Domingo, 17 de febrero de 2002
TIGRE RÃos, arroyos, hosterÃas y recreos.
Un mundo acuático
Tan cerca de Buenos Aires y tan lejos del asfalto, l sorprendente paisaje del Delta fluye por un laberinto de rÃos, canales y arroyos que bien vale la pena descubrir. Para orientar el paseo desde el embarcadero de Tigre, una pequeña guÃa práctica de algunos de los mejores hoteles, hosterÃas y recreos para pasar un fin de semana, un dÃa o varias noches en las islas.

Por Julián Varsavsky
El Delta es un complejo laberinto de rÃos, canales y arroyos que fluye su propio microcosmos. Sus habitantes sólo respiran verde y tienen un vÃnculo especial con el rÃo, que los protege del avance de la gran ciudad. Se debe decir que es un submundo extraño donde cada mañana, a la manera de los vaporettos venecianos, las lanchas colectivas surcan las aguas a toda hora llevando a la gente a sus lugares de trabajo. En la ciudad, allà donde un padre lleva a su hijo en auto al colegio y se detiene en el estacionamiento, en Tigre hay un amarradero y un muelle. El médico o el plomero, ambos expertos en urgencias, traen consigo en la lancha sus conocimientos salvadores ante cada circunstancia. También pasan el heladero, la lancha almacén –abarrotada de productos hasta en el techo– y para completar la lista de servicios esenciales existe una sucursal flotante de un banco (con corralito incluido). Por suerte, en el Delta los bancos también están cerrados los fines de semana, y el desafÃo máximo de todo visitante es pasar dos dÃas completos sin hablar de corralitos ni pesificaciones. Aunque parezca increÃble, esto es posible en el rÃo.
En los brazos del Tigre Un verdadero viaje a Tigre implica instalarse unos dÃas en sus entrañas acuáticas, y sentir asà su respiración selvática en el silencio de la noche. Un rumor constante a caudal de agua nos persigue dÃa y noche. Cuando el oÃdo ya no lo perciba y su eco se haya apagado en la engañosa conciencia, recién entonces habremos ingresado en ese mundo que fluye.
En el delta de Tigre hay 60 hoteles, hosterÃas y recreos que suman un total de 470 plazas de alojamiento. La variedad abarca desde un sencillo camping hasta un lujoso spa cuatro estrellas oculto entre la vegetación.
La Posada del Abra A orillas del arroyo Abra Vieja existe una confortable posada que se distingue por la atención personalizada de su propietaria -Mónica Godelman– quien se ha ganado merecida fama de excelente cocinera en toda la zona. Muchos turistas y vecinos se acercan hasta La Posada del Abra atraÃdos por su restaurante instalado en una terraza techada con vista al rÃo. La buena música acompaña las comidas en el frescor de la noche, y los platos que se destacan son la provoleta napolitana como entrada, y luego los crêpes de espinaca y queso al fileto, o la entraña a la parrilla con papas fritas provenzal.
Las habitaciones tienen vista a un amplio jardÃn y sus paredes están revestidas en madera. Alojarse dos dÃas y una noche, con transporte, pensión completa (3 comidas con bebida y desayuno), cuesta $ 100 por persona ($ 40 por una noche más, con cena y desayuno). También hay una cabaña totalmente equipada ($ 220 por dÃa si son cuatro personas) y de lunes a jueves todos los precios se reducen un 15%. Las personas alojadas pueden utilizar libremente las canoas de la posada para explorar el entramado de canales que hay en la zona.
Hosteria Aeronavegantes Una de las opciones más convenientes en Tigre es la hosterÃa del Sindicato de Aeronavegantes, a orillas del rÃo Carapachay. Al menos en este caso, el prejuicio de que la hotelerÃa sindical es sinónimo de baja calidad no se cumple. Al subir por el muelle e ingresar en el hotel, aparece un gran comedor con piso de madera y amplios ventanales que dan a la playa del lugar, semitapada tras los verdes lagrimones de un sauce. A un costado hay una sala con aire acondicionado donde el huésped puede ver alguna pelÃcula de la serie de videos de Página 30, disponible en el lugar. La hosterÃa es antigua pero está bien conservada. La decoración interior y de las habitaciones evoca en cierta medida el art-déco de la década del 30 en Estados Unidos. En un parque de 4 hectáreas muy bien cuidado se levantan altÃsimas araucarias, álamos y eucaliptos.
El comedor de la hosterÃa está ubicado en un lugar de privilegio, casi sobre el agua. En la noche unas antorchas decorativas arden sobre elcésped del parque, y para completar el clima romántico, la cena se sirve a la luz de las velas. La cocinera y encargada de la hosterÃa es Nora Urdinola, una eximia cocinera que conduce un programa culinario por Radio Nacional. El menú varÃa todos los dÃas. Como entrada suele haber paté a las finas hierbas con cherry caramelizado, mousse de atún, o pan de campo con salsa de champiñones. El plato principal puede sorprender al gourmet más experimentado: un peceto a la cerveza, o una crêpes de espinaca al roquefort, o un pollo a la crema de albahaca. En los postres sobresalen los huevos quimbos (yema endulzada en almÃbar) y el tiramisú. El alojamiento desde el sábado a la mañana hasta el domingo a la noche con pensión completa (tres comidas sin bebida y desayuno) cuesta $ 60 por persona. Los dÃas de semana, el alojamiento con desayuno, almuerzo y cena cuesta $ 40 por persona.
