Aunque todavía no está claro si los datos van a poder ser utilizables, la BEA indicó que el registro estaría en buenas condiciones. La caja negra y las grabaciones de voz son la última esperanza que tienen los investigadores para poder aclarar la caída del Airbus 330-200, que cayó al mar el 1 de junio de 2009.
El avión había despegado en Río de Janeiro y se dirigía a París. Lo único que se sabe hasta ahora es que el avión registró problemas en sus medidores de velocidad al afrontar un temporal. Sin embargo, esos problemas normalmente no deberían provocar la caída de un avión. Además no se emitieron señales de alarma.
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