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Domingo, 5 de mayo de 2013
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Holanda Recorridas hist贸ricas y culturales

La ruta que encanta a las afueras de Amsterdam

Terminado el festejo de la coronaci贸n, es hora de conocer mejor el pa铆s que tiene reina argentina. Y de salir de la capital para ver una Venecia del Norte, mucho g贸tico y una serie de tradiciones y de encantos.

Dicen los amsterdamers que hay que salir de la capital para encontrarse con la riqueza de su cultura. Por ende, si ya recorri贸 los frutos prohibidos y los tesoros aristocr谩ticos de la Venecia del Norte, quiz谩 sea momento de conocer la Holanda que prefiere el anonimato de sus buc贸licos pueblos. Cada uno con una marcada identidad y donde a煤n palpitan las tradiciones del Pa铆s Bajo. Juntos conforman la Ruta de los Pueblos con Encanto. Aqu铆 la descubrimos.

Edam, que abunda en quesos y tambi茅n en calles espectacularmente bien conservadas y atractivas.

EDAM: MUCHO MAS QUE QUESO La promesa de la 鈥渙tra Holanda鈥 comienza a cumplirse 20 minutos al noreste de la urbe. Aqu铆 las tierras bajas marcan la geograf铆a. Tierras pantanosas en sus or铆genes, que el ingenio y tenacidad de estos hombres del norte europeo supieron encauzar, creando la campi帽a holandesa.

En estas verdes pampas, surge la estancia tur铆stica de Alida Hoeve y su familia, quienes se visten con el t铆pico traje holand茅s para elaborar quesos artesanales, cuyo proceso se conoce en una visita guiada gratuita de 30 minutos.

A 10 minutos de ah铆 se ubica Edam, pueblo que le da nombre al afamado queso seco que Holanda tiene como embajador gastron贸mico.

Pero la realidad es otra. Edam no es un lugar donde se hace queso. Hist贸ricamente s铆 concentr贸 estancias dedicadas a su elaboraci贸n, pero hoy existe una bodega-museo que posee una muestra hist贸rica de este producto y a su vez distribuye quesos de todo tipo (www.gestam.com) por los variados almacenes del pueblo.

Con o sin queso, Edam es un pueblo lleno de vida, en especial durante la primavera-verano, cuando sus 7300 habitantes disfrutan de carnavales, conciertos y el tradicional mercado de queso. Un espect谩culo gastron贸mico que se instala cada mi茅rcoles estival por las adoquinadas calles originales del siglo XII, 茅poca en que granjeros se concentraron junto al r铆o Ije, llegando a ser un pr贸spero pueblo burgu茅s repleto de joyas urban铆sticas que fueron moldeando la glamorosa imagen de Edam: canales navegables, puentes colgantes, hermosas alamedas y la arquitectura t铆pica holandesa, de ladrillo y techos escalonados.

Algunas de sus residencias se han fusionado y convertido en hoteles, boutiques y restaurantes. Es el caso del hotel y restaurante De Fortuna. Recinto decorado como una aristocr谩tica residencia holandesa, con mucha madera de por medio. Cuenta con buc贸licas 23 habitaciones y un refinado comedor con especialidades en carne, pescados y aves de caza, que se pueden disfrutar en un pulcro jard铆n que da a un canal (www.fortunaedam.nl).

El car谩cter se帽orial de Edam tambi茅n se encuentra en sus monumentos. Imperdibles son el museo local, ubicado en la casa m谩s antigua del pueblo, que data de 1530 (www.edammuseum.nl), la Speeltoren 鈥搖na alta torre con un campanario鈥, el Damplein o plaza principal, con 400 a帽os de existencia, y la iglesia de San Nicol谩s, de estilo g贸tico y considerada dentro de los cien monumentos m谩s bellos de Holanda. Dif铆cil es dejar Edam, pero la ruta tiene todav铆a mucho encanto que ofrecer.

Volendam, frente al mar y uno de los lugares m谩s encantadores de Holanda.

LA REVANCHA DE VOLENDAM No hay m谩s de 5 minutos de distancia entre Edam y Volendam, pero sus diferencias a lo largo de siglos parecen ubicarlos en las ant铆podas.

Si Edam es queso, Volendam es pesca. Y si Edam fue residencia de pr贸speros comerciantes protestantes, Volendam fue fundado por pescadores cat贸licos, que en 1537 instalaron una aldea junto al lago Zuiderzee, a orillas del mar. El progreso de Volendam nunca fue el de Edam. No tuvo su patrimonio ni su glamour. De ah铆 que fuera menospreciada por su vecino.

