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Universidad|Martes, 3 de septiembre de 2002

Los alumnos quieren voto directo y los profes no quieren ser licuados

La conducción estudiantil de Psicología (UBA)
reclama la elección directa del próximo decano. Pero la mayoría docente se opone.

Por Javier Lorca
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“Con la elección directa del decano, el centro de estudiantes se propone desarrollar el camino abierto el 20 de diciembre pasado, haciendo retumbar con más fuerza que nunca el ¡que se vayan todos! por los pasillos y las aulas de la facultad. ¡Elección directa ya!” Ante la inminente designación del sucesor de Raúl Courel en el decanato de la Facultad de Psicología (UBA), la mayoría estudiantil de esa unidad académica está reclamando una elección con voto directo en la que puedan participar todos los alumnos, docentes y no docentes de la casa. Pero los profesores no están de acuerdo: “Si los votos de todas las personas valieran por igual, se licuaría absolutamente el profesorado, las personas con formación académica, que son quienes deben primar en la universidad”, dijo a Página/12 el decano saliente.
En la facultad donde estudian más de 15 mil alumnos, del 12 al 14 de este mes los profesores votarán a sus ocho representantes en el consejo directivo, comicios para los que ya se formalizaron dos listas encabezadas por las profesoras Ana Fernández y Sara Slapak, respectivamente. Luego, los 16 miembros del consejo deberían elegir al nuevo decano. Es justamente esto lo que pretenden modificar los estudiantes de EPA, un frente que el año pasado quebró la hegemonía de Franja Morada. Entre otras agrupaciones de izquierda e independientes, el PO, el MST, la CEPA y Militancia Socialista integran el frente que hoy preside el centro de estudiantes y controla la mayoría del claustro en el consejo directivo.
El presidente del centro, Hernán Scorofitz, y el consejero Fernando Ramírez argumentaron: “Una vez más, la gran masa de estudiantes, docentes y no docentes de Psico seremos un cero a la izquierda en esta elección... El método de elección clásico se cimienta sobre el voto calificado de los profesores (que cuentan con el 50 por ciento de la composición del consejo directivo) y asegura la continuidad de las camarillas profesorales y feudales enquistadas en el poder de la universidad. Mientras los estudiantes solo cuentan con el 25 por ciento de la representación del consejo, el único representante por los no docentes ni tiene voto a la hora de elegir decano. En limpio: 16 consejeros (ocho profesores, cuatro estudiantes y cuatro graduados) elegirán por sobre 16 mil alumnos, más de 2 mil docentes y 300 trabajadores no docentes”.
En concreto, los estudiantes quieren que todos puedan votar (sólo excluyen a los graduados: no los consideran parte de la comunidad de la facultad) y que todos los sufragios valgan por igual (un hombre igual a un voto): “Pelear e imponer la elección directa del decano plantea una salida a la totalidad de la comunidad de la facultad: que voten todos los estudiantes, docentes y no docentes un programa que presente la perspectiva de dar una salida al agotamiento de la facultad y del país, junto a todos los sectores que vienen dando la pelea contra el régimen, al movimiento piquetero, a las asambleas populares, las fábricas tomadas”, señalaron Scorofitz y Ramírez.
“La propuesta no es pertinente –indicó el decano Raúl Courel–. La universidad pública debe darse una organización que le permita cumplir su función de atender los objetivos de una sociedad democrática. La elección directa, con el criterio de un hombre igual a un voto, licuaría al profesorado. ¿Y qué es lo que distingue a la universidad de cualquier otra organización social? Su rasgo diferencial es el saber, el conocimiento. Y ése es el claustro de profesores, que ha validado en concursos su prerrogativa.” El decano radical, que no puede ser reelegido porque en octubre cumple su segundo mandato, consideró que distinto sería si la votación directa respetara las proporciones entre claustros (voto ponderado). “Pero, aun así, no me convencería. Para ganar una elección habría que hacer campañas electorales y eso requeriría mucha plata. El que no la tuviera no podría participar.” También sentaron posición las candidatas al decanato. “No estamos de acuerdo con la propuesta. Hay que respetar el estatuto de la universidad”, definió Sara Slapak. Y Ana Fernández apuntó: “Todo sistema electoral puede ser revisado y mejorado. Esto habría que plantearlo en una asamblea universitaria. Pero lo más importante es garantizar la deliberación democrática, sin imponer ningún sistema”.

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