, la plaza arbolada junto a la cual se levanta la capilla Santa Teresita del Ni帽o Jes煤s, y el bar-almac茅n El Recreo, toda una postal del mundo rural de otros tiempos. La cordialidad de la gente completa el valor de una visita encantadora, durante la cual hay que hacer un alto en la panader铆a 鈥搎ue ya lleva varias generaciones鈥 para probar el pan casero, los pastelitos y las facturas con que se levanta cada ma帽ana la gente de Las Marianas. Una linda opci贸n, adem谩s de hacer el recorrido en auto, es sumarse a las salidas en mountain-bike por la zona.
EL CORREDOR DANES El gran crisol que fue la Argentina de principios del siglo XX atrajo tambi茅n a numerosos inmigrantes daneses, que se asentaron sobre todo en el sur de la provincia de Buenos Aires. En la zona de Tres Arroyos, Bah铆a Blanca y Tandil, entre otras localidades, no es raro toparse con apellidos n贸rdicos largamente arraigados en las pampas. Esa herencia se agrupa hoy en un circuito que recorre distintas estancias bajo el nombre com煤n de 鈥渃orredor tur铆stico dan茅s鈥: sus due帽os, especializados en el desarrollo de productos agropecuarios de alto nivel, preservaron h谩bitos y costumbres danesas heredadas del entorno familiar, y hoy buscan perpetuarlas y darlas a conocer, una tarea en la que cuentan con el apoyo del INTA. El corredor tur铆stico dan茅s pasa por el Club Dannevirke, junto a una laguna cercana a Necochea y la localidad de San Cayetano; las estancias San Severo y San Juan, tambi茅n de San Cayetano (la primera organiza d铆as de campo y ense帽anza de gastronom铆a danesa; la segunda ofrece pesca deportiva y participaci贸n en las tareas agr铆colo-ganaderas); la estancia El Tr茅bol en Orense, donde se ofrecen safaris fotogr谩ficos, clases de telar, avistaje de ciervos y visitas a un taller de soga en un pueblo rural cercano; el Colegio Argentino Dan茅s de Cascallares y la Estancia Baavandshuk, en Copetonas, que invita a pasear en carruajes antiguos, conocer su museo y avistar aves, una actividad que tiene un enorme potencial en la regi贸n y 鈥搒e cree鈥 puede atraer a numerosos visitantes extranjeros.
PIRATAS EN EL DELTA Hoy es uno de los paseos m谩s populares y accesibles desde Buenos Aires. Sin embargo, el Delta guarda numerosos secretos sobre los viejos piratas que antiguamente asaltaban las embarcaciones en viaje por sus aguas. Sobre el r铆o Carabelas, a unos 20 minutos de navegaci贸n desde el puerto de Escobar y aproximadamente una hora desde Tigre, se encuentra la reserva La Juana, cuyas 60 hect谩reas forman parte de un 谩rea protegida por la Unesco, ideal para hacer caminatas de reconocimiento de flora y huellas de animales, practicar avistaje de aves, safaris fotogr谩ficos y salidas de pesca. Durante el paseo se puede recordar que el Delta del Paran谩 鈥揷ultivado por abor铆genes y jesuitas hasta su expulsi贸n en 1767鈥 fue tras largo tiempo una zona abandonada, ideal para el refugio de piratas y contrabandistas: all铆 fondeaban las carabelas que iban y ven铆an, cargadas de mercader铆a, en 茅pocas del Virreinato. F谩cil blanco de ataques de piratas y corsarios, que r谩pidamente se perd铆an en la vegetaci贸n virgen de las islas, esas embarcaciones son las que dieron nombre al r铆o donde hoy se encuentra la reserva. Claro que no faltaron los intentos gubernamentales de controlar la actividad de estas bandas, con distinto 茅xito: finalmente, lo que m谩s funcion贸 fue la entrega de las tierras a los inmigrantes que llegaron para colonizar la zona a fines del siglo XIX. Hoy es posible visitar la reserva y alojarse en caba帽as totalmente equipadas, aprovechando los d铆as de descanso para disfrutar de las playas privadas o participar en excursiones guiadas de medio d铆a y d铆a entero.
SAN PEDRO Y EL PARANA San Pedro es interesante por donde se lo mire: descanso, naturaleza, historia y actividades n谩uticas se disputan el tiempo libre de los visitantes en esta ciudad a orillas de las barrancas del Paran谩, que gusta a grandes y chicos por igual. Adem谩s del casco hist贸rico, y los museos 鈥揺n particular el que guarda valiosas piezas f贸siles halladas en la zona鈥, San Pedro es tentadora para los golosos porque posee no s贸lo importantes plantaciones de c铆tricos sino tambi茅n su propia 鈥渞uta de la ensaimada鈥, una especialidad que lleg贸 con los inmigrantes mallorquines y que hoy es distintiva de los sampedrinos. Tan famosa es que tiene su fiesta propia, en el fin de semana largo del mes de agosto. Pesca en el r铆o, salidas n谩uticas, caminatas de interpretaci贸n junto al r铆o y por la pampa ondulada son algunas de las opciones, adem谩s de las visitas a las plantaciones y los galpones de empaque, que permiten combinar la visita con el conocimiento de las actividades productivas de la regi贸n. A pocos kil贸metros se visita la Vuelta de Obligado, el hist贸rico sitio donde en 1845 las fuerzas argentinas impidieron el paso de la armada anglo-francesa. Y no hay que dejar de conocer El Sue帽o del Tano, un interesante parque de esculturas en cemento realizadas 铆ntegramente por un inmigrante sardo afincado en San Pedro.
