Dormir en una estancia patagónica, en plena estepa, es algo asà como el ideal de aislamiento para el viajero en busca de tranquilidad absoluta, con muy poca gente en cientos de kilómetros a la redonda. Esos inmensos campos ovejeros a lo largo y en las adyacencias de la Ruta 40 suelen tener cascos de estilo inglés que brindan alojamiento a quienes recorren el vasto territorio de la provincia de Santa Cruz, tan grande como Gran Bretaña.
El viaje por las estancias santacruceñas tiene aires de travesĂa y requiere un mĂnimo de diez dĂas. De una a otra, se visitan tambiĂ©n en el itinerario la Cueva de las Manos y los famosos glaciares, además de secretos naturales como los extraños paisajes del Camino del Monte Zeballos, rarezas geolĂłgicas como el Arco del Lago Posadas y el Parque Nacional Perito Moreno, que no es el mismo de los glaciares.
Desde el parador La Leona —entre El ChaltĂ©n y El Calafate— se organizan bajadas de rafting.COMIENZO DEL VIAJE Quien planifique este viaje por Santa Cruz con auto propio puede iniciar el periplo por el norte de la provincia, bajando desde Bariloche y Esquel por la Ruta 40 hacia la localidad de Perito Moreno y siempre bordeando la Cordillera de los Andes. La otra alternativa es volar hasta El Calafate y alquilar allĂ un auto para devolverlo luego en Bariloche. El sector de la Ruta 40 que se propone recorrer en esta nota está pavimentado en un 50 por ciento, y la entrada a las estancias es de ripio. Aunque en general se encuentra en buen estado, los dĂas de lluvia este detalle puede complicar el tránsito con un auto comĂşn. Un vehĂculo 4x4, o al menos elevado, es lo más recomendable.
Si se ingresa desde el norte por la Ruta 40 hacia Perito Moreno, se puede seguir viaje 60 kilĂłmetros más hasta la estancia Cueva de las Manos, desde donde se visita el famoso sitio arqueolĂłgico. Quienes dispongan de un vehĂculo 4x4 pueden dar una vuelta más larga, yendo primero a Los Antiguos. AllĂ es posible hacer noche en algĂşn hotel o seguir viaje hacia el sur por el deslumbrante Camino del Monte Zeballos, una ruta de ripio que ofrece algunos de los paisajes más espectaculares de toda la Patagonia.
Conviene recorrer sin apuro el Camino del Monte Zeballos (RP 41) para tomarse el tiempo de una parada en el sitio, donde hay unas extrañas geoformas llamadas “diques basálticos”, que se ven desde la ruta como cuchillas de piedra trepando las laderas. El destino final es el pueblo de Hipólito Yrigoyen, a 170 kilómetros de Los Antiguos, donde se puede dormir en la antigua posada del Lago Posadas o seguir 38 kilómetros más hasta la estancia Suyai.
El atractivo principal de HipĂłlito Yrigoyen son sus lagos, el Posadas –con su curioso arco natural– y el PueyrredĂłn, separados por un estrecho istmo por donde pasa un camino que lleva hasta la estancia Suyai. El origen de la estancia, a orillas del PueyrredĂłn, se remonta a la dĂ©cada del ’20: pertenecĂa por entonces a la firma Casa Folch, dueña de un barco que traĂa lana desde Chile navegando por el lago argentino-chileno. La estancia, sobre unas 2500 hectáreas, tenĂa una pulperĂa y un almacĂ©n de ramos generales, cuyo largo mostrador de madera y estanterĂas hasta el techo se han conservado hasta hoy.
La estancia Suyai cuenta con dos cabañas y tres dormitorios más con baño privado. Además hay un camping con baños, agua caliente y luz eléctrica, y un refugio para ocho personas. Los viajeros suelen quedarse hasta una semana y se dedican a pescar, salir en cuatriciclo, a caballo o a pie, o simplemente a descansar.
Un alto en el Camino del Monte Zeballos para explorar los vericuetos del paisaje.HACIA LA CUEVA DE LAS MANOS Desde Hipólito Yrigoyen, la gira continúa por la RP 39 hasta un poblado muy pequeño llamado Bajo Caracoles, donde se toma la Ruta 40 hacia el norte hasta la estancia Cueva de las Manos. Quienes no hayan hecho el rodeo por Lago Posadas directamente llegarán a cualquiera de las dos estancias por la 40 desde Perito Moreno.
