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Domingo, 6 de mayo de 2007
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Visita a la favela

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Panorama desde el Corcovado de la nostálgica, glamorosa y popular Río de Janeiro.

La primera favela de Río la crearon en 1897 unos esclavos recién liberados de las plantaciones de azúcar nordestinas. En un siglo y algo más surgieron en la ciudad otras 700 favelas, de las cuales La Rocinha es la más grande (150 mil habitantes). Hace unos años, una empresa de turismo comenzó a organizar visitas a La Rocinha a bordo de un jeep y el éxito fue tal que armaron una flota de medio centenar de vehículos. También surgieron varios competidores más. Por supuesto que no hay peligro para los turistas, ya que la visita está “arreglada” con la población local.

Al subir por la ladera –pasando por las mansiones amuralladas del barrio Gávea– se descubre que hoy en día La Rocinha es un barrio carioca más, con cuatro escuelas, dos bancos, un McDonald’s... sólo que un poco desordenado, con las casas de ladrillo sin revocar, una maraña asombrosa de cables en los postes de luz y edificios muy rústicos de hasta 8 pisos de bloques rojos, que parecen haber ido creciendo de a poco, como cuando se agregan cuartos a una casa en el patio de atrás.

Al descender del jeep para caminar por una calle comercial, uno se puede cruzar con jóvenes de gorra militar con la frase “Ejercito de Deus”, hombres pelando maíz a machetazos, una naranja del mercado que rueda pendiente abajo por el asfalto carcomido, un cartelito en la puerta de una casa que reza: “Tá difícil? Jesus resolve”. En la segunda parada de la excursión se entra a un edificio de dos pisos con muchos departamentos –típica construcción de La Rocinha–, para subir a la terraza y ver de repente un mar de casas que se despliega a nuestros pies como un damero desordenado. Conversando con la gente uno se entera de que en general en la favela nadie roba –“el que roba, muere”–, y que se vive con la puerta sin llave durante el día. El paseo continúa por una de esas callecitas escalonadas de un metro de ancho donde el visitante se sumerge en un laberinto caótico de casas pegadas una a la otra, con la gente circulando indiferente a los turistas, que ya son parte de la postal. Más información: www.jeeptour.com.br

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