Oscar Marín, delegado de los empleados, explicó que la medida de fuerza comenzó ayer a las 19 y aseguró que "no se han cumplido" las promesas realizadas por los gobiernos de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires para construir plantas de transferencia. "Creemos que no tienen voluntad de abrirlos, que hay intereses espurios y que quieren deshacer esta empresa", denunció.
Los trabajadores advirtieron que la huelga podría extenderse por 72 horas si no se satisfacen sus demandas. Ayer, el gobierno porteño pidió a los vecinos que no saquen a la calle la basura, ya que si bien los recolectores de residuos trabajaban "normalmente", no tenían posibilidades de llevar los residuos a los depósitos.
"Lo que estamos pidiendo es que se respete el convenio firmado en 2008 entre la provincia y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el cual se comprometían a abrir dos centros de disposición final y dos plantas de transferencia", explicó el dirigente gremial Rafael Cuyás. Y agregó que con el próximo sistema de recolección de residuos "se apunta al vaciamiento de la empresa" y que peligra la fuente laboral de unos 2 mil trabajadores.
Por ello, mantenían cerradas las plantas de los barrios de Colegiales, Flores y Pompeya, al tiempo que levantaban las barreras en las estaciones de peaje del Camino del Buen Ayre, que es administrado por el mismo Ceamse.
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