El Partido Justicia y Desarrollo se convirtió en la primera fuerza parlamentaria de Marruecos y la primera también de orientación islámica, aunque moderada, que tendrá bajo su responsabilidad formar gobierno. Y ante estos históricos resultados, sus dirigentes se mostraron decididos a comenzar negociaciones con otras organizaciones. "Estamos dispuestos a abrir concertaciones con los partidos, si se confirma que somos los primeros", declaró el dirigente Abdelilah Benkirane.
Las elecciones son producto de la reforma constitucional impulsada por el rey y aprobada en un referéndum en julio que, no obstante, permite al monarca retener amplios poderes, como el control del Ejército y los asuntos religiosos, y la obligación de elegir como primer ministro al candidato del partido más votado, que no necesariamente puede ser de su predilección.
Este fuerte crecimiento de los islamistas se inscribe en el marco de las protestas, sobre todo entre los jóvenes, que desde comienzos de año exigen una mayor apertura del sistema político. Es así que el próximo gobierno deberá enfrentar un clima social marcado por una tasa de desempleo estimada en casi 30 por ciento entre los jóvenes.
Marruecos se convirtió en el tercer país musulmán de la cuenca mediterránea en ser dirigido por un partido islamista, con Turquía y Túnez, en espera de las elecciones que tendrán lugar en Egipto el lunes y el martes, que podrían llevar a los Hermanos Musulmanes al poder.
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