En la estancia Cueva de las Manos se organizan excursiones a dos de los sitios arqueolĂłgicos más antiguos del paĂs: la Cueva de las Manos y el Alero Charcamata. Para llegar a la famosa cueva, se hace un trekking de exigencia media –justificado por la imponencia del paisaje– que atraviesa el cañadĂłn del rĂo Pinturas. TambiĂ©n se puede llegar en vehĂculo, por el camino habitual.
La siguiente parada, siempre en el norte santacruceño, es en el poco visitado Parque Nacional Perito Moreno, que no debe ser confundido con el Parque Nacional Los Glaciares, donde se encuentra el glaciar Perito Moreno. A pesar de su imponencia no es tan conocido, y la Ăşnica explicaciĂłn posible es su lejanĂa y aislamiento.
En el parque, la naturaleza patagónica sorprende no sólo por su belleza sino también porque presenta un perfil diferente a cualquier otro, con paisajes montañosos sin bosques en plena Cordillera de los Andes. Desde la zona de Cueva de las Manos se llega desandando el mismo camino por la Ruta 40 hacia el sur –previo paso por Bajo Caracoles– para tomar la RP 37 hacia el oeste (no está pavimentada).
Dentro mismo del Parque Nacional Perito Moreno se levanta la estancia La Oriental, donde los huĂ©spedes suelen quedarse dos noches. Hay quienes visitan el sitio en dos dĂas, sumando alguna cabalgata o caminata dentro de la estancia. La estadĂa tambiĂ©n permite conocer actividades propias del quehacer rural como el amanse de potros, la esquila de las ovejas o el carneo de una vaca. Todos los viajeros llegan con auto, ya que no hay prestadores que ofrezcan excursiones al parque.
La estancia La Oriental tiene un perfil rústico. Sus dueños originales fueron unos uruguayos que se instalaron en la zona entre 1915 y 1918; sin duda, el nombre permite adivinarlo... La estancia tiene 21 mil hectáreas, de las cuales seis mil están dentro del parque: dado que es un área protegida la estancia no puede criar ganado; sólo debe ofrecer servicios para el turismo.
En el trayecto hacia La Oriental suelen verse manadas de ñandĂşes corriendo despavoridos, tropillas de decenas de guanacos y hasta algunas escurridizas mulitas. Uno de los paseos más deslumbrantes es a Piedra Clavada, en camioneta 4x4 y con guĂa de la estancia. La estancia tambiĂ©n tiene un camping con luz elĂ©ctrica, cocina, baño y duchas.
El exĂłtico arco del Lago Posadas brota del agua en medio de la nada.RUMBO AL CENTRO Para el siguiente tramo hay dos estancias que sirven como opciĂłn: La Angostura y RĂo Capitán. Para llegar hasta ellas hay que desviarse de la Ruta 40 por la Provincial 35. En el caso de La Angostura recibe a los viajeros el dueño de casa, Antonio Kusanovic, patagĂłnico de cuarta generaciĂłn, que ameniza las sobremesas guitarra en mano y, entre zambas, milongas pampeanas y chacareras, declara su respeto por los huelguistas de la Patagonia Rebelde. El anfitriĂłn cuenta a sus huĂ©spedes historias familiares, como la de su bisabuelo austro-hĂşngaro que se colĂł como polizĂłn en un barco europeo rumbo a AmĂ©rica y terminĂł aceptado como grumete. LlegĂł a Buenos Aires en 1870 y mientras deambulaba por el puerto conociĂł al comandante Luis Piedrabuena, uno de los exploradores de la Patagonia. Motivado por Piedrabuena, se embarcĂł otra vez rumbo a la costa de Santa Cruz y se quedĂł a vivir en el sur. AllĂ se casĂł con una mujer de sangre tehuelche, bisabuela de don Kusanovic, quien en la dĂ©cada del ’90 debiĂł cerrar su estancia por la crisis de la producciĂłn de lana y se dedicĂł a su otra profesiĂłn: maestro.
