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Domingo, 16 de mayo de 2010
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FESTIVALES. Celebraciones populares

El mundo era una fiesta

Santos, dioses y peregrinos. Danzas tradicionales, baños rituales, fuegos artificiales: de Occidente a Oriente, un recorrido por algunas de las fiestas populares y religiosas más atractivas del mundo, que valen un viaje y permiten descubrir la esencia de un pueblo en sus celebraciones.

Por Guido Piotrkowski
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El Inti Raymi o Fiesta del Sol. Una recreación del antiguo rito precolombino.

Todos los pueblos del planeta rinden culto. Cultos divinos, paganos, mundanos, delirantes. Cada una de las culturas se expresa a través de estos ritos, reflejados en interesantes y coloridas fiestas populares a lo largo y ancho del globo. Fiestas que atraen, además de peregrinos, a los viajeros curiosos, aquellos convencidos de que para conocer cierto lugar no es suficiente con pisarlo y traer de vuelta unas cuantas instantáneas, sino que es esencial tomar contacto con su gente y sus costumbres.

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO España es tierra fértil en terreno de festejos populares. San Fermín, las Fallas de Valencia y San Juan, por citar algunas de las tantas que se suceden a medida que pasa el calendario, atraen multitudes año tras año. La noche del 23 de junio, durante los festejos sanjuaninos, para recibir al solsticio de verano y ayudar a que el sol “no pierda fuerzas” se prenden enormes fogatas en las calles y playas en todo el país.

Esta celebración viene de tiempos inmemoriales y tiene su raíz en la época de los ritos agrarios, cargados de mitos y leyendas, magia, duendes y hadas. En aquellos tiempos las fogatas se encendían el día 20, víspera de la jornada más larga del año, el 21 de junio, y se pedía por la fecundidad y las cosechas. Sin embargo, en la era cristiana la fiesta se junta con la conmemoración del nacimiento de San Juan Bautista, el 24 de junio. Poco antes de la medianoche, se encienden las hogueras y la gente se reúne alrededor del fuego en una larga noche de juerga. Beben queimada, una bebida originaria de Galicia y considerada mágica: hecha a base de aguardiente de orujo, azúcar y cáscara de limón, se dice que libera el alma y la purifica de los malos espíritus. Los más osados se animan a saltar tres veces sobre el fuego: de lograrlo, todos sus problemas serán quemados. Es en Alicante donde se lleva a cabo uno de los mayores festejos de toda España, declarado de interés turístico internacional: las hogueras, que en este caso son monumentos en madera, cartón, corcho y pintura, se arman en los días previos y se queman al mismo tiempo que una enorme batería de fuegos artificiales estalla en el firmamento.

TIERRA DEL CARNAVAL San Juan, o Sao Joao, también llegó hasta Brasil. De la mano de los portugueses, el rito cruzó el Atlántico y se convirtió, a través del tiempo, en la excusa para la fiesta popular más larga del país: las Festas Juninas. La celebración se empieza a palpitar a mediados de mayo, pero comienza oficialmente el 13 de junio con la fiesta de San Antonio, sigue con los festejos de San Juan el 24, y finaliza con los de San Pedro el 29 de junio. Está profundamente arraigada en el sertao (desierto) nordestino, sobre todo en las localidades de Caruarú en Pernambuco, Campina Grande en Paraíba, o Mossoró en Río Grande do Norte, donde los campesinos agradecen y al mismo tiempo piden por las lluvias a San Juan y San Pedro. Más de un millón de personas bailan forró –ritmo típico nordestino– y quadrilhas –baile emparentado con las poblaciones rurales–, disfrazados con vestidos típicos y sombreros. Cada noche se congregan más de 150 mil almas para disfrutar no sólo de la música, sino también de las comidas y bebidas típicas en las coloridas ferias montadas para la ocasión. El cuscús, la pamonha (crema dulce de choclo envuelta en la chala del choclo) y el pé-de-moleque (barra de maní y caramelo) más grandes del mundo se hacen durante estas festividades, en las que se prende una hoguera de 12 metros.

