Como una tumba fara贸nica o un templo al amor, qui茅n sabe, el exc茅ntrico pol铆tico y escritor millonario Ra煤l Bar贸n Biza mand贸 a construir el monumento El Ala, hace 85 a帽os, dentro de su estancia del paraje Los Cerrillos para enterrar los restos de su mujer, Myriam Stefford, muerta cuando se precipit贸 el avi贸n que piloteaba pretendiendo la haza帽a 煤nica de unir 14 provincias. Tambi茅n para contener en una cripta los restos del avi贸n y 鈥揹icen鈥 las joyas de la amada.
Entre todas las versiones no documentadas, est谩n las que dicen que una placa acu帽aba la frase 鈥淯n bel morir tutta la vita onora鈥; que el sepulcro cubierto por una l谩pida de m谩rmol negro exhib铆a un atemorizante 鈥淢aldito sea el que profane esta tumba鈥; que a la entrada del monumento, en una vitrina donde estaban el casco de Myriam Stefford, su reloj de vuelo y el tim贸n del avi贸n, hab铆a una losa con la leyenda 鈥淰iajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que en su audacia quiso llegar hasta las 谩guilas鈥.
El Ala fue saqueada por v谩ndalos sucesivas veces. Permaneci贸 cerrada y disputada su propiedad entre los herederos. A煤n tantos a帽os despu茅s sigue guardando secretos y alimentando fantas铆as, mientras un proyecto provincial aguarda la resoluci贸n judicial por la herencia, para convertirlo en un atractivo tur铆stico.
BAR脫N BIZA Una de sus diversiones consist铆a en dar fiestas a las que invitaba a sus amigos millonarios, con la consigna de que deb铆an asistir disfrazados de pobres y los mezclaba con los otros convidados, los pobres genuinos.
La an茅cdota suced铆a por los a帽os 鈥30 en los 谩mbitos m谩s recoletos de Buenos Aires y perfila a su protagonista, Ra煤l Bar贸n Biza. Bon vivant, exc茅ntrico, provocador, mujeriego, apasionado, escritor, pol铆tico eran algunas de las caras de una figura polifac茅tica que toc贸 el cielo con las manos y se marchit贸 como una flor.
M谩s de medio siglo despu茅s de su muerte, cuando se perfor贸 la sien de un balazo el 17 de agosto de 1964, su nombre a煤n agita fantasmas, genera pleitos hereditarios y desempolva historias tan incomprobables como posibles. Aunque algunos lo dan por cordob茅s, en la biograf铆a El escritor maldito Candelaria de la Sota sostiene que en el acta de nacimiento el padre, Wilfrid Bar贸n, declar贸 domicilio en la calle Bol铆var 1489 del barrio porte帽o de San Telmo y lo inscribi贸 como Ra煤l Carlos, nacido el 4 de noviembre de 1899. Y que reci茅n cuatro a帽os despu茅s la familia se traslad贸 y estableci贸 en la estancia Los Cerrillos.
Una vida novelesca y tr谩gica, quiz谩s con algunos condimentos de fantas铆as, compone una historia que a煤n inspira relatos biogr谩ficos, guiones para teatro y el reciente documental Agosto final, actualmente en cartelera, dirigido por Eduardo S谩nchez, tal vez nieto (si la ciencia lo probara) del instructor de vuelo que muri贸 junto a Myriam Stefford.
La fortuna familiar amasada con el comercio de cereales hab铆a permitido que Ra煤l fuera enviado a estudiar al exterior, como sus cuatro hermanos, a un colegio que depend铆a de la Universidad de Harvard. En su libro Por qu茅 me hice revolucionario escribi贸: 鈥淒esde el a帽o 1913 en que abandon茅 la Argentina hacia Estados Unidos, hasta 1931, en muy pocas ocasiones regres茅 a mi patria. Solo me guiaba en esos viajes el deseo de abrazar a mi madre鈥. Catalina Biza, una tucumana hija de espa帽oles, perteneciente a una familia tradicional y cat贸lica de la alta burgues铆a, que hab铆a puesto su fortuna al servicio de la ayuda social.
