Para el juicio que comenzará mañana y continuará el miércoles ante el Juzgado de Instrucción Número 2 de El Prat, Broitman explicó que "por un lado, se planteará en el debate que los pilotos, Eduardo Juliá y Miret, sólo fueron contratados para eso, para pilotear, y por lo tanto nunca tuvieron la posesión o el dominio del avión".
En el caso de Gustavo Juliá -quien está más comprometido en la causa porque era el dueño del avión-, Broitman comentó que "va a demostrar que él fue contratado por un empresario español para estos viajes, que desconocía que el real objetivo era trasladar droga y que no siempre él tuvo el control o la posesión de la aeronave".
Broitman también comentó que la defensa "planteará una serie de nulidades con las que se intentará demostrar que hubo irregularidades en el proceso", aunque prefirió no adelantar precisiones sobre esos planteos.
En el juicio los hermanos y Miret, podrían ser condenados a 13 años de prisión y recibir una multa de hasta 100 millones de euros, según lo solicitado por el fiscal del caso, David Beneges.
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