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Domingo, 11 de septiembre de 2011
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NEUQUEN. Temporada baja en Caviahue y Villa Pehuenia

Pura nieve

Los pueblos andinos de Caviahue y Villa Pehuenia, con su centro de esquí el primero y un parque de nieve el segundo, inauguraron la temporada baja con descuentos y promociones que invitan a seguir disfrutando de los deportes y paseos invernales porque se espera que el manto blanco dure hasta mediados de octubre o incluso más, gracias a las nevadas de esta semana. Los precios y las alternativas para quienes no esquían, pero les gusta la nieve.

Por Julián Varsavsky
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La pampa de Lonkouan, una planicie blanca en el camino de Primeros Pinos rumbo a Villa Pehuenia.

Caviahue y Villa Pehuenia comparten varias cosas en común. Están en el oeste de Neuquén sobre la Cordillera de los Andes, son los únicos pueblos del país donde proliferan los bosques de esbeltas araucarias, y durante gran parte del invierno sus calles, casas y alrededores están cubiertos por un manto de nieve. La diferencia a tener en cuenta a la hora de viajar es que Caviahue tiene un completo centro de esquí con pistas de todo tipo, mientras que en Villa Pehuenia hay un sencillo parque de nieve con una pista pequeña donde se pueden dar los primeros pasos en el esquí, ideal para ir con chicos. Pero ambos lugares ofrecen una serie de alternativas extra-esquí para divertirse en medio de paisajes radiantes de puro blanco, donde no hace falta ser un deportista ni tener habilidad alguna para interactuar con una nieve fina como polvo que parece chisporrotear con el sol. Con el final ya cercano de la temporada invernal, esas localidades han reducido sustancialmente sus precios, pero siguen ofreciendo ese viaje encantador al reino de las araucarias cubierto de nieve, ese estado del agua casi mágico que revive el sentido lúdico más pueril de todos los viajeros.

Una caminata con raqueta por los campos de la comunidad mapuche Puel, en Villa Pehuenia.

JUNTO AL LAGO Villa Pehuenia es una silenciosa aldea de montaña a orillas del lago Aluminé y al pie del volcán Batea Mahuida, que en invierno se cubre completamente con un manto de nieve. En medio de sus paisajes con esbeltas araucarias donde conviven todavía los rasgos áridos de la estepa con los primeros bosques andinos, hay un parque de nieve gestionado por la comunidad mapuche Puel. Es un centro invernal para aquellos que nunca han esquiado y quieran dar sus primeros pasos, o directamente para quienes no tengan interés en esquiar pero sí en hacer sencillas caminatas con raquetas y, entre otras diversiones, tirarse en culopatín con su hijo entre las piernas. Y si la idea es no hacer absolutamente nada, salvo leer y mirar el lago rodeado de montañas nevadas tras los ventanales de una cabaña, está más que justificado el viaje –especialmente en invierno– a este sector del centro-oeste neuquino, uno de las más singulares y románticos de la vasta región austral.

Un aspecto que muchos viajeros valoran en Villa Pehuenia es que el lugar garantiza servicios confortables y al mismo tiempo mantiene el encanto de una idílica aldea de montaña a salvo del turismo masivo, gracias a la falta de caminos de asfalto (en invierno se puede llegar tanto en micro como en vehículos comunes pero con cadenas en las ruedas). Al recorrer sus calles, salvo en las dos semanas de vacaciones de invierno, da la sensación de que el pueblo está vacío.

A Villa Pehuenia se puede llegar por dos caminos diferentes que atraviesan lugares deslumbrantes. Uno es de cornisas, asfaltado en un 90% y conocido como El Raue, y el otro es el Camino de Primeros Pinos (Ruta Provincial 13), que en invierno ofrece uno de los panoramas más espectaculares de toda la Patagonia. Hay que tener en cuenta que es de ripio y no siempre está abierto durante el invierno –se necesita un vehículo doble tracción–, ya que suele taparse con la nieve. Pero si el acceso está libre, vale la pena tomar esta ruta que atraviesa la pampa de Lonkoluan, una planicie casi perfecta cubierta por un tapiz blanco de nieve –donde no sobresale un solo árbol ni arbusto–, que se extiende por varios kilómetros en el horizonte. Allí uno puede detener el vehículo para observar el paisaje desde el centro mismo de un universo blanco hasta donde llega la mirada, rodeado de la mística patagónica en su máxima expresión.

Snowboard en el parque de nieve Batea Mahuida, gestionado por una comunidad mapuche.

MUCHA NIEVE El cacique Manuel Calfuqueo, gerente del parque de nieve Batea Mahuida, acaba de anunciar a la prensa sustanciales rebajas en los precios de los pases de esquí e invitó a los turistas de todo el país a que se acerquen a disfrutar de la mucha nieve que siguió cayendo esta semana. En este momento las pistas tienen 1,20 metro de nieve pisada en la base del complejo, 1,60 en intermedia y 1,90 en la zona de la cumbre. La idea es mantener el parque abierto hasta finales de octubre, ya que estiman que se podrán practicar con normalidad esquí alpino, snowboard, trineos, caminatas y paseos en moto de nieve. En lo que va de la temporada, informó el cacique, han visitado el parque unos 13.000 esquiadores.

Una excursión con raquetas de nieve por los bosques de araucarias que rodean Villa Pehuenia es acaso el mejor acercamiento posible a la belleza del paisaje invernal de este pueblo neuquino. Las raquetas son necesarias para caminar por lugares con mucha nieve y no hundirse hasta la cintura. Unas décadas atrás eran de madera, pero ahora las raquetas deportivas se fabrican con una liviana aleación de plástico y aluminio. Deslizarse es imposible y en general una explicación previa de cinco minutos es suficiente para largarse a caminar.

