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Vendedores ambulantes desalojados del barrio porteño de Flores cortaban la calle Avellaneda, entre Cuenca y Campana, cuando comenzaron a ser hostigados y por la Policía Metropolitana que custodia la zona para que los puestos callejeros no vuelvan a instalarse.
Los manifestantes, además, golpearon automóviles estacionados y hubo forcejeos con los agentes, tras lo cual uno de los puesteros fue detenido por "daños y resistencia a la autoridad".
El operativo de seguridad había comenzado a las 4 de la madrugada de ayer con unos 500 efectivos de la Policía Federal y Metropolitana que bloquearon la instalación de "manteros" en Avellaneda, en Flores, mientras vendedores ambulantes realizaron protestas en rechazo a la acción contra la venta ilegal.
Los uniformados se desplegaron a lo largo de diez cuadras de la avenida Avellaneda, entre Condarco y Bahía Blanca, y se apostaron en el lugar para impedir que se instalen unas 300 personas que a diario venden productos de origen ilegal o dudoso en mantas sobre las veredas.
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