Los ojos de su nieta Mariana, secuestrada cuando tenía 18 meses, se convirtieron en la imagen más simbólica de las marchas por los desaparecidos. Tras un largo periplo, Gatti logró ubicar a su nieta en 1992, consiguiendo la restitución de su identidad y el procesamiento de los apropiadores.
"No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar", indicó Gatti en marzo de este año al celebrar la inauguración de una biblioteca y el cumpleaños 35 de su nieta.
Sus restos serán velados el lunes en la Universidad de la República.
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