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Domingo, 28 de septiembre de 2014
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SANTIAGO DEL ESTERO. Spas, naturaleza y autos en Río Hondo

Termalismo con adrenalina

Termas de Río Hondo, el principal destino termal del país, luce renovado: un autódromo internacional y un flamante hotel cinco estrellas, que en enero recibirá al Rally Dakar, se suman a sus spas de primer nivel, mientras la tierra santiagueña sigue recibiendo a los visitantes con la calidez de siempre.

Por Graciela Cutuli
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El Dique Frontal Río Hondo, cuyo embalse tiene 19 km de largo y 33.000 has de superficie.

Fotos de Graciela Cutuli

El día de la primavera, en Termas de Río Hondo la temperatura roza los treinta grados. La noche anterior, insólitamente fresca gracias a un chaparrón, desde el escenario de La Peña de Chany el humorista Carlos Cianferoni había desafiado, entre chiste y chiste: “A Santiago hay que venir el 30 de enero, cuando hasta las iguanas andan en ojotas”. En enero, en todo caso, algo más que iguanas andará por Termas: porque justo a mitad de mes, el Rally Dakar hará un alto para un vivac en el autódromo de la ciudad. El mismo lugar donde este año se reunieron 130.000 personas en un fin de semana para la fecha nacional del Moto GP, el campeonato de motociclismo más importante del mundo. Las dos fechas deportivas sellan la movida en infraestructura y turismo que desde hace un puñado de años está renovando Termas de Río Hondo, el principal destino termal de la Argentina, donde en los primeros días de octubre se realizará Termatalia, la feria de termalismo que funciona como puente entre los destinos de salud de Europa y América latina.

Piletas y agua, la razón de ser de Termas de Río Hondo y sus spas termales.

LAS CATORCE NAPAS Catorce napas de aguas mesotermales forman la riqueza acuífera de Termas de Río Hondo, originada en las lluvias que caen sobre las sierras del Aconquija, en Tucumán, y se filtran empapando los estratos profundos de rocas terrestres. Cuando las aguas que se escurren en forma subterránea hacia Río Hondo, alcanzando cada vez mayor profundidad (hasta 100 grados, a 2000 metros) chocan con una falla geológica de las sierras del Guayasan, empiezan a subir hacia la superficie, disminuyendo de temperatura y adquiriendo salinidad en el proceso. A unos 400 metros, la profundidad de perforación, alcanzan la temperatura de entre 35 y 45 grados con que salen a la superficie.

“Estas aguas son bicarbonatadas, tienen propiedades suavizantes de la piel, antiinflamatorias y de PH alcalino. Hay agua termal salada y dulce, y ésa es la que se puede ingerir”, explica Fanny Ibarra, que oficia de guía durante una visita al Centro Termal Spa, donde funcionan una gran pileta de demanda pública a 37 grados y un centro de tratamientos de bienestar. Masajes y tratamientos con fango son la estrella del lugar, donde los terapeutas Pablo Lobo, Olinda Salvatierra y Natalia Marcial se prodigan con dedicación en los boxes de donde se sale auténticamente rejuvenecido.

En el Hostal del Abuelo, uno de los hoteles más tradicionales de la ciudad, también hay un spa –Agua de Vida– con un circuito húmedo que incluye sauna, ducha escocesa, ducha fría, camillas con hidromasaje y chorros descontracturantes. El preámbulo perfecto para pasar luego a una sesión de masajes –los hay para todos los gustos– o tratamientos cosméticos con fango. Aquí, como en el spa Brisas del hotel Amerian, el más impactante y moderno de Termas de Río Hondo, impresionan de inmediato el profesionalismo y la experiencia de cada uno de los encargados de brindar servicios de salud y spa: no en vano la ciudad tiene la trayectoria de turismo termal más antigua del país. En el Brisas hay un área de temperaturas con sauna, baño de vapor, ducha escocesa, sala de relax y la “fuente de hielo”, donde se sumergen los valientes para tonificar el cuerpo. En el área de tratamientos se cuentan cinco gabinetes con bañeras de hidroterapia para tratamientos de estética y recuperación física, complementada con aromaterapia, musicoterapia y cromaterapia.

