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Domingo, 7 de diciembre de 2003
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La maldicion de los castorcitos

Todo comenz贸 en 1946 cuando el Ministerio de Marina decidi贸 introducir 25 parejas de castores en el Lago Fagnano, con la intenci贸n de impulsar la industria peletera. El negocio del cuero no prosper贸, pero en cambio los castores proliferaron por toda la isla arrasando con todo, hasta alcanzar una poblaci贸n actual de 31 mil ejemplares.
El problema es el siguiente: estos simp谩ticos roedores tra铆dos desde Canad谩 tienen en su h谩bitat natural una serie de predadores como el oso y el lobo, que mantienen en equilibrio el ecosistema. Como medida defensiva, los castores gastan sus largos dientes 鈥搎ue nunca paran de crecer鈥 tirando abajo 谩rboles de hasta 20 metros sobre el curso de un r铆o para formar un dique. As铆 crean un estanque de una hect谩rea donde construyen sus madrigueras para vivir rodeados de agua, a salvo del enemigo. En poco tiempo todos los 谩rboles cuyas ra铆ces sean cubiertas por el agua morir谩n. Como resultado, en Tierra del Fuego ya hay varios millares de hect谩reas convertidas 鈥搇iteralmente鈥 en tierra arrasada.
En la actualidad, todos los arroyos y r铆os de Tierra del Fuego est谩n afectados por los castores, que incluso est谩n llegando a Chile. Los animalitos no saben que aqu铆 no hay osos ni lobos, y por instinto siguen con su vana y laboriosa tarea de cortar 谩rboles y ramas para acumularlos en diques que llegan a medir 3 metros de altura por 50 de largo. Lo m谩s extra帽o es que este 鈥渆j茅rcito鈥 de castores vive desperdigado en n煤cleos familiares de cuatro integrantes, y solamente los padres son los que trabajan. Miden 1,50 metro de largo, incluyendo la cola, y en apenas dos semanas pueden construir un dique.
El da帽o ecol贸gico, si bien no es irreversible, es muy fuerte. Y si no se controla el aumento de la poblaci贸n de castores, el problema puede alcanzar grandes proporciones. Cuesta decirlo 鈥搚 ninguna organizaci贸n ecologista seria se opone a la medida鈥, pero el gobierno ha debido lanzar un programa de control poblacional de los castores, que consiste en estimular la caza. Actualmente se ofrecen 5 pesos por cada cola de castor, aunque para cazarlos se debe obtener una licencia que por lo general se otorga a personas desocupadas. La idea no es exterminarlos sino controlar su crecimiento.

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