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Sábado, 20 de julio de 2002
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EN LA CAPITAL Vacaciones y paseos muy urbanos

Invierno porteño

La ciudad ha empezado a ocupar un lugar destacado en la lista de los “debo ir” de viajeros internacionales, atraídos por un cambio de moneda que los favorece. Para los visitantes nacionales y para los porteños, las vacaciones que comienzan mañana y se prolongarán hasta el 2 de agosto prometen una agenda extensa de actividades culturales y turísticas gratuitas o de muy bajo costo.

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Por Daniela Chueke

Durante las vacaciones de invierno, Buenos Aires se transforma en un centro de paseos permanente. En todo momento y a toda hora hay algo interesante para hacer, algún atractivo nuevo para descubrir o un espectáculo gratuito para disfrutar.
Para quien llega por primera vez, puede resultar un tanto imponente y desafiante. Sin embargo, es una ciudad en la que resulta bastante sencillo sentirse cómodo siempre y cuando se acepte y comprenda su ritmo acelerado, los ruidos del tránsito y el desfile permanente de gente en todas partes (tres millones de habitantes en una superficie de 200 kilómetros cuadrados y 14 millones si se suma la población del conurbano bonaerense).
Para la mayor parte de sus habitantes, inmersos en el trajín cotidiano, la belleza y las atractivos porteños habitualmente pasan desapercibidos. Pero no por falta de tiempo; acaso por falta de costumbre. Buenos Aires ofrece a los porteños una invitación permanente a convertirse en viajero en la propia ciudad. Es un ejercicio sencillo, que se puede hacer solo o en compañía, mejor aún si el invitado es, precisamente, un turista, ya que el oficio de guía improvisado lo pone a uno frente a esos detalles increíbles, en los que jamás había reparado. Por ejemplo, ese esplendor de antaño, que perdura en los edificios públicos, museos, teatros y parques, integrado al destello de los grandes centros de compras, restaurantes y bares temáticos que acentúan su carácter cosmopolita. O quizás, recorrer los diferentes barrios –los viejos y los renovados– que conforman el collage de su identidad ciudadana.
Aunque hay porteños que casi nunca van a los sitios turísticos porque los consideran demasiado “for export”, en realidad son paseos muy interesantes, no sólo para llevar a algún visitante ocasional, sino también para descubrir –entre sus rincones, edificios y paredes recicladas y acicaladas para las postales– algo de sus orígenes.

Paseando y comiendo Para pasear, los circuitos turísticos tradicionales –como por ejemplo, La Boca, San Telmo, Recoleta o los Bosques de Palermo– se pueden recorrer junto con los guías gratuitos que ofrece la Subsecretaría de Turismo. Pero también hay varios y originales paseos, como el de subirse a un viejo tranvía. Aunque este popular medio de transporte desapareció hace años, actualmente funciona una única línea de carácter turístico. Puede utilizarse los días festivos, de 15.00 a 20.00 horas y los sábados y domingos de 10.00 a 13.00 horas. Inicia su recorrido en la intersección de las calles Emilio Mitre y José Bonifacio, en el barrio de Caballito.
Hasta fin de julio se realizarán cuatro grandes ferias en Buenos Aires: Ayudar está de moda (a beneficio de la Casa Cuna), ArteBA (ambas terminan hoy), Del Libro infantil y la tradicional Exposición de Agricultura y Ganadería (ver recuadro).
A la hora de comer, en Buenos Aires todas las variantes son posibles. Desde la mejor carne y la tradicional pizza, hasta cocina étnica en locales muy fashion, como los que se concentran en la calle Báez, del barrio de Las Cañitas, o en los de aires neoyorquinos, donde comenzaron a instalarse los nuevos focos vanguardistas de la cultura, el arte y la moda: Palermo Soho (alrededor de la plazoleta Cortázar) y Palermo Hollywood (Honduras, pasando la avenida Juan B. Justo, alrededor de los estudios de América TV). Junto al río, el complejo de Puerto Madero es otro paseo a tener en cuenta para un domingo soleado, no sólo por sus restaurantes de primer nivel, bares, cines y yacht club, sino para visitar el Hotel de Inmigrantes, que funciona como museo. También a lo largo del Río de la Plata, pero un poco más popular, se extiende la Costanera Sur, sitio ideal para comer bien y barato en alguna parrilla, tomar sol o andar en bicicleta por la Reserva Ecológica o visitar la escuela de arte y el Museo de la Cárcova, donde se pueden ver réplicas de algunas famosas obras de arte, como la escultura en tamaño original del David de Miguel Angel, y antes o después, comer en la encantadora parrilla bajo los centenarios árboles del jardín del museo, allí donde termina la calle Brasil.z

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