EL REY SOL Las civilizaciones precolombinas adoraban al sol como a un dios. Fuente de calor y de vida, Inti era el ser supremo para los habitantes originarios de América. En la explanada de la fortaleza peruana de Sacsayhuamán, un conjunto de ruinas ubicado muy cerca de la pintoresca Cuzco, otrora capital del imperio inca, año a año se lleva a cabo el Inti Raymi, o Fiesta del Sol, celebración ancestral y de origen agrario para dar la bienvenida al solsticio de invierno, el 24 de junio. Desde 1944 se realiza una puesta en escena totalmente guionada del rito original, prohibido con la llegada de los colonizadores, basada en las crónicas de época de Garcilaso de la Vega.

En el multitudinario evento se reconstruye la procesión desde Qorikancha o Templo del Sol, en la que se lleva al Inca en su trono y se simula el sacrificio de dos llamas para vaticinar el futuro, tal cual se hacía en aquellos tiempos. La gente se viste a la usanza de sus antepasados y los turistas se agolpan para observar el espectáculo desde unas gradas especialmente instaladas en el complejo arqueológico. En la Plaza de Armas de Cuzco, en tanto, los conciertos al aire libre se suceden antes, durante y después de esta gran celebración, una de las mayores de Latinoamérica.

TODOS LOS MUERTOS Los aztecas creían que los muertos iban a Mictlan, una suerte de sala de espera espiritual, y podían retornar a sus hogares una vez en cierta época del año. Antiguamente las fiestas en honor a los muertos se realizaban en julio y agosto, y se extendían a lo largo de todo un mes. Con la llegada de los españoles, que quisieron imponer su festejo del Día de Todos los Santos y Todas las Almas, la celebración se fusionó y fue corrida al 2 de noviembre.

Banda popular en las Fiestas Juninas, muy arraigadas en el nordeste brasileño.

Los pueblos originarios tenían una concepción de la muerte muy diferente a la de la cultura hispana: creían que las almas de las personas iban al cielo o al infierno según cómo habían fallecido, y no por su comportamiento en vida. En la actualidad, cada 2 de noviembre los cementerios mexicanos se pueblan de familiares que van a visitar a sus seres queridos. Pero no es una visita solemne, al contrario: es un gran festejo animado por bandas de mariachis, bailes y picnic junto a las tumbas. Es que al difunto hay que honrarlo y llevarle las comidas que más le agradaban. Es una jornada que se aprovecha para limpiar las lápidas y decorarlas con velas y flores nuevas, papel picado y fotografías, o construir nuevos altares. En noviembre de 2003, la Unesco declaró esta festividad como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

PARTE DE LA RELIGION Los sadhus son ascetas, hombres que han renunciado a todos los bienes materiales. Algunos de ellos viven en templos o cuevas, y muchos otros deambulan incansablemente por la India, sobreviviendo de las limosnas y el alimento que les provee la gente. El festival Kumbhamela, o “reunión del cántaro”, en sánscrito, es un peregrinaje que se realiza cuatro veces cada doce años, en ciclos de a tres años y en cuatro ciudades sagradas alternativamente: Praiag, Hardwar, Ujjain y Nasik. Sus orígenes encuentran teorías diversas. Algunos lo remontan a rituales de fertilidad en los que el cántaro representaba el útero o la Diosa Madre, en tanto otros estudiosos afirman que está relacionado con la época de siembra, cuando los campesinos mojaban en el río los granos a fin de tener una buena cosecha. Es un acontecimiento multitudinario: en febrero pasado, durante el pico de concurrencia, se estimó que más de cincuenta millones de personas asistieron para bañarse y purificarse en las aguas del sagrado río Ganges.

Los sadhus, magros, de largas barbas y túnicas, son los primeros en llegar y hacen su entrada oficial en un desfile montados en elefantes, caballos, camellos, o carros y altares. Se reúnen en akharas o asambleas de sadhus, fuman chilum, una pipa sagrada que contiene marihuana, e intercambian ideas acerca de la religión. Ellos son los primeros que pueden sumergirse en los baños rituales, a la hora indicada por los astrólogos. Ingresan desnudos, con un rosario de cuentas, y luego cubren su cuerpo con cenizas. Solamente cuando ellos ya hicieron sus abluciones puede hacerlo el resto de los peregrinos, que buscan la bendición de uno de los tantos ascetas y yoguis que se concentran por aquí, a cambio de ofrendas y donaciones. Para el próximo Kumbhamela habrá que esperar: será en 2013, en Praiagz

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