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Domingo, 2 de febrero de 2014
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CHUBUT. Verano en Puerto Madryn

Patagonia también es playa

A orillas del Golfo Nuevo, la movida del verano madrynense pasa por sus balnearios céntricos, las actividades náuticas y el avistaje de fauna marina y terrestre. Buceo, kayak, mountain bike y paseos en catamarán de día y de noche.

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Las playas céntricas son las más concurridas y permiten disfrutar las muchas horas de luz.

Menos las ballenas, que se van tempraneras en diciembre, están todos. Los pingüinos, en Punta Tombo. Los lobos y elefantes marinos, en las costas de la Península Valdés y también en apostaderos muy cercanos a la ciudad. Las aves marinas, en todas las playas. Los delfines y toninas, escondidos detrás de cualquier vaivén de las olas en el agua. Y los guanacos, maras, choiques, zorros y mulitas en los campos, mimetizándose con la estepa y apareciendo a veces, de sorpresa, en medio de las rutas o caminos de ripio. En verano Puerto Madryn conserva su esencia de destino natural, y sobre todo destino de fauna, pero le suma el atractivo de las playas sobre el Golfo Nuevo: porque la costa atlántica, en verdad, se extiende mucho más al sur del litoral bonaerense, y este año puede ser una buena oportunidad para descubrirla.

AZULES Y AUSTRALES No se puede negar que algunos días hay que ser valiente para disfrutar del agua: la latitud de Puerto Madryn puede ser un desafío en materia de temperatura para un baño. Pero al mismo tiempo el azul del mar junto a los acantilados, y su transparencia a la hora de sumergirse, son regalos incomparables de este paisaje costero chubutense. No es casualidad que Madryn sea la histórica Capital Nacional del Buceo: desde los chicos que harán esta temporada su bautismo hasta los buceadores experimentados, hay sitios adecuados para todos e instructores entrenados en todas las especialidades. Se puede salir desde el centro mismo de la ciudad y se puede también –es una de las más lindas experiencias– nadar y hacer snorkel entre los lobos marinos, junto a los acantilados de la cercana reserva de Punta Loma.

Para empezar con un día al sol, más de treinta kilómetros de playas tientan por su paisaje y diversidad, ya que ninguna es igual a otra: si algunas se muestran protegidas y encerradas sobre sí mismas, otras forman un gran arco abierto a la inmensidad; si algunas tienen finas arenas doradas, otras son más pedregosas y agrestes; si las hay con movimiento y música, existen también las que son ideales para solitarios. Y no es menor el detalle de las horas de luz solar: el día arranca bien temprano y dura hasta casi las diez de la noche.

La franja de playas que se extiende junto al centro de la ciudad tiene unos tres kilómetros de largo, con casi una decena de balnearios para elegir. En los más familiares hay clases de windsurf, buceo en apnea y snorkeling para chicos, además de un paisaje de pendientes suaves que garantizan seguridad. Y en las favoritas de los jóvenes y adolescentes hay música toda la tarde, clases de baile, juegos playeros y actividades recreativas, como en cualquiera de las playas del Atlántico más al norte. Los balnearios tienen instalaciones accesibles, restaurantes y prestadores turísticos que invitan a disfrutar de las muchas opciones que ofrece el agua. La Secretaría de Turismo de Puerto Madryn, mientras tanto, está multiplicando las acciones para promover la ciudad como destino de playa acompañado de actividades culturales: hay salidas de kayak, windsurf y stand-up para chicos, junto a ciclos de charlas sobre naturaleza, presentaciones de libros y espectáculos musicales. Y como novedad de la temporada, se está afirmando en Puerto Madryn el “stand-up yoga”, es decir la práctica de ejercicios de yoga sobre una tabla de stand-up, esa disciplina que ya es tendencia desde Brasil hasta el sur de la Argentina.

