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Domingo, 19 de septiembre de 2004
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INGLATERRA - La ciudad de Bath

Inglesa y romana

A una hora de Londres, la ciudad de Bath recibe cada año a multitud de viajeros que llegan atraídos por una de las principales ruinas romanas de Inglaterra: los baños termales. Además de preservar ese tesoro arqueológico, la ciudad es también la expresión urbana más completa del elegante estilo arquitectónico que surgió durante la dinastía Tudor.

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El complejo termal de baños romanos está en el corazón mismo de la ciudad.
Por J. V.

Fundada en torno de sus fuentes de agua termal, la ciudad de Bath recibe desde hace siglos a viajeros en busca del placer. Alrededor del año 10 de la era cristiana, Bretaña pasó a formar parte del Imperio Romano, quienes construyeron una sofisticada infraestructura ligada a los baños termales. Estas termas cumplían una importante y muy popular función medicinal ya que en esos tiempos casi no existía la medicina. Hoy en día los monumentales vestigios romanos de Bath atraen a varios millones de viajeros por año que desean sumergirse de lleno en uno de los rincones más singulares de la historia europea del milenio pasado.
El otro aspecto que hizo famosa a la ciudad es su particular arquitectura de estilo Tudor georgiano. Si bien estas casas y palacios se encuentran en toda Inglaterra, Bath es una muestra completa de esos elegantes edificios de piedra caliza amarilla que testimonian la más fina expresión urbana del estilo georgiano en Inglaterra.

En el tiempo
La historia de Bath atraviesa la totalidad de los períodos que derivaron en la conformación del Imperio Británico. Por un lado, ya en los remotos tiempos en que el pueblo celta llegó a las islas británicas (alrededor del año mil antes de Cristo), las termas eran utilizadas para el placer y la salud. Más tarde, la ciudad fue una de las defensas que levantó el rey Alfredo El Grande (849-899) contra los vikingos.
Con la llegada de los Tudor a la corona inglesa, la ciudad se extendió más allá de los muros medievales y alcanzó su mayor esplendor, convirtiéndose en un reducto vacacional para la aristocracia de todo el país. En los siglos XVII y XVIII, Bath ya era el destino vacacional de moda del sur inglés –junto con Bristol–, con una profusión de lujosos hoteles y salas de concierto. Los baños funcionaron hasta 1939.

El legado de Roma
En el corazón mismo de la ciudad está el complejo termal de baños romanos que se construyó alrededor de las aguas surgentes. El sitio ha sido excavado casi continuamente durante los últimos doscientos años (el Museo de los Baños Romanos se inauguró en 1897). Al ingresar al complejo termal, el viajero recibe un audífono que le permite escuchar en su idioma toda la explicación necesaria para un completo paseo autoguiado. El nombre en latín de estos baños era Aquae Sulis, y esta clase de aguas eran consideradas sagradas por sus propiedades curativas.
El paseo comienza en el templo de Sulis Minerva, una diosa romana a la que se rendía culto antes de tomar los baños. El hecho de que las aguas brotaran calientes era considerado un don que Minerva ofrecía a sus fieles, quienes en gratitud le realizaban ofrendas arrojando a una fuente toda clase de bienes personales. Muchos de esos objetos permitieron a los arqueólogos reconstruir una parte importante de la cotidianidad de hace dos mil años. Una visita a las termas implicaba también tomar una sesión de masajes y la práctica de ejercicios físicos.
El recorrido llega hasta donde brotan las aguas. Allí hay un complejo sistema subterráneo de ingeniería con túneles y filtros de piedra que se encontraron intactos y en condiciones de funcionar. Pero sin duda, el lugar más impactante de la visita es el gran piletón central rodeado por una construcción de tres plantas con estatuas de los principales emperadores romanos.
La arquitectura de los baños no es sólo romana sino una muestra de diversos períodos que incluyen el medioevo y la era georgiana (desde 1485 hasta 1603).

Por la ciudad
Uno de los sitios de mayor peso histórico de la ciudad es la Abadía de Bath, que data del siglo XV y marca el inicio de la era Tudor. El templo fue construido sobre las ruinas de un monasterio sajón donde había sido coronado Edgar, el primer rey de Inglaterra, en 973. Elotro lugar emblemático es el Puente Pulteney, uno de los dos puentes europeos con una serie de negocios incorporados a su estructura (el otro es el Ponte Vecchio en Florencia)

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