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El exsecretario de Obras Públicas José López aseguró que el dinero con el que fue detenido en un convento de General Rodríguez "pertenecía a la política" y prometió dar más precisiones cuando recupere su "fortaleza física, psicológica y espiritual". Aunque se negó a responder preguntas acerca del origen del dinero y el destino que pensaba darle, el exfuncionario aclaró que tenía el dinero oculto en su casa del Tigre, y aseguró que nadie, ni su mujer María Amalía Díaz ni las religiosas del convento, sabían de su existencia.
Durante su segunda declaración ante el juez Daniel Rafecas, López advirtió que "lo que voy a decir por ahora es que ese dinero no me pertenecía, pertenecía a la política. Y cuando tenga la fortaleza física, psicológica y espiritual necesaria, voy a dar todos los detalles".
El dinero, según su relato, estaba oculto en un "lugar inaccesible" del que "nadie sabía": debajo de un falso piso armado donde está el tanque de agua, al que solo se puede llegar a través de una ventana.
Durante su presentación ante el juez y ante funcionarios de la fiscalía que encabeza Federico Delgado, López se mostró "colaborativo", a punto tal que cuando le informaron que no habían podido desbloquear su IPhone dictó su clave sin titubear, según informaron fuentes judiciales.
“En primer lugar quería decir que estaba muy ansioso para estar frente al juez. No como la primera vez, en la que estaba fuera de mí, no estaba en mi sano juicio", fueron las primeras palabras que pronunció el imputado, quien estuvo acompañado por su abogado, Fernando García.
Tras esa introducción, el exfuncionario relató que los días previos a su detención sentía que estaba siendo perseguido, que querían dañarlo, que escuchaba "voces burlonas" y que incluso pensó en quitarse la vida. López afirmó que su paranoia comenzó a mediados del mes de mayo por un comentario que le habría hecho el dirigente Alejandro Karlen, en Montevideo, adonde ambos se encontraban para participar de una sesión del Parlamento del Mercosur.
"A vos, a mí, a (el exministro de Defensa, Agustín) Rossi, y a otros parlamentarios más, nos están investigando”, relató que le dijo el dirigente del Frente para la Victoria de Corrientes, información que vinculó con los servicios de inteligencia. A partir de entonces, sostuvo, comenzó a escuchar voces, sentir que alguien lo seguía, que recibía extraños mensajes en el celular y creyó que había sido vulnerada su casilla de correo electrónico, hecho que alimentaba su "paranoia", término que utilizaron sus defensores.
López relató que, en ese contexto de inestabilidad psicológica, el 13 de junio le comentó a su mujer que en el único lugar en el que "hallaba paz era en el conventillo de la madre Alba", por lo cual le pidió que se comunicara con ella para preguntarle quéle aconsejaba. "Ella me comunicó con Alba. Alba me decía que me quedara tranquilo, yo seguía escuchando voces, estaba nervioso, incluso con mi esposa, que no comprendía, que no me entendía" qué estaba pasando, sostuvo el ex funcionario durante la ampliación de su declaración.
"Subí muy nervioso al dormitorio, fui con la clara intención de buscar la pistola Glock, que tenía en el dormitorio, (pero) en ese momento no la hallé. Entonces me acordé de la carabina (...) la tomé. Cuando bajé a la planta baja con la carabina, mi señora se asustó, levantó la cartera y salió, se fue en el auto, y yo me quedé solo", relató.
El exfuncionario sostuvo que tras ese episodio, recogió el dinero oculto y se marchó de la casa de Dique Luján, sin un destino predeterminado. Más adelante agregó que las mismas voces y las señales de otros autos que creía lo condujeron hasta el convento.
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