Pero si lo buscado es silencio y soledad, no hace falta alejarse mucho para disfrutar de playas agrestes donde la única compañía es la brisa que se levanta puntualmente en torno de las cuatro de la tarde, y las gaviotas curiosas que revolotean insaciables en busca de comida. Probablemente éste sea el diferencial más lindo de Puerto Madryn si lo que se busca es una experiencia de playa alternativa. Algunas de las más espectaculares son las de Cerro Avanzado, un sitio ideal también para caminatas interpretativas de naturaleza, a sólo 16 kilómetros del centro: como si hubiera sido dibujado por una mano gigante con fines didácticos, el paisaje del lugar muestra las capas geológicas en diferentes tonos y la vida anfibia propia de la restinga. Sólo hay que saber ver, y para eso la ayuda de un guía especializado funciona como una lupa que permite descubrir el código secreto de la naturaleza en la forma de pequeñas huellas, fósiles, piedras y plantas adaptadas para la vida en este ambiente de condiciones a veces inhóspitas.

De todos modos, hay que recordar que en estas playas agrestes no hay servicios, de modo que es imprescindible tomar precauciones, no arriesgarse y, sobre todo, convertirse en un agente del cuidado de la naturaleza. Por supuesto, la riqueza del litoral madrynense también es un secreto a voces entre los pescadores, que tienen a Playa Paraná como uno de sus sitios favoritos.

DE DELFINES Y PINGÜINOS Uno de los atractivos de la temporada para quienes llegan hasta aquí en busca de avistajes de fauna son las salidas para divisar delfines oscuros: la especie se ve en las aguas de Madryn desde diciembre hasta marzo. Los paseos se realizan en semirrígidos navegando junto a la costa de la ciudad hacia el sudeste, a lo largo de unas tres horas.

Este delfín tiene la parte superior del cuerpo de color gris oscuro y la inferior casi blanca, con una zona más clara en los costados que ayuda a distinguirlo de otros parecidos. Es una variedad más pequeña que otras, pero sobresale por su acrobacia y el entusiasmo con que sigue a las embarcaciones. Cualquiera que participe alguna vez en un avistaje de delfines puede comprobarlo: la presencia de los grupos de cetáceos contagia una alegría indescriptible en los pasajeros, como si la naturaleza borrara de un plumazo el resto del mundo con uno solo de sus saltos. Un consejo: dejar la cámara un rato de lado y disfrutar el momento con los propios ojos, sin visores de por medio. Una alternativa es recorrer algunos kilómetros hasta Rawson y embarcarse para el avistaje de toninas overas que sale desde la capital chubutense: los guías, expertos en descifrar la presencia de los animales entre las olas, conocen los lugares donde suelen alimentarse y hacia allí dirigen la embarcación, para asistir a otro increíble espectáculo natural. La única salvedad es que la navegación es en mar abierto, generalmente más movido que las tranquilas aguas del Golfo Nuevo.

Por lo demás, la Península Valdés está a un paso: la mejor manera de recorrerla es el propio vehículo y al propio ritmo, explorando desde Puerto Pirámides hasta Punta Norte, pasando por Punta Delgada para ver el apostadero de elefantes marinos. Puerto Pirámides es, además, el mejor lugar para combinar el avistaje de fauna con un día de playa. El pueblo es muy pequeño pero tiene todos los servicios necesarios, y sus extensas franjas de arena a la sombra de los acantilados invitan a quedarse. Otro día hay que dedicarlo entero a la reserva de pingüinos de Punta Tombo: en esta época del año, con los pichones ya nacidos, es fascinante verlos mientras siguen a sus padres y –algunos ya crecidos– todavía se hacen alimentar como bebés. Lo mejor es llegar temprano, para evitar las horas con mayor afluencia de turistas, pero si se quiere una opción más exclusiva también hay una pingüinera en la Península Valdés: la estancia San Lorenzo, en el área de Punta Norte, tiene una importante colonia de pingüinos de Magallanes, además de un cañadón donde se pueden ver ostras fosilizadas y restos de mamíferos prehistóricos.

UN DIA A BORDO Puerto Madryn es un puerto de cruceros muy visitado durante la temporada. Pero también los turistas alojados en la ciudad pueden hacer una miniexperencia de navegación placentera a bordo del catamarán Regina Australe, que tiene capacidad para 300 personas distribuidas en dos pisos, con ventanales vidriados y una cubierta superior con resposeras al aire libre. Hay dos salidas diarias, a las 11 y a las 18, que duran unas tres horas y ofrecen música, tragos, recreación con baile y juegos para chicos. Además, hay salidas nocturnas de cuatro horas a partir de las 22, con servicio de cena, bar y pistas de bailez

Informe: Graciela Cutuli.

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