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Ultimas Noticias|Martes, 1 de agosto de 2006
Comunidades originarias marchan por tierras rememorando un hito de 1946

Aquel malón, estos cautivos

Pueblos indígenas de Jujuy reeditarán este 7 de agosto una el Segundo Malón de la Paz, en rememoración de una movilización de kollas y otras comunidades del noroeste que en el año 1946 marchó 2000 kilómetros y fue recibida en el Congreso Nacional y en la Casa de Gobierno. El eje de ambas movilizaciones es un histórico reclamo por tierras.

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El Malón de la Paz, 1946.

Una asamblea de miembros de diferentes comunidades originarias se realizó el último fin de semana en la ciudad de Abra Pampa, 200 kilómetros al norte de la ciudad capital San Salvador de Jujuy, en el mismo punto donde hace 60 años se iniciaba el Malón de la Paz, un hito en la lucha indígena en Argentina durante el siglo XX.

En el encuentro los delegados de comunidades aborígenes resolvieron marchar desde la quebrada de Humahuaca hasta la localidad de Purmamarca, donde se constituirá una asamblea comunitaria soberana que analizará los próximos pasos a seguir.

Los aborígenes rechazan la presentación de un recurso de inconstitucionalidad por parte del gobierno provincial contra el fallo judicial que reconoció sus derechos sobre las tierras que ocupan y estableció un plazo de 15 meses para efectivizar la entrega de títulos de propiedad.

Los delegados precisaron que el 7 de agosto el Segundo Malón partirá desde cada una de las comunidades y los manifestantes formarán tres columnas que confluirán el martes 8, en el cruce de Purmamarca, 60 kilómetros al norte de esta capital.

La columna norte llegará desde la puna y la quebrada de Humahuaca por la ruta nacional, la del oeste por la ruta de Jama y la del sur por la ruta nacional 34, casi en el límite con Salta.

Cuando las columnas lleguen a Purmamarca se iniciarán las actividades con ceremonias espirituales y rogativas a la Pachamama.

Luego, los líderes aborígenes constituirán una asamblea Comunitaria Soberana para consensuar las medidas a seguir.

En 1949 el gobierno nacional, en respuesta al Primer Malón de la Paz, expropió algunas tierras de la puna y quebrada de Humahuaca para entregarlas a sus ocupantes originarios, decisión que no se cumplió hasta la fecha.

Pese a que desde 1994 la reforma de la Constitución Nacional legitima sus ancestrales reclamos, el gobierno provincial no cumplió con la entrega de los títulos de propiedad colectivos.

Desde 1996, la Nación envía fondos a la provincia para los trámites de titulación colectiva, según los delegados.

Sin embargo, a diez años del funcionamiento del programa sólo se entregaron siete títulos de los 123 solicitados, cuyos trámites se encuentran en estado avanzado.

La Comisión de Participación Indígena (CPI) promovió en 2003 una acción de amparo que obtuvo una sentencia favorable el 2 de mayo de 2006.

El fallo exige a la provincia entregar los títulos de propiedad comunitaria en quince meses.

Esta decisión fue apelada por el gobierno, lo que causó profundo malestar en las comunidades que también enviaron una carta al presidente Néstor Kirchner para pedir su intervención en el caso.


UN RESCATE DE LA MEMORIA DEL MALÓN, 2005

A principios de mayo de 2005, y a propósito de la inauguración de una sala de exposiciones en el viejo edificio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA , en la calle 25 de Mayo se presentó la muestra documental El Malón de la Paz.

La primera actividad del salón consiste en una exhibición sobre los resultados de un proyecto de investigación, extensión y transferencia incluido en el Programa Memorias de la Opresión y centrado en El Malón de la Paz, una caravana de 170 indígenas que, en 1946, caminaron desde Abra Pampa (Jujuy) hasta Buenos Aires, pasando por Salta, Tucumán y Córdoba.

Aquellos kollas querían entrevistarse con el presidente Juan Perón para reclamar las tierras de sus ancestros –según contó Narciso López, que participó del malón con ocho años y hoy es uno de los pocos sobrevivientes–, “porque los propietarios maltrataban mucho a nuestros abuelos, a nuestros padres, los hacían trabajar fuerte y no les pagaban”. Narciso recordó cómo, a su paso por diferentes localidades, la caravana fue sumando participantes, fue recibiendo apoyo y ayuda: comida, caballos, carretas.

La exposición, que se llevó a cabo durante mayo de 2005, recupera aquel malón con textos y testimonios de los protagonistas, fotografías, recortes periodísticos, ropas y utensilios de los indígenas, material del Archivo General de la Nación y otros documentos distribuidos en catorce paneles, el resultado de un trabajo realizado por antropólogos del Instituto Interdisciplinario de Tilcara junto con no docentes y pasantes de las universidades de Buenos Aires, Jujuy y Salta.