Hotel Laura Durante las últimas décadas del siglo XIX, Tigre se consolidó como el reducto exclusivo de las clases acomodadas de Buenos Aires. Surgieron varias edificaciones asociadas al estilo de la Belle Epoque europea, entre ellas el Tigre Hotel, que recibÃa a figuras famosas como Eduardo de Gales, Enrico Caruso y Alfonsina Storni. Este hotel ya no existe más, pero quienes deseen revivir aspectos de aquel antiguo esplendor de Tigre pueden pasar una tarde o alojarse en el Hotel Laura, que está en funcionamiento desde 1907, frente al Paraná de las Palmas. Si bien los servicios han sido modernizados, el casco central mantiene su viejo estilo europeo, especialmente en el frente y en los interiores de un gran comedor con ventanales y una terraza techada con vista al rÃo. A un costado hay un extenso parque con una cancha de paddle y algunas palmeras, pinos y sauces de gran altura. La pileta circular del hotel, que mide 10 metros de diámetro, probablemente sea la mejor de todo Tigre.
El hotel Laura es el mayor complejo hotelero de Tigre y dispone de 20 habitaciones alfombradas y con aire acondicionado, y 11 bungalows de dos ambientes. Una habitación doble cuesta $ 76 (con desayuno). Los dÃas de semana el precio baja un 15%. Además, si la idea es solamente pasar un dÃa de pileta, la lÃnea de transportes Delta Argentino ofrece una promoción que por $ 15 incluye almuerzo en el hotel y el transporte ($ 5 extras por el uso de la pileta).
Bora Bora Sobre el rÃo Sarmiento existe una agradable hosterÃa con restaurante llamada Bora Bora. Desde el muelle de la hosterÃa se llega por un sendero de 80 metros entre la vegetación que desemboca en un romántico puentecito. Justo detrás de la hosterÃa hay una pequeña laguna artificial que el huésped puede utilizar como punto de partida para ir a pasear en canoa entre los canales. En el restaurante al aire libre, con las mesas instaladas sobre el césped, se sirven platos a la carta a precio moderado. Después del almuerzo la mayorÃa de los visitantes se recuesta en alguna de las hamacas atadas entre dos pinos junto al lago, y luego se dan un chapuzón en la pequeña pileta de la hosterÃa. El alojamiento durante dos dÃas y una noche cuesta $ 84 por persona (incluye 3 comidas). Con media pensión, el precio se reduce a $ 60 ($ 35 dÃas de semana). Pasar un dÃa de pileta con almuerzo incluido y uso de canoas cuesta $ 15.
Tigre tiroles Cuando la lancha se acerca el muelle del hotel Alpenhaus, en el arroyo Rama Negra, Susana Holzer de Krieg –austrÃaca de nacimiento- ya está esperando a sus huéspedes para atenderlos desde el momento en que desembarcan. Alpenhaus recrea con sus dos cabañas y el edificio central un estilo alpino centroeuropeo con techos a dos aguas. Al ingresar en el cómodo living central y en el comedor del piso superior, se descubre una sobrecargada decoración donde sobresalen un hermoso reloj cu-cú y las tradicionales brujas alemanas que cuelgan del techo. Un sinfÃn de vasos de cerveza, fotos y toda clase de adornos denotan la alegre añoranza de los dueños de casa por los paraÃsos alpinos del centro de Europa. Cada añoAlpenhaus organiza en octubre un concurrido Oktoberfest inspirado en el de Munich.
La familia Krieg atiende con suma cordialidad a los más de 50 visitantes que recibe el restaurante y su pequeña playa un sábado de sol. La gente se asolea en las reposeras junto al rÃo, y cuando el calor arrecia llega el infaltable chapuzón en las poco transparentes aguas del Delta. Muchas personas son reacias a bañarse en la zona del Delta justamente por el color marrón de las aguas, pero esto se debe simplemente a la conformación del suelo, y no porque haya contaminación.
Los bungalows de Alpenhaus están entre los más lujosos de toda la zona. Tienen un living muy cómodo con muebles de madera y están equipados con un amplio baño con hidromasaje en la bañadera. Además disponen de aire acondicionado, Direct TV y un minicomponente solo para casetes. Durante el fin de semana, la cabaña para dos personas cuesta $ 180 (2 dÃas y una noche, con desayuno). En el edificio principal hay una suite matrimonial que cuesta $ 140 durante el fin de semana (una noche y dos dÃas para dos personas). Los dÃas de semana esta habitación cuesta $ 70.
El restaurante se especializa en comidas centroeuropeas como el gulasch de ternera o pollo con spatzle, compuesto por trocitos de carne, cebolla, paprika y unos ñoquis muy pequeños de la cocina suiza ($ 14). La fondue de queso para dos cuesta $ 26 y una salchicha viena con papas doradas y chucrut cuesta $ 10. Para los postres, la porción de strudel de manzana y la torta selva negra cuestan $ 7.
I’Marangatu Un sábado de verano con sol suele atraer a cerca de 300 personas hasta las instalaciones del recreo I’Marangatú, sobre el rÃo San Antonio. La principal razón es que dispone de dos playas (un poco más amplias que las de los demás hoteles) y una piscina. La entrada es gratuita, pero se debe consumir en el lugar. Una milanesa al plato con una gaseosa cuesta $ 7, y se puede tomar este dato como un parámetro de una consumición mÃnima. La entrada a la pileta cuesta $ 2, y también hay dos canchas de fútbol. Además se ofrece alojamiento por $ 40 por persona (incluye una noche y el dÃa siguiente, con media pensión sin bebidas).
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