La experiencia de Termas de Río Hondo tiene su razón de ser: las virtudes de las aguas termales ya se conocían en tiempos precolombinos, cuando se las llamaba Aguas del Sol. Para los incas eran milagrosas y emprendían expediciones desde Cusco hasta las orillas del río Misky Mayu –que los españoles llamaron río Dulce– para disfrutar de las propiedades divinas del agua. Con el tiempo nació el pueblo, que a principios del siglo XX era un caserío de apenas 300 habitantes, donde ya había desde 1884 alojamientos para los visitantes que llegaban atraídos por las virtudes de las aguas. Mucho más tarde llegaría la inauguración del dique, para frenar las crecidas del río, y el imparable crecimiento hotelero. Pero la renovación que está encarando Termas de Río Hondo esta vez tiene otro carácter: apunta a alargar la estacionalidad de su propuesta –de hecho los hoteles que solían funcionar hasta agosto ahora se extienden hasta octubre o abren todo el año– y a renovar el público mediante nuevas propuestas deportivas y de naturaleza.

TERMAS CON ADRENALINA La principal actividad deportiva de Río Hondo solían ser los deportes náuticos y la pesca en el dique y embalse. Al atardecer, muchos visitantes se reúnen para mirar el caudal de agua y el revoloteo de los biguás que “peinan” el agua en un vuelo rasante, mientras los pescadores vuelven con la satisfacción de haber capturado algún dorado. Pero ahora, hablar de deportes en Río Hondo es sobre todo hablar de deporte motor.

“El circuito se levantó sobre un predio de 150 hectáreas, sobre el dique frontal, y se inauguró en 2008. Hace un par de años, después de firmar el acuerdo para realizar el Gran Premio de la República Argentina del Moto GP en 2014, 2015 y 2016, se hizo necesario pedir a la Federación Internacional de Motociclismo la homologación del circuito: para eso se recurrió al diseñador italiano Jarno Zaffelli, y en 2012 empezaron las obras de ampliación y modernización”, explica Héctor “Toti” Farina, el director del autódromo, que tiene a sus espaldas una larga trayectoria como piloto. “Ya estamos preparando todo para la carrera internacional del año que viene. Se está trabajando en boxes y estructura y en el nuevo hotel Termas 1”, adelanta, subrayando que el plato fuerte del año próximo será el vivac del Rally Dakar, previsto para el 15 de enero en el mismísimo autódromo. El Termas 1 –una mole plateada de líneas ultramodernas a las que se llega por una avenida costanera con palmeras y cierto extemporáneo aire a Miami– se inaugura este fin de semana, así bautizado en homenaje a Juan Manuel Fangio, “el número uno”, cuya efigie junto a un auto de carrera da la bienvenida al Museo del Automóvil contiguo al circuito.

Además, agrega Farina, en Termas de Río Hondo funciona una escuela de pilotos para formar a las nuevas generaciones de “tuercas” que aspiran a la competición. La formación dura unos dos meses: y el que más se haya destacado recibe patrocinio para entrar en las carreras nacionales del Top Race. Sin embargo, no todo es cuestión de profesionales: aquí se puede experimentar la adrenalina de una vuelta en los auténticos vehículos de competencia, como copiloto de los profesionales. “Son autos del Top Race Junior –explica Claudio Martino, mecánico del circuito, al grupo que se anima a subir como copiloto de Gastón Pacioni– idénticos en chasis y motor. El piloto sólo puede tocarle el alerón y la presión de las gomas, para que sea igual para todos. Los motores, de cuatro cilindros, son Ford pero ensamblados por Berta.” “Son motores a inyección, con caja de quinta secuencial y frenos a disco, como todos los autos de carrera”, completa para los más interesados en los detalles técnicos. Uno a uno subimos, con más o menos incertidumbre: hay quien se aferra a los cinturones de seguridad como los náufragos del Titanic a los salvavidas, y quienes empuñan el celular como Don Quijote la lanza, aguerridos a pesar de los 210 kilómetros por hora que los autos levantan en pocos metros. La experiencia es emocionante y recomendable para un buen rato de adrenalina que barra con los últimos prejuicios sobre Río Hondo como un destino de “turismo tranquilo”, que a esa velocidad no tardan en salir volando. La vuelta es breve pero intensa, con frenadas impresionantes en la aproximación a las curvas y un desfile velocísimo del paisaje por las ventanillas, entre sacudones que le ganan a la mejor montaña rusa. Lástima que al final hay que bajarse: después de tantos preámbulos para subir, la mayoría se queda con ganas de más.

Pero para eso habrá que esperar a que se ponga en marcha el programa Piloto por un Día, que está en preparación y pronto será una opción más para los visitantes que lleguen hasta el circuito: la idea –explica Farina– es que los turistas puedan anotarse para recibir un curso de conducción de una jornada, interiorizándose de los detalles del trazado y el manejo del auto de carrera. La prueba final será sentarse al volante para finalmente dar una vuelta casi como un auténtico profesional, convirtiendo en realidad el “sueño del pibe” de jugar a Mario Kart en la vida real. Con la ventaja de que aquí no hay obstáculos en el camino, sino un circuito impecable que garantiza emoción y seguridad.

