Efectivos de las fuerzas de seguridad malienses desplegaron todas las medidas para encontrar a los sospechosos implicados en el ataque, que según el presidente, Keita, causó la muerte de 19 personas y de dos asaltantes. Keita, quien visitó el hotel de la masacre y el hospital Gabriel Toure, donde están ingresados los heridos, llamó a los ciudadanos malienses a "no bajar la guardia" y condenó el ataque, cuyos autores "decidieron romper con la humanidad".
Los jihadistas "no comparten los mismos valores que nosotros, porque desconocen el valor de la vida", sostuvo el mandatario antes de agradecer el "profesionalismo" de las fuerzas de seguridad malienses e internacionales en las operaciones de rescate de los rehenes.
El gobierno de la nación del oeste de África decretó el estado de emergencia luego de la toma de rehenes en el hotel de Bamako, que duró nueve horas y ocurrió una semana después de la masacre islamista en París. Los grupos Al Murabitun y Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) se atribuyeron el ataque en la excolonia francesa y afirmaron haberlo llevado a cabo de forma conjunta.
Los atacantes ingresaron al hotel a los tiros a primera hora de la mañana, disparando a mansalva y tomando a 170 huéspedes y empleados como rehenes, muchos de ellos extranjeros.
La toma de cautivos culminó con un operativo de asalto al hotel lanzado por fuerzas policiales y militares de Mali apoyadas por tropas de la ONU y del contingente militar francés desplegado en el país como parte de una operación regional contra grupos yihadistas.
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