Ra煤l Bar贸n Biza altern贸 sus estudios con estancias despreocupadas en la Par铆s de la belle 茅poque, se pase贸 por los puertos m谩s diversos y a comienzos de los a帽os 鈥20 observaba en la Uni贸n Sovi茅tica la nueva situaci贸n surgida tras la revoluci贸n. Incursion贸 en la pol铆tica, la literatura y los negocios. Apoy贸 al l铆der radical Hip贸lito Yrigoyen, y en 1924 public贸 Risas, l谩grimas y sedas. Introdujo en la Argentina el cultivo de olivo y adem谩s organiz贸 la explotaci贸n de minas de wolframio y bismuto en el noroeste del pa铆s.
COMIENZA LA TRAGEDIA En el apogeo de su vida de privilegiado, la Europa de la posguerra fue el escenario donde conocer铆a a la mujer con la cual comenzar铆a a tejer la parte tr谩gica de su historia. 鈥淏oca peque帽a de labios pintados, tibios, h煤medos. Boca de carm铆n, ten铆a ese rictus embustero, delicioso y un poco canalla de todas las divinas bocas nacidas para mentir y besar鈥. As铆 describi贸 Ra煤l Bar贸n Biza a Myriam Stefford, su primera esposa, en su novela El derecho de matar. Ella era una actriz de reparto cuyo curr铆culum empezaba y terminaba en tres pel铆culas. El principal talento era su belleza. Hija de italianos 鈥損adre empleado en una f谩brica de chocolates, madre ama de casa鈥 hab铆a nacido en Berna, Suiza, en 1905. Su verdadero nombre era Rosa Margarita Rossi Hoffmann. A los 15 a帽os se hab铆a escapado para vagar por las calles de Viena y de Budapest. Bella, joven, seducida por Bar贸n Biza, y desprejuiciada, parti贸 con el millonario. La nieve de los centros de esqu铆 suizos y la arena de la Costa Azul; Capri y Venecia se sucedieron desde el primer encuentro. Qui茅n sabe si por asociaci贸n del apellido o por justificar alguna alcurnia, los periodistas comenzaron a llamarla baronesa y la ascendieron al rango de estrella de Hollywood, cuando la pareja lleg贸 al puerto de Buenos Aires, a mediados de 1928, en la primera clase del Cap d鈥橝ncona. 鈥淪olo los encantos de su belleza, la majestad de su porte, la delicadeza de sus l铆neas recordaban su condici贸n de arist贸crata鈥, dec铆an las cr贸nicas sociales.
El puerto de Buenos Aires, la estancia Los Cerrillos en C贸rdoba, la bas铆lica de San Marcos de Venecia, se sucedieron vertiginosamente. El 28 de agosto de 1930 se casaron frente a invitados como la princesa Lucinge de Faucigny, la baronesa Neily de Rotschild, la condesa Albrizzi, la duquesa Di Sangro y el pr铆ncipe Alessandro Ruspoli. Todos acicalados con trajes t铆picos venecianos; un cortejo nupcial en g贸ndolas acompa帽贸 a los esposos hasta el Hotel Cipriani. O eso hicieron creer. Tambi茅n se dice pero nada lo prueba.
Tres a帽os despu茅s regresaron a la Argentina para intercalar estad铆as en la estancia en las cercan铆as de Alta Gracia y la casona de Recoleta, frente a Plaza Francia, en Buenos Aires. El diario La Prensa informaba que la dama estaba 鈥渞etirada del mundo del espect谩culo por expreso pedido de su marido鈥 e ilustraba la nota con una foto en la que se la ve铆a paseando por el Tiergarten de Berl铆n con un leopardo amaestrado, llamado Gaucho. Eran parte de su vida cotidiana las cabalgatas por los bosques de Palermo, las fiestas en su residencia y las galas en el Col贸n, donde deslumbraba con un anillo que llevaba engarzado un diamante de 45 quilates llamado Cruz del Sur.
