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Domingo, 15 de febrero de 2004
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NATURALEZA Reservas ecol贸gicas bonaerenses

En el reino de los pastos

Para resguardar lo poco que queda de los paisajes bonaerenses originales, que la mano del hombre modific贸 a lo largo del tiempo, existen varias reservas donde se procura que las 煤ltimas especies aut贸ctonas no desaparezcan definitivamente. Para conocer aquella antigua naturaleza, escapadas muy ecol贸gicas a la Reserva de Otamendi, cerca de Campana, y a la Reserva Ribera Norte, en pleno San Isidro moderno.

Por Juli谩n Varsavsky
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Un 鈥渕ar鈥 verde en el paisaje ribere帽o original que se protege en la Reserva Ribera Norte.
Salvo aquellas personas compenetradas a fondo con los temas de la ecolog铆a, pocos conocen que en la provincia de Buenos Aires existen numerosas reservas ecol贸gicas de un gran valor natural, sobre todo porque a lo largo del tiempo, la ganader铆a, los cultivos y las especies vegetales ex贸ticas que se plantaron modificaron la original pampa bonaerense. Es por eso que los paisajes bonaerenses de la actualidad son absolutamente distintos a los que ve铆an los indios en el pasado. Por ejemplo, especies tan comunes con el cardo, el eucalipto, el ligustro y la casuarina no exist铆an un siglo y medio atr谩s. S贸lo en estas reservas ecol贸gicas se puede ver hoy c贸mo era el paisaje aut贸ctono, cuyo orden y equilibrio natural tard贸 m谩s de 60 millones de a帽os en formarse.

Reserva Ribera Norte. En el partido bonaerense de San Isidro existe desde 1988 una Reserva Ecol贸gica Municipal que protege el 煤ltimo relicto de la original costa rioplatense, un 鈥渂ald铆o costero鈥 de 10 hect谩reas, al lado del Club N谩utico, que por azar permaneci贸 intocado por el hombre. A trav茅s de un sendero de interpretaci贸n autoguiado de 1200 metros se puede tomar contacto, con mucha paciencia y silencio, con unas 200 especies de reptiles, anfibios y aves.
A lo largo del trayecto se va pasando por los diversos ambientes naturales bonaerenses: el pajonal 鈥揷on sus totoras y cortaderas鈥, la laguna de 1800 metros cuadrados, el matorral ribere帽o y sus sarand铆es, el bosque de sauces y el de alisos, los ba帽ados, la costa y el 煤ltimo ceibal restante en toda la ribera norte del R铆o de la Plata.
El 谩rea de la laguna est谩 totalmente cubierta por repollitos de agua y camalotes. All铆 habitan diez clases de ranas y sapos, coipos 鈥搊 la falsa nutria鈥 y tortugas de agua que suelen asolearse en la orilla a toda hora del d铆a. Una 鈥渏oya alada鈥 que aparece de repente es el refinado colibr铆 garganta blanca, sorprendiendo al visitante con la vibraci贸n de su aleteo a un metro del sendero. Entre las aves esquivas se cuenta al 帽acurut煤, el b煤ho m谩s grande de Am茅rica. Pero tambi茅n hay patos barcinos, un pajarito llamado celestino 鈥揹e color azul鈥, rapaces como el carancho, gallinetas y horneros.
El verano es la 茅poca de mayor exuberancia en la reserva: al eclosionar las cris谩lidas el ambiente se llena de mariposas, los lagartos overos salen de su hibernaci贸n y llegan de lejos las aves migratorias. Una comunidad de 300 garzas brujas 鈥搎ue s贸lo salen de noche鈥 arriba cada a帽o a nidificar entre las plantas de sarand铆 blanco, dentro de los pajonales. Pero adem谩s, la migraci贸n incluye unas 150 garcitas blancas y otras tantas garzas bueyeras, que se suman a las garzas moras de hasta un metro y medio de alto que suelen verse caminando por la playa. De todas formas, el hecho de que haya tantas garzas en la reserva no garantiza que uno las vaya a ver en demas铆a, ya que permanecen semicamufladas entre los matorrales.
La gran mayor铆a de las 168 especies de aves que hay en la reserva son aut贸ctonas del ambiente ribere帽o, al igual que el 80 por ciento de las especies vegetales. De esta forma se conforma un ecosistema muy equilibrado que los dos guardaparques de la reserva y el equipo de voluntarios tratan de preservar eliminando las especies vegetales ex贸ticas que avanzan sobre las dem谩s modificando el ambiente.
Reserva Ecol贸gica de Otamendi. Creada en 1990 para resguardar uno de los 煤ltimos relictos de lo que fue la pampa bonaerense, esta reserva est谩 bajo la jurisdicci贸n de la Administraci贸n de Parques Nacionales, que ha realizado en los 煤ltimos a帽os un cuidado trabajo de conservaci贸n.
El sendero de interpretaci贸n m谩s recorrido de la reserva est谩 flanqueado por bajos pastizales pampeanos. A lo largo de un kil贸metro de recorrido se observa una muestra del t铆pico pastizal de la pampa ondulada, donde sobresalen grupos aislados de omb煤es y talas. Al recorrerlo se oye el canto de las calandrias y el zumbido de las abejas atra铆das por el perfume de las chilcas. Los carteles indican que el lugar es el 鈥渞eino de lospastos鈥, donde prosperan el 鈥減elo de chancho鈥, los pastizales de flechillas y las erizadas matas de hunquillo. Al bajar la mirada se descubre que all铆 donde algunos s贸lo ven 鈥渦n mont贸n de yuyos鈥, se desarrolla un fervoroso microcosmos lleno de actividad, con multitudes de insectos, ranitas, culebritas y ara帽as que entretejen sus telas con im谩genes de calidoscopio.
M谩s adelante se encuentra un bosque de talas donde se disfruta de una abundante sombra y un elegante c茅sped natural al borde de una barranca. Al fondo del talar, casi como un ventanal entre la vegetaci贸n, est谩 el mirador natural, ubicado al borde de una elevada meseta. Desde all铆 la panor谩mica abarca casi la totalidad del 谩rea protegida 鈥3000 hect谩reas鈥 que se extiende hasta el r铆o Paran谩 de las Palmas, bordeado por ba帽ados o terrenos inundables, una amplia llanura de pajonales que precede al r铆o. Desde el mirador, el pajonal ofrece el aspecto de un mosaico con retazos de distintos tonos, se帽alando las diferentes especies de hierbas de gran tama帽o: juncos, totoras, espada帽as y cortaderas.

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