Mientras se avanza paso a paso, el guía explica que los primeros en utilizar raquetas de nieve en la zona fueron los mapuches, quienes en el siglo XIX las armaban con cañas colihue que calentaban a la brasa para doblarlas y luego les agregaban un tejido de tiento de potro. Así “calzados” iban a buscar las vacas, que solían guarecerse al pie de las araucarias dentro de un “anillo” que rodea el tallo de esos árboles, donde la nieve se derrite por el calor del tronco.

Luego de una hora de caminata tranquila, el paseo se detiene para descansar al borde del arroyo Puel, una vertiente de deshielos junto a la cual se disfruta de un vino caliente con canela, chocolates y tortas. Y luego se emprende el regreso, completando un circuito de 5 kilómetros.

El impresionante cráter del volcán Copahue, con su glaciar colgante y una laguna sulfurosa.

INVIERNO EN CAVIAHUE Como durante toda la semana pasada también ha estado nevando a lo grande en Caviahue, el centro de esquí estará abierto hasta el 2 de octubre, ya que al día de hoy la base del cerro cuenta con 1,80 metros de nieve y la cumbre con 3 metros. Y la mayoría de las excursiones se podrán seguir haciendo hasta el fin de semana largo del 12 de Octubre.

Entre los eventos programados para septiembre está el Camp de Snow Kite –una mezcla de esquí con parapente– que se realizará entre el 26 y el 2 de octubre.

Además de su centro de esquí con 20 pistas de todos los niveles, Caviahue ofrece una serie de excursiones que no existen en otro lugar del país y que permiten un acercamiento diferente a la nieve, sin esfuerzos ni habilidades previas. Por ejemplo, los paseos en el vehículo antártico Haanglond, que tiene algo de tanque porque se desplaza con el sistema de orugas, pero con un compartimiento vidriado que permite admirar panorámicas increíbles sin pasar frío. De las alternativas con este vehículo, la más económica es la excursión llamada Snowcity, que parte por la mañana hacia el Mirador del lago –desde donde se ve toda la villa de Caviahue y su lago rodeado de montañas con araucarias– y continúa hacia la Ruta de las Siete Cascadas. En la Cascada del Gigante el vehículo se detiene y quienes lo deseen pueden descender para caminar por un bosque de araucarias milenarias hasta la cascada Cabellera de la Virgen, que tiene una caída de 20 metros. Finalmente, en la Cascada del Basalto se brinda con chocolate caliente. La excursión cuesta $250.

A bordo del Haanglond también se sube hasta el cráter del volcán Copahue, la excursión más espectacular que se realiza desde Caviahue. El vehículo sube con una inclinación de 45 grados y al llegar cerca del cráter se desciende para caminar unos metros y ver esa boca gigante con olor a azufre y una laguna verde en el centro. Los que tienen habilidades con los esquíes suelen bajar esquiando por las laderas del volcán ($ 350).

Una de las excursiones más originales que se hace con el singular Haanglond es la que llega al mirador del hito fronterizo X-5 en el paso internacional Trata Trapa, para seguir hasta el Volcán Viejo entre fumarolas blancas. Luego se llega al pueblo de Copahue, una villa termal que transcurre el invierno tapada de nieve, donde los viajeros se dan el lujo de caminar sobre los techos de las casas. El regreso rodea las congeladas lagunas Las Mellizas en medio de un bosque de araucarias ($ 450 por persona).

La excursión más completa que se hace con el vehículo antártico es la llamada Experiencia Antártica, que se interna primero en un área geotérmica alrededor de las lagunas congeladas de Las Mellizas hasta las Termas de Copahue. Allí se almuerza en el Refugio del Montañés y se arma un gran iglú para protegerse del frío. Luego los viajeros se bañan en las termas rodeadas de nieve y eligen entre una caminata con raquetas o un circuito de esquí de fondo. El precio es de $ 1200 por persona ($ 960 los niños). También hay una variante más corta de esta excursión –4 horas, con un solo baño termal– que cuesta $ 800 por persona.

Entre las opciones más económicas de paseos en Caviahue está el trekking con raquetas al Bosque de las Siete Cascadas, que dura cuatro horas y cuesta $ 130 (lo pueden hacer chicos desde los 6 años). Y también hay una excursión similar pero de noche hasta la Laguna Escondida.

Quienes busquen un poco de movimiento físico, pero sin llegar a las complejidades del esquí alpino, tienen la opción del esquí de fondo, que es simplemente caminar con unos esquíes más largos que los comunes, por superficies casi sin pendiente, una modalidad que se aprende en pocos minutos. La salida más sencilla es por el pueblo –siempre con sus calles llenas de nieve–, dura tres horas y cuesta $ 230. La alternativa más aventurera es la que va a la Villa de Copahue para pasar también sobre los techos –en este caso con los esquíes– para luego darse un baño termal al aire libre. Durante el regreso se pasa sobre las lagunas de Las Mellizas y junto a las termas de Las Máquinas y Las Maquinitas. El paseo dura 8 horas e incluye un almuerzo (cuesta $ 800).

Los paseos en trineos tirados por perros alaskan huskies están entre los más divertidos ($ 200) y se los puede combinar con una caminata con raquetas hasta el mirador del Refugio La Vega ($ 300). También hay excursiones de una hora en motos de nieve ($ 200) y una cena en el restó La Pehuén, al que se llega en plena noche con el vehículo antártico para disfrutar de una cena patagónica con una impresionante vista al lago ($ 290 incluyendo el vino)

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