"Hay que poner fin al derramamiento de sangre y preservando la seguridad y estabilidad del país", dijo Ali Abdullah Saleh, quien llegó a Saná entre combates entre las tropas pro gubernamentales y los partidarios del líder tribal Sadeq Abdalá al Ahmar, que en los últimos días, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), dejó 81 muertos y 980 heridos a causa de los enfrentamientos entre grupos tribales opositores al régimen.
Al enterarse del retorno, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, condenó el uso de la violencia en Yemen y dijo: "A la luz de la actual inestabilidad, instamos al presidente Saleh a comenzar una completa transferencia del poder y a organizar elecciones presidenciales antes de final de año, dentro del marco de la iniciativa del CCG".
En sus declaraciones, Carney indicó que su país condena el uso de la violencia y llama a todas las partes para que eviten la escalada de las hostilidades.
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