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Ultimas Noticias|Domingo, 9 de octubre de 2016
ALFONSO PRAT-GAY, VISTO DESDE EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL

“Valiente y progresista”

Por Federico Kucher

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El Gobierno viajó esta semana a Washington para participar en la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y el Grupo del Banco Mundial. El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, encabezó la comitiva y se llevó todos los elogios. Los directores de estas instituciones de crédito internacional lo calificaron de economista “brillante”, “valiente” y “progresista”. El FMI aprovechó el evento para festejar el cambio en la hoja de ruta económica del país en los últimos meses. Resaltó la enorme cooperación que recibió del nuevo Gobierno y celebró la devaluación, la apertura de importaciones y el ajuste sobre el gasto público aplicado a partir de diciembre pasado. Prat-Gay se comprometió ante Christine Lagarde, la titular del Fondo, a hacer público el resultado de la auditoria de las estadísticas en noviembre. La Argentina, al igual que en los ´90, volvió a ser un buen alumno del FMI, organismo que ya le empezó a dar consejos sobre cómo seguir el ajuste.

El FMI presentó una actualización de su informe Perspectivas Económicas para las Américas en los paneles de la asamblea anual y se concentró en subrayar el giro de la Argentina, poniendo al país de ejemplo para el resto de la región. “Marchan las reformas orientadas a corregir los persistentes desequilibrios macroeconómicos y las distorsiones microeconómicas que se heredaron del gobierno anterior. Se ha avanzado mucho desde que el nuevo gobierno entró en funciones en diciembre del año pasado, por ejemplo en la unificación del tipo de cambio, la normalización de las relaciones con los acreedores, la realineación de los precios de los servicios públicos (suba de tarifas) y la eliminación de otras distorsiones, incluidos impuestos a las exportaciones (quita de retenciones) y los controles de capital (permiso para compra irrestricta de dólares)”.

Los técnicos del organismo, que en septiembre vinieron al país para armar la auditoría estadística, usaron el evento para repetir el relato de Cambiemos. “La nueva gestión tuvo que enfrentar una herencia con distorsiones económicas excesivas. La Argentina estaba ante un ajuste inevitable”, dijo Alejandro Werner, economista jefe del FMI para el Hemisferio Occidental. Los indicadores macroeconómicos, pese a la aprobación del Fondo, no registraron cambios significativos respecto de años anteriores e, incluso, desde una perspectiva ortodoxa, empeoraron. El consenso de las consultoras del mercado indica que el déficit fiscal cerrará este año en 5 puntos del PIB, mientras que el desequilibrio de la cuenta corriente (salida neta de dólares comerciales y de servicios) será de 3 puntos, la inflación de 40 por ciento, contra el 26 de 2015, y la competitividad cambiaria (tipo de cambio real) finalizará en niveles idénticos a los del año pasado.

La diferencia notable en 2016, además del retroceso del salario real, el aumento de la desocupación y, por tanto, la caída del consumo de la población, es el regreso a un proceso de endeudamiento externo, que en lo que va del año implicó la suba de los pasivos en torno a 10 puntos del PIB. Un país endeudado, que lo limita para tomar decisiones autónomas en materia de política económica, es la situación ideal para el Fondo Monetario. “El FMI ayuda al mercado financiero internacional y a los bancos extranjeros a exprimir a los países hasta la última gota. Este gobierno va en la dirección de las políticas que siempre ha pedido el Fondo, que son las que nos llevaron a las peores crisis. Llaman la pesada herencia al desendeudamiento del país pero la verdadera pesada herencia es la que va a dejar Mauricio Macri”, planteó el ex ministro de Economía Axel Kicillof.

El organismo a cargo de Christine Lagarde no sólo hizo un balance de los últimos meses de la gestión económica sino que marcó cuál debe ser la agenda, donde pidió redoblar los esfuerzos para achicar el gasto público y un Banco Central despreocupado por la marcha de la actividad económica y el empleo. “Para lograr un crecimiento fuerte, sostenible y equitativo, se requerirá reducir los desbalances fiscales y enfocar la política monetaria hacia una caída sostenida de la inflación”, concluyó.

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