EL MALON DE LA PAZ, 1946

En mayo de 1946 se vivían en la Argentina tiempos de cambio y de aspiraciones de justicia social. Los trabajadores argentinos menos de un año antes habían protagonizado la jornada del 17 de octubre.

En Jujuy y Salta, las comunidades del pueblo kolla vieron en esta etapa política la posibilidad de concretar sus demandas de propiedad de los territorios que por legítimo derecho del correspondían.

Casi al terminar su gobierno, Hipólito Yrigoyen buscó, con el paternalismo estatal que caracterizó la época, resolver el problema de los territorios indígenas mediante expropiaciones. Pero la dictadura militar de 1930 sepultó esos proyectos.

El 31 de agosto de 1945 un numeroso grupo de dirigentes indígenas de la Puna, solicitó por nota al entonces Consejo Agrario Nacional que se restituyesen las tierras al dominio de las comunidades aborígenes, conforme la ley 880 de 1930 y la ley 1835: "Nuestros padres, al igual que el resto de los argentinos en la República, han derramado su sangre por la causa de nuestra independencia. Sin embargo, La Constitución Nacional no rige para nosotros los aborígenes.

Desde que fuimos despojados de nuestras tierras, hemos perdido la condición de hombres libres. En nombre de Dios rogamos a usted que nos libre de la esclavitud, expropiando la tierra y devolviéndola para el uso y goce de las comunidades indígenas, como lo establece la ley de 1835". El organismo gestionó ante la Secretaría de Trabajo y Previsión apoyo y fondos para realizar los estudios para la expropiación.

El 17 de enero el presidente Farrel dictó el Decreto de Expropiación. Pero el engaño estaba en marcha... ese mismo año el Consejo Agrario Nacional pasó a depender del Banco de la Nación, dirigidos por "apellidos" contrarios a la expropiación. Ellos demoraron la concreción de las expropiaciones e incluso la autorización para depositar un cheque que ya estaba firmado.

Un nombre resalta en esta lucha, el del teniente de ingenieros retirado Mario Augusto Bertonasco. Trabajó junto a los mapuches en el wallmapu por sus reclamos territoriales y posteriormente se trasladó a Jujuy y a Orán, en Salta. Al ver la miseria de esos indígenas que el estado considera argentinos que lo son solo a la hora de votar, comenzó a organizar entre los puneños y vallistas, un malón que el denominó "El Malón de la Paz", cuyo objetivo era caminar hasta Buenos Aires para pedir que la justicia social alcance a los pueblos indígenas del norte argentino. Con fe en la Pachamama se dispusieron a marchar al son de la quena y la caja.

El malón tuvo su punto de partida el 15 de mayo de 1946 en Abra Pampa en Jujuy, pasando por Casabindo, Colorados, Tumbaya, Volcán, Yala y Jujuy, donde arribaron el 24 de mayo. Allí se les unió la otra columna de hermanos kollas que venía de Orán (Finca San Andrés) y de Iruya (Finca Santiago). los salteños venían en mulas. Los puneños venían a pie. En total fueron 174 caminantes.

El 26 de Mayo, partió el malón rumbo a Salta y luego a Tucumán, donde arribaron el 9 de junio , apoyados solidariamente por los trabajadores. El 22 de junio arribaron a Córdoba y luego a Rosario. Entre ellos caminaba Ascencio Miranda, de 86 años de edad, y Narcizo López, de entonces 7 años.

El diario "Democracia" decía en su edición del 16 de julio que "cuando se haga el inventario de los héroes de la revolución habrá que nombrar a estos ciento setenta y cuatro aborígenes muy cerca de los obreros, de las mujeres y de los niños sacrificados por las oligarquías durante la campaña electoral. Caminar dos meses.... importa un sacrificio que no se puede comprender muy bien desde el confort de nuestra ciudad".

El 18 de julio arribaron a San Nicolás, trayendo desde Salta y Jujuy la protesta de la esclavitud. Allí recibieron impactantes muestras de adhesión de la población, que espontáneamente se acercó a los Galpones de la Aduana, donde los kollas se alojaron.

En su edición del 22 de julio de 1946, el diario "El Laborista" decía: "Estos indios trabajadores, mansos y sufridos, vienen a protestar contra su patrón, contra el señor feudal dueño de vidas y haciendas de su provincia. Este señor feudal se llama Robustiano Patrón Costas y estuvo a punto de ser presidente de la República (había sido candidato por la Unión Democrática para la presidencia en 1943), ocupa la tierra de los coyas y desaloja a los pobres indios de donde han vivido desde siglos, y nadie le puede decir nada. Los toma a trabajar en su ingenio y les paga lo que quiere. Si encuentran que las condiciones del ingenio son demasiado duras se escapan antes de cumplir con su contrato, la policía particular de Patrón Costa los persigue como si fuera caza mayor y los balea y mata si es necesario".