Volendam no se hab铆a dado cuenta del provecho tur铆stico que pod铆a sacar hasta que el lago Zuiderzee se desal贸, lo que produjo que muchos de sus actuales 22 mil habitantes se acogieran al turismo. El cambio dio resultados y el boca a boca convirti贸 a este pueblo en uno de los destinos estivales m谩s concurridos de Holanda, donde tambi茅n hay espacio para el patrimonio, en especial en su particular barrio residencial Doolhof, que significa laberinto. Un otrora vecindario de pescadores, con diques, canales y puentes, muchos de ellos levadizos, que permiten el paso de peque帽as embarcaciones.

La vida m谩s animada transcurre a lo largo de Haven, su costanera. Aqu铆 se concentran variadas tiendas de souvenirs con productos locales (Souvenirs Jonk-Keizer) y restaurantes de primer nivel. Es el caso del Hotel Cafe Restaurante V. D. Hogen, cuyos platos t铆picos holandeses, en especial los derivados de los pescados locales, Aal y Esperinque, son la delicia a degustar, antes de subir a descansar a alguna de sus cinco acogedoras habitaciones, que miran al lago y al pueblo (www.hogen.nl).

M谩s espaciosas son las 33 habitaciones del Hotel Old Dutch. Su restaurante, Le Pompadour, est谩 dirigido a un p煤blico sofisticado que disfruta con anguila guisada, ostras y langostas (www.olddutch.nl).

A los pies de esta costanera descansa el muelle protegido por un largo atalaya, donde lanchas y yates han reemplazado a los barcos de pesca.

Ideal resulta bordear estas embarcaciones cuando los 煤ltimos rayos del sol ti帽en de rojo la bah铆a y el vuelo raso de cormoranes y cig眉e帽as. Es un buen momento para mirar hacia el horizonte, donde se divisa una lengua de tierra que emerge al final del lago. Es la tercera parada.

Nadie puede irse de los Pa铆ses Bajos sin ver aunque m谩s no sea uno de los molinos que los mantienen a flote.

MARKEN: UN CUENTO MEDIEVAL Hay dos formas de llegar a Marken. Una es arriba de las embarcaciones que salen desde Volendam (www.markenexpress.nl) y otra por la autopista Afsluitdijk, que durante 2,5 kil贸metros corre entre medio del mar y conecta a Marken con Amsterdam en 25 minutos.

Cualquiera de ellas permite conectarse 铆ntimamente con lo que fuera este pueblito fundado encima de una isla (hoy ubicado en una pen铆nsula artificial), justo en la desembocadura del lago IJsselmeer con el mar, por monjes protestantes y pescadores durante el siglo XIII.

La actividad mar铆tima dur贸 casi 500 a帽os, hasta que las aguas del lago comenzaron a inundar hasta un tercio de sus construcciones, incluyendo monumentos como un claustro medieval.

Pero hay algo que no se hundi贸 en Marken: su patrimonio cultural.

Aqu铆 a煤n es posible ver a sus 14 mil residentes con sus t铆picos trajes y suecos, llevando una vida simple, ligada a la agricultura y ganader铆a, habitando en tradicionales casas de madera, muchas construidas hace 500 a帽os, hoy ubicadas en plataformas que impiden su anegamiento.

Ante tal tesoro, el turismo tambi茅n se ha desarrollado, pese a que muchos markenses lo miran con cierto recelo, producto del aislamiento que durante muchos siglos ha desarrollado una fuerte identidad local. De hecho aqu铆 existe un lenguaje propio: el markens.

Pero la idea tampoco es espantar a los turistas. Para ellos se ha establecido el Marken Museum, que posee una visi贸n detallada de la historia de Edam (www.markermuseum.nl) y algunos hoteles con encanto que tambi茅n ofician como buenos restaurantes, como el Hof Van Marken, cuyo comedor y siete habitaciones poseen hermosas vistas del pueblo (www.hofvanmarken.nl).

Un imperdible de Marken descansa junto al mar. Es el Paard, caballo en espa帽ol. El primer faro construido en Holanda (1839), que con 16 metros fue gu铆a de barcos que pasaban por esta costa. Desde 1970 es Monumento Nacional. Las otras joyas de Marken se hayan deambulando por sus callecitas, cruzando canales, asombr谩ndose con los molinos holandeses, pedaleando por sus barrios.

Realidad similar a la que se palpa en los pueblos recorridos en esta ruta. Todos orgullosos de transportar al visitante siglos atr谩s, cuando no se deb铆a huir de Amsterdam para encontrarse con el encanto cultural que da vida al pa铆s m谩s bajo de todos.

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