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"La arrechera (bronca) paguémosla con una olla, no con un hermano venezolano", expresó Capriles en una conferencia de prensa en la que anunció la suspensión de la movilización convocada para mañana al CNE, para la que el gobierno había negado la autorización. En su lugar, el opositor llamó a realizar cacerolazos desde esta noche hasta el viernes, día en que está prevista la ceremonia de asunción de Nicolás Maduro.
"El ilegítimo se quiere juramentar el viernes", lanzó el gobernador de Miranda, y deslindó sus responsabilidades en la violencia registrada ayer en las manifestaciones opositoras, que dejaron un saldo de siete muertos (seis militantes del chavismo y un policía). Capriles sostuvo que el escenario de enfrentamientos es buscado por el Gobierno, y afirmó que el presidente electo "lo que quiere es que no hablemos del conteo del voto a voto sino meter al país en una situación de violencia".
"El gobierno quiere otro 11 de abril, que ellos mismos provocaron", insistió el excandidato de la oposición, quien fuera un activo participante de aquel fallido de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002. En aquella ocasión, Capriles era alcalde del municipio Baruta y encabezó el asedio a la embajada cubana. En cambio, ahora manifestó que "el camino nuestro es democrático" y que "este proyecto es pacífico".
Además, presentó algunas denuncias que afirmó avalan el pedido de un recuento total de los votos. Entre ellas, mencionó que hubieron 535 máquinas electorales dañadas, que 283 testigos opositores fueron retirados de los centros electorales y que en el registro electoral habrían 600 mil personas fallecidas. Sin embargo, por ahora no hubo presentación formal de esas supuestas irregularidades ante el CNE ni ante la Justicia.
"El Gobierno quiere a través de la violencia que aquí no se hable del asunto por el cual estamos aquí, el Gobierno no quiere que yo siga planteando que se revise voto a voto", añadió Capriles, y denunció que el chavismo "pretende infiltrar personas en una movilización que yo he convocado para mañana". También insinuó que esa "infiltración" se puede haber haber dado en las protestas de ayer y aseguró que "el gobierno quiere muertos".
"Mañana no vamos a movilizarnos, les pido a todos mis seguidores recogerse", expresó luego el líder opositor, en referencia a la marcha al CNE. "El que salga está en el lado de la violencia, le está haciendo el juego a la violencia", remarcó. Insistió con que "vamos a derrotar esto desde la protesta pacífica" y dijo asumir la responsabilidad "ante quienes puedan estar en desacuerdo y piensen que la vía es otra".
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