El parque tiene adem谩s un museo con toda clase de objetos hist贸ricos y curiosos donados por habitantes de San Pedro, que hoy constituyen una suerte de viaje hacia el pasado de la vida cotidiana local.
PESCA Y ALGO MAS EN MADARIAGA El invierno es tiempo de pejerreyes, y General Madariaga invita para la ocasi贸n a su concurso de pesca 鈥淓l pejerrey de oro鈥, los d铆as 18 y 19 de agosto. La cita es en la laguna la Salada Grande, y habr谩 tambi茅n elecci贸n de la reina y cena para todos los participantes. Pero la ocasi贸n es ideal para recorrer la ciudad, vieja conocida de quienes transitan la ruta a Pinamar y una de las cabeceras del turismo gaucho en la provincia de Buenos Aires: jineteadas, desfiles, fogones y fiestas populares hacen vivir y revivir la tradici贸n pampeana a lo largo de todo el a帽o. Lo primero que se impone es el recorrido urbano: el Museo del Tuy煤, ubicado en la antigua estaci贸n de tren de arquitectura inglesa; la 鈥渃asa t铆pica鈥 de madera llevada a principios de siglo por las familias pioneras desde General Lavalle; el parque Anchorena; el taller El Tamarisco, donde se realizan artesan铆as en soga; el taller de orfebrer铆a donde se puede ver el tallado de piezas de plater铆a criolla y la antigua pulper铆a La Cruz del Sur, con su piso de ladrillo y las paredes de duraznillo revocadas en barro. Los alrededores de General Madariaga tambi茅n son ideales para visitar algunos establecimientos productivos: hay tambos ovinos y caprinos, con elaboraci贸n artesanal de quesos; colmenares; talabarter铆as; huertas y plantaciones de kiwis (cosecha en abril-mayo) y duraznos (cosecha en verano).
FORTIN MERCEDES En algunos lugares de la provincia de Buenos Aires, la historia parece volverse m谩s tangible. Uno de ellos es Pedro Luro, a orillas del r铆o Colorado, en el camino que va entre Carmen de Patagones y Bah铆a Blanca: all铆, sobre la cinta gris y casi desierta de la Ruta 3, un complejo hist贸rico recrea los tiempos en que estas tierras eran fronterizas con territorio indio. Pedro Luro tiene un hotel termal (actualmente en fase de remodelaci贸n), junto a una laguna con balneario ideal para el verano, pero lo que evoca los tiempos de la Conquista del Desierto es la reconstrucci贸n de un fort铆n que hoy se ve tal como era en 1873. Dentro de las empalizadas del fort铆n se ven las barracas de madera, ambientadas con mu帽ecos de cera que recrean la vida cotidiana en la tierra de frontera. El Fort铆n Mercedes forma parte de un complejo salesiano muy visitado por los fieles que recorren el mausoleo donde est谩 sepultado Ceferino Namuncur谩, 鈥渆l indio santo鈥 recientemente beatificado. El conjunto incluye un museo muy interesante y bien cuidado, que adem谩s de relatar la vida de Namuncur谩 dedica buena parte de su espacio a la naturaleza de esta regi贸n que ya empieza a mostrar los primeros paisajes patag贸nicos. Animales embalsamados, incluidos en excelentes recreaciones de su ambiente, adem谩s de sectores dedicados a los tehuelches y araucanos, con la reconstrucci贸n de sus tolder铆as, permiten adentrarse en el coraz贸n de esta regi贸n, donde fueron encontrados numerosos utensilios ind铆genas. Pedro Luro est谩 adem谩s a unos 150 kil贸metros de Viedma y Bah铆a Blanca, respectivamente, de modo que la visita permite combinar las tres ciudades.
LA SUIZA URUGUAYA Antes se la conoc铆a como Colonia Suiza, hoy como Nueva Helvecia, pero cualquiera de sus nombres revela qui茅nes fueron sus fundadores. Esta localidad uruguaya situada cerca de Colonia, a unos 120 kil贸metros de Montevideo, comenz贸 su desarrollo a mediados del siglo XIX, cuando llegaron las primeras olas de inmigraci贸n europea: alemanes, austr铆acos, italianos y sobre todo suizos se asentaron en esta parte de Am茅rica con la esperanza de escapar a la crisis econ贸mica de sus pa铆ses natales y comenzar una nueva vida de la mano de la prometedora riqueza del nuevo continente. Buen recuerdo de aquellos or铆genes son las festividades que se realizan en ocasi贸n del 1潞 de agosto, d铆a de la fiesta nacional suiza, que en Nueva Helvecia suele prolongarse a veces hasta un mes con distintos eventos y conmemoraciones. Numerosos edificios y monumentos recuerdan en la ciudad a sus pioneros y fundadores, as铆 como los oficios y tradiciones que llevaron con ellos. Tambi茅n se descubrir谩n r谩pidamente los escudos que, en cada edificio, remiten a los cantones suizos de donde llegaron los primeros pobladores. Asimismo, en las especialidades de la mesa, y sobre todo en los productos l谩cteos, Nueva Helvecia rinde homenaje a sus or铆genes: por eso es el lugar ideal donde probar una fondue o la t铆pica raclette tal como se puede comer en Suiza. Tambi茅n se puede optar por un d铆a de campo o las propuestas de turismo rural de las estancias de la zona.
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