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Verano12|Lunes, 8 de febrero de 2010
“RECETA DEL CURA DE YANA-RUMI”, DE JUANA MANUELA GORRITI

Peregrinaciones de un alma triste

Por Mariana Enriquez
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Su vida es trama de novela histórica, tanto que cuesta pensarla como una mujer real: Juana Manuela Gorriti (1818-1896), para muchos la escritora argentina más importante del siglo XIX junto a Eduarda Mansilla y a su amiga Juana Manso, nació en Salta pero de muy chica