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Domingo, 3 de agosto de 2008
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PIONEROS DEL OTTO

En el cerro se encuentra el refugio Berghof (“casa de montaña” en alemán), al que se puede ir en el teleférico y desde allí bajar por el camino de autos y pasar por las pistas de esquí. El refugio de madera, construido en los ’30 por el propio Otto Meiling, tiene un amplio salón comedor, una cocina y, en la parte alta, están los dormitorios.

Cerca del refugio se encuentra la que era la vivienda particular de Meiling (ahora museo), quien pasó allí gran parte de su vida. Este patriarca del andinismo argentino había nacido en Bavaria y cuando terminó la Primera Guerra Mundial quiso probar suerte en Sudamérica.

Primero vivió en Buenos Aires y luego, tentado por los paisajes patagónicos, se mudó a Bariloche en 1930. Luego conoció a Juan Javier Neumeyer, con quien compartía el amor por la montaña, se hicieron amigos y, junto a Reynaldo Knapp, fundaron el Club Andino Bariloche el 13 de agosto de 1931.

Varios años más tarde otro incansable emprendedor llegaría al cerro Otto: Boris Furman. Tanto el teleférico como la confitería fueron obra de este hombre nacido en Santa Fe en 1916. En los ‘60 viajó a Bariloche y quedó impactado con la maquinaria que usaba el cerro Catedral para llevar gente a las pistas de esquí. Sin embargo, cuando conoció el cerro Otto comprobó que desde allí se

tenía la mejor vista de Bariloche. Después de comprar la tierra, instalar la base y las torres del cablecarril, viajó a Austria y buscó al mejor fabricante, Rudolf Kienast, quien construyó un teleférico de 42 góndolas, de doble cable y

gran seguridad. Se inauguró en 1974 y en 1976 abrió la primera confitería giratoria de Sudamérica. En sus últimosaños Don Boris le dio un último toque original al cerro: una galería de arte en plena cumbre.

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