La mujer descubri贸 la pasi贸n por pilotear aviones. En apenas dos meses consigui贸 el brevet de piloto civil. Su instructor se llamaba Ludwing Fuchs, un alem谩n veterano de la Primera Guerra. Ella manifest贸 su deseo: 鈥淨uiero iniciar un vuelo de largo aliento y llegar con mi avi贸n donde nunca lleg贸 otra mujer鈥 y el marido le regal贸 un monoplano biplaza de ala baja, al que bautiz贸 Chingolo. En ese peque帽o avi贸n Myriam Stefford, de 26 a帽os, comenzar铆a el raid con el que pretend铆a unir 14 provincias pero que termin贸 transport谩ndola a la muerte el 26 de agosto de 1931, cuando se precipit贸 a tierra en Marayes, San Juan.
Sostienen algunos que esa tragedia fue el primer golpe an铆mico que sufri贸 Bar贸n Biza. Otros de malas lenguas dicen que fue antes, cuando se habr铆a enterado de que el instructor de vuelo era su amante y por eso habr铆a mandado a sabotear el motor.
Lo cierto es que el viudo mand贸 a construir un monumento funerario fara贸nico en lo que era parte del campo de Los Cerrillos que qued贸 concluido cinco a帽os despu茅s de la muerte de su mujer.
Deprimido, Ra煤l Bar贸n Biza busc贸 refugio en Europa. Regres贸 a Buenos Aires en 1932 para enfrentarse a una Argentina convulsionada. Comenz贸 su militancia pol铆tica y volvi贸 a enamorarse, esta vez de una jovencita de 15 a帽os llamada Clotilde Sabattini, hija de un amigo personal y gobernador de C贸rdoba. La rapt贸 para fugarse al Uruguay. Volvieron a la Argentina, tuvieron hijos, vivieron en la estancia de Los Cerrillos donde ella ejerci贸 como maestra en la escuela que Bar贸n Biza hizo construir a pedido de Myriam Stefford para los hijos de los peones (y forma parte del proyecto tur铆stico), pero tuvieron una relaci贸n pasional y tormentosa. Clotilde Sabattini fue la primera mujer en la historia argentina con rango de ministra e impulsora de la ense帽anza laica y libre.
Bar贸n Biza no soportaba el crecimiento de su mujer. Intent贸 tres veces suicidarse. Dilapid贸 su fortuna.
En uno de los tantos distanciamientos a lo largo de casi 30 a帽os de matrimonio, le envi贸 una carta con una propuesta definitiva que inclu铆a la divisi贸n de los bienes que quedaban. La cit贸 con sus abogados al departamento de Buenos Aires el domingo 16 de agosto de 1964. La esper贸 con dos vasos servidos con supuesto whisky. Cuando Clotilde aceptaba el vaso que le convidaba el padre de sus tres hijos, el 谩cido que en realidad conten铆a termin贸 arrojado contra su rostro, desfigur谩ndolo para siempre.
Los abogados partieron al hospital con la mujer. 脡l se acost贸 en su cama de estilo franc茅s, se tap贸 con el acolchado, bebi贸 un sorbo de whisky (verdadero) y gatill贸 el 38 largo sobre su sien. El escritor maldito apag贸 su vida como hab铆a sido: sin medias tintas.
Como si a los personajes no les alcanzara con su propia historia e irradiaran misterio a su entorno, el cineasta Eduardo S谩nchez comenz贸 una b煤squeda hace m谩s de 10 a帽os para tratar de descorrer velos familiares acerca de un abuelo de identidad negada por su madre y su abuela, que lo llevar铆an por escenarios que iba filmando y documentando como Venecia, Berna, Alta Gracia y Los Cerrillos. La b煤squeda lo llev贸 a una punta de ovillo en Los Cerrillos y parece cerrarse all铆, con falso acento alem谩n, seg煤n sacude al espectador el documental Agosto final.
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