En su momento los análisis de ADN habían confirmado que la sangre hallada en la computadora y en el disco rígido de la cabina del Chapa 5, el tren chocado en Once el 19 de octubre de 2013, pertenecía al maquinista Julio Benítez, quien conducía la formación, con lo cual su situación había quedado aún más comprometida: el disco rígido del tren había aparecido en su mochila y la prueba de la sangre lo sindica como quien sustrajo ese elemento vital de la investigación que, además, terminó dañado. Por otra parte, los peritajes psicológicos habían determinado que el motorman tenía “tendencia a la simulación” y rasgos psicopáticos.
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