Indígenas en el Hotel de los Inmigrantes

Entraron a la Capital Federal por Liniers el 3 de agosto de 1946, con rumbo a la Plaza de Mayo. Fueron recibidos por el Director de "Protección al Aborigen" y alojados en el "Hotel de Inmigrantes", todo un símbolo de lo que el Estado Argentino entendía eran estos indígenas.

Algunos de ellos montados en burro, a caballo y la mayoría a pié llegó hasta el Congreso, rodeados por hombres mujeres y niños de la europea Buenos Aires. Allí fueron homenajeados por el Congreso de la Nación. Poco después reanudaron la marcha rumbo a la Plaza de Mayo. Desde los balcones de la Casa de Gobierno los recibieron Farrel, Perón y otros funcionarios.

Frente a ese balcón desfiló el Malón de la Paz ejecutando música andina. Después de ese acto, fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes donde fueron visitados por el propio Perón. Recibieron adhesiones de la Federación de Obreros y Empleados telefónicos. Ese día, elementos "nacionalistas" pretendieron provocar incidentes, siendo repudiados por el público que concurrió a recibir al Malón de la Paz.

El 15 de agosto, la revista "Aquí Está" reportea a los hermano kollas "Uno no puede pelear sin llevar todo lo suyo atado... perdone señora.... es la miseria que grita!".

Cuando se fueron los fotógrafos y las fiestas de recepción se apagaron, el Estado Argentino mostró su verdadero rostro. El 27 de agosto este decidió el regreso de los kollas. Fuerzas de la Prefectura, obligaron a los indígenas a embarcarse en un tren por orden del gobierno. Dionisio Viviano, diputado kolla por Jujuy interpone un recurso de hábeas corpus. Los kollas resisten.

A medianoche llega al Hotel de Inmigrantes la Policía Federal, arrojando gases lacrimógenos, mientras los indígenas resisten al grito de "Perón, Perón!". Al ser subidos al tren rompen las ventanillas, pidiendo que venga el teniente Bertonasco. Teobaldo Flores y Exaltación Flores, lideres de los kollas de Oran se arrojan del tren. Querían ver a Bertonasco, quien se fue del Hotel de Inmigrantes negándose a dar la orden de partida. También se arrojaron del tren Ciriaco Condorí y otros, quienes se reunieron con Bertonasco y el diputado Dionisio para iniciar una serie de gestiones, abrazándose en llanto.

Al llegar el tren a la ciudades de Rosario y Córdoba, fue rodeado por la policía para impedir que los kollas bajen del ferrocarril. El 30 de agosto, Bertonasco envía un telegrama a Perón, negando que el buscara cargo político alguno, y reafirmando su lucha en favor de los indígenas para terminar con su explotación milenaria. La prensa porteña lo acusó de ambiciones políticas, en virtud de un sobre lacrado entregado por los kollas a Perón en el que se pedía la intervención de la Dirección de Protección al Aborigen.

El 30 de agosto, la Corte Suprema de la Nación rechaza el recurso de habeas corpus presentado por Dionisio Viviano, por "no corresponder originariamente al la Corte intervenir en el mismo".

El Sindicato de Obreros Marroquineros repudia los hechos mediante un comunicado donde expresa que "Nosotros los marroquineros, como todos los obreros y el pueblo, estábamos seguros de que había llegado el fin del despotismo de los negreros del norte. Alentamos a estos parias desamparados, los recibimos con abrazos y alimentos para que lleguen a la meta. Llegaron y, que pasó? No lo podemos concebir: cien policías a la una y treinta de la madrugada a empellones los fletaron. Los obreros queremos saber inmediatamente quien tiene la culpa, quienes fueron los traidores a nuestros campesinos".

El 3 de septiembre el tren pasa por Jujuy sin detenerse. Los kollas son "custodiados" por 25 agentes de la Policía Federal.

El 2 de octubre el hermano kolla Teófilo Gonza declara al diario Critica: "Nosotros estábamos muy creídos que con este gobierno todo acabaría. Nos decían que nos van a entregar las tierras de nuestro pasado. El señor Tanco vino a las fincas el 8 de febrero, pocos días antes de la elección, con el señor Iturbe. Ahora uno es senador y el otro gobernador. Nosotros pusimos los votos. Pero ya no nos atiende".

El 30 de noviembre, Perón declara que los integrantes del Malón de la Paz "no representaban las inquietudes ni las aspiraciones de los auténticos habitantes indígenas de nuestro norte". Dijo que el Congreso sancionaría una ley que contemple las necesidades de los indígenas.

Negó inclusive que hayan venido caminando, sino que vinieron, según el, en trenes y algunos vehículos a motor. Algunos de esos kollas, en su particular versión de los hechos, habían nacido en el norte de la provincia de Buenos Aires, y en general, no querían regresar a su tierra, "explotando los perfiles pintorescos de su viaje y de su vestimenta" (Diario Democracia).

Fuentes: DYN, Luis María Zapiola/Eulogio Frites.

Edición: José Luis Meirás

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