El Museo del Automóvil, dueño de una colección que incluye un auténtico Fórmula 1.

EL MUSEO Silvina Romano es la directora del Museo del Automóvil de Termas de Río Hondo, que funciona pegado al autódromo. Una mujer en un mundo de motores, como para desmentir otros mitos: “El museo –cuenta– se posicionó como uno de los atractivos turísticos más importantes de la provincia, no sólo para los fierreros. El 87 por ciento de las personas que nos visitan no están especializados en el tema: pero para los turistas, ésta es la única oportunidad en América latina de estar en contacto con un verdadero Fórmula 1, el Benetton Renault de Jean Alesi”. El monoposto está reluciente, como todos los demás expuestos en el gran hall del museo, y el año pasado –para estrenar el rediseño del circuito– Norberto Fontana lo sacó a la pista. “Fue emocionante, era la primera vez que un Fórmula 1 original giraba aquí”, cuenta Romano. Pero aquí hay muchos otros autos emblemáticos: el Justicialista, el Trueno Naranja de Carlos Pairetti, el Chevitú de Jorge Cupeiro, la Maserati 300 Sport de Juan Manuel Fangio. Silvina Romano cuenta algunos secretos: “Los autos reciben un tratamiento especial, hay que tenerlos en movimiento porque si no las ruedas se aplastan. Para cuidar la pintura se usan herramientas especiales, de modo que no tengan rayas, sobre todo porque en muchos casos es la pintura original y cuesta mucho mantenerla”. “Estamos trabajando –adelanta luego– para incorporar tecnología Kinect y realidad aumentada”, que permitan brindar mayor información sobre cada vehículo exhibido.

Hay réplicas y originales, y algunas piezas en exhibición pueden cambiar temporalmente por algún préstamo, pero la variedad y calidad de la colección, así como su estado (todos los autos funcionan) hacen valer la visita en cualquier momento. Los grandes hitos del automovilismo se cuentan, además, en pantallas gigantes que acompañan el recorrido. El museo también tiene un bar temático y una tienda de recuerdos, así como un primer piso con una colección de motos, pero sobre todo un simulador que fascina a los más chicos que, si bien no podrán subirse a dar una vuelta por el circuito, sí podrán disfrutar de los sacudones virtuales. Y el flamante hotel Termas 1 permitirá sin duda completar la experiencia de los tuercas irreductibles al borde mismo del autódromo y el museo.

TERMATALIA Del 1 al 5 de octubre, el Museo también recibirá a los expositores y visitantes de Termatalia, la feria de termalismo nacida en España que tendrá este año en la Argentina su segunda edición latinoamericana (la primera fue en 2012 en Lima). Alejandro Rubin, el director de Termatalia, está desde hace varios días en Río Hondo terminando los preparativos y destaca que “estarán presentes 17 de las 20 provincias termales de la Argentina, que tienen interés en el desarrollo del producto. El objetivo es que la Argentina en general se posicione como destino de turismo salud a nivel mundial, y para eso conviene que profundice su conocimiento de la tecnología. Termatalia será un punto de inflexión, con 80 participantes de 20 países en el Congreso de Termalismo, y una serie de actividades y eventos para el público”.

Emma González, responsable de la comunicación, precisa que los visitantes podrán ver de primera mano cómo funciona un centro termal de última generación, habrá cata de aguas minerales con un bar de aguas y un área de bienestar que brindará masajes gratuitos a los presentes. “El objetivo es crear cultura del agua”, esa cultura en la que Termas de Río Hondo tiene mucho para dar. Como también lo tiene en materia de naturaleza: en las afueras de la ciudad, frente al dique, no hay que dejar de visitar la isla Tara Inti (“la isla del sol”), una reserva de naturaleza que cuenta con un sendero muy bien señalizado para descubrir la flora y fauna de la región. Un emblemático puente peatonal trepidante da acceso al paseo, que continúa en el sendero y permite detenerse en varios miradores que dan hacia el lago para observar macás grandes, macás de pico grueso y muchas otras aves. Aunque la gran sorpresa la dan unos enormes dinosaurios animados que aparecen sorpresivamente entre la densa vegetación: fueron traídos de Tecnópolis y, aunque no corresponden a los que habitaron la región en tiempos prehistóricos, fascinan a los chicos que realizan el recorrido.

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