Los principales hechos de vilencia ocurrieron en los barrios pobres de la periferia de Santiago, donde fueron levantadas barricadas.
Imágenes televisivas mostraron cómo manifestantes dispararon con armas de grueso calibre y con mira láser contra las fuerzas de seguridad y la prensa.
La jornada fue la primera en que se recordó la asonada castrense sin la presencia del general Augusto Pinochet, quien gobernó de facto entre 1973 y 1990 y murió en diciembre de 2006.
Las protestas, que arrojaron un centenar de detenidos, sorprendieron nuevamente al país dividido entre partidarios del derrocado mandatario socialista Salvador Allende y de Pinochet.
La presidenta socialista, Michelle Bachelet, inició los actos ayer con un homenaje a Allende en el palacio de gobierno, donde el ex mandatario se quitó la vida el día del golpe.
"Que este 11 de septiembre sea un compromiso de todos nosotros para ese Chile mejor, más democrático, más justo, más humano, más libre", dijo Bachelet junto a la familia de Allende.
Paralelamente, representantes de organizaciones de derechos humanos y partidos políticos homenajearon a Allende en las afueras de La Moneda, donde sólo se permitió el ingreso de dirigentes públicos.
Fuente: Télam
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