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Universidad|Viernes, 8 de agosto de 2003
REFORMAS EN EL REGLAMENTO DE GRADUADOS DE LA UBA

Aclarando un claustro turbio

El Consejo Superior fijó que las facultades deberán facilitar la inscripción de egresados y publicitar los padrones para controlarlos.

Por Javier Lorca
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Padrones ocultos y secretos; personas que votan en más de una facultad; trabas múltiples para restringir el empadronamiento. La lista precedente resume algunas de las irregulares prácticas arraigadas en el claustro de graduados de la universidad pública. Para intentar relegar esos usos y costumbres en el pasado, el Consejo Superior de la UBA reformó el reglamento general para graduados. Entre otras medidas, se estableció que todas las facultades tendrán que publicitar los padrones de egresados y deberán cruzar entre ellas los datos de los inscriptos, para erradicar la duplicación de sufragios.
“Transparencia” fue la palabra repetida por muchos consejeros para definir el propósito de la reforma reglamentaria. “Ha habido muchos problemas e irregularidades con el claustro de graduados. Con estas medidas esperamos que se transparente el claustro”, comentó un decano después de la sesión del miércoles.
Dentro del gobierno de la UBA, los graduados tienen la misma cantidad de representantes que los alumnos: 4 consejeros sobre un total de 16 en los consejos directivos de las facultades, y 5 sobre los 29 miembros del Consejo Superior de la universidad. A diferencia de los profesores y los estudiantes, a quienes su mera condición automáticamente los habilita a participar del cogobierno, los egresados deben empadronarse para integrar el claustro y poder votar a sus representantes cada dos años. Hasta ahora, el empadronamiento se realizó en forma personal.
El proyecto para reformar el reglamento había sido presentado por el rector Guillermo Jaim Etcheverry, como informó este diario el mes pasado. Pero, antes de ser aprobado, sufrió varias modificaciones. La más importante: Jaim Etcheverry pretendía incentivar la participación de los graduados, que es ínfima, facilitando el trámite de inscripción en el padrón, permitiendo el empadronamiento vía correo, e-mail o fax y delegando el control de las identidades en los actos eleccionarios. “Si bien esa inscripción no implica por sí sola la mayor participación en las elecciones, al menos permite que el universo de electores sea lo más amplio posible”, opinó el rector, cuya idea era “dar la señal de que la universidad salía a buscar abiertamente a sus graduados para que participaran”. Pese a sus argumentos, esto fue rechazado por la mayoría del consejo.
El decano ya citado reconoció que el rector buscaba “terminar con las trabas que hay en muchas facultades, donde se manejan los padrones para que nadie pueda anotarse... En algunas la oficina de inscripción atendía una hora por semana”. Otro decano, el de Ciencias Económicas, replicó: “El riesgo era que distintos grupos profesionales y corporaciones tuvieran una injerencia diferente a la planteada por el estatuto. En Derecho, Medicina o Económicas, hay fuertes asociaciones profesionales que, si la inscripción no fuera personal, podrían copar fácilmente el padrón de la universidad”, advirtió Carlos Degrossi.
Finalmente, el nuevo reglamento obliga a cada facultad a disponer una oficina encargada de mantener abierto el empadronamiento durante ocho horas diarias, de lunes a viernes. El padrón sólo estará cerrado en los 40 días previos a los comicios (las próximas serán a fines de octubre). Un graduado podrá ser elector y candidato en una sola facultad: a su elección, entre la unidad de la que egresaron o en la que ofician como docentes auxiliares. Uno de los cambios clave es que las facultades deberán exhibir en sus sedes y páginas web los padrones de egresados. “Al haber obligación de exhibir el padrón, la oposición va a poder acceder y controlar, cosa que en algunas facultades era imposible”, dijo Fortunato Mallimaci, consejero por los profesores. De hecho, habrá un plazo para impugnar y reclamar por errores u omisiones. “Además, van a tener que entregarle el padrón a cualquiera que lo pida. Y también habrá que enviarlo a las demás facultades, para evitar el doble voto”, agregó el ex decano de Sociales.
Para los docentes, la reforma “no asume una discusión de fondo: en el claustro de graduados siguen incluidos los docentes auxiliares, que no tienen nada que ver con ellos –dijo Daniel Ricci, del gremio Aduba–. La cantidad de egresados con participación real es mínima, mientras que los docentes están todo el día en la facultad, pero no tienen representación en el claustro de profesores”.

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