La Angostura es una casa de campo de seis habitaciones –con precios más accesibles e incluso un camping– donde se saborean suculentos corderitos a la parrilla y se organizan cabalgatas y caminatas por la estepa. Una singularidad de esta estancia de 17.000 hectáreas, que reabriĂł para el turismo hace unos años y ahora crĂa ovejas otra vez, es una laguna con centenares de pájaros que atraen a expertos observadores de aves de varios continentes. Sobre todo para encontrar el macá tobiano, un ave zambullidora blanquinegra endĂ©mica de la Patagonia.
En el centro-oeste de la provincia –a 55 kilĂłmetros de la Ruta 40–, está la estancia RĂo Capitán, cuyo particular encanto justifica una estadĂa de más de un dĂa. El establecimiento ovejero ocupa unas 28.000 hectáreas y su casco mantiene el sobrio estilo inglĂ©s de las estancias patagĂłnicas de fines del siglo XIX, con techos de chapa roja, paredes blancas y ventanas verdes.
Las habitaciones de la estancia son particularmente confortables y bien calefaccionadas, y hay un living de grandes ventanales con vista a la estepa. TambiĂ©n se organizan salidas de pesca a la laguna del Toro, donde de manera asombrosa las truchas pican una tras otra. Y, por supuesto, se hacen cabalgatas y caminatas, durante las cuales se cruzan a cada rato aves autĂłctonas y algunos de los 500 guanacos que habitan en las tierras de RĂo Capitán.
Uno de los aspectos que más entretiene a los visitantes es la charla con los anfitriones, quienes explican con sumo gusto las complejidades de la vida en medio de la nada. Y las curiosidades, como la existencia de los mercachifles, mercaderes ambulantes que recorren la provincia de estancia en estancia en una camioneta cargada con toda clase de mercancĂas. A veces recurren todavĂa al sistema del trueque, recibiendo a cambio de los productos pieles de puma y de zorro o plumas de ñandĂş. Los mercachifles salen de gira tres o cuatro veces al año –nunca en invierno– asĂ que los viajeros que anden de travesĂa por la Patagonia, si tienen suerte, se cruzarán con alguno de estos personajes en vĂas de extinciĂłn.
Los gauchos patagĂłnicos siguen haciendo su trabajo en las estancias turĂsticas.PARA VISITAR EL CHALTEN A mitad de camino entre El ChaltĂ©n y El Calafate –sobre la Ruta 40– está el histĂłrico Parador y Hotel de Campo La Leona, donde se puede pasar la noche o simplemente hacer un alto en el camino para comer o tomar un cafĂ©. El parador fue levantado con ladrillos de adobe en 1894 por una familia de inmigrantes daneses y funcionaba como pulperĂa y almacĂ©n de ramos generales, el Ăşnico negocio en su tipo en muchos kilĂłmetros a la redonda, aĂşn hoy. AllĂ iban a beber los peones de las estancias de la zona, quienes no pocas veces terminaban a los cuchillazos.
El parador está junto al rĂo La Leona y a metros del lago Viedma, justo en el mismo lugar en que al Perito Moreno lo dejĂł malherido una “leona” -–una hembra de puma– en 1877. Entre los huĂ©spedes famosos del parador estuvieron Kid Sundance, Butch Cassidy y Etta Place, y el padre D’Agostini, un cura aventurero que a comienzos del siglo XX exploraba y escalaba montañas desconocidas. El episodio más funesto del parador fue en tiempos de la Patagonia Trágica, cuando numerosos peones fueron apresados en La Leona y luego fusilados junto al rĂo.
El tramo final de este cruce norte-sur por la provincia de Santa Cruz es El Calafate. Y Eolo Patagonia’s Spirit es un lodge de campo que se puede utilizar como base para visitar el glaciar Perito Moreno. Ubicado en una gran planicie alargada cuyos lĂmites laterales son dos cadenas de montañas paralelas, Eolo es la opciĂłn más lujosa de las estancias de Santa Cruz. Con pileta climatizada y wi-fi, no tiene televisiĂłn para no romper el silencioso sortilegio y porque en cada cuarto hay varias “pantallas planas” transparentes ocupando más de media pared, detrás de las cuales no se ve otro programa que el paisaje infinito de la Patagonia, como al alcance de la mano. DifĂcilmente entonces alguien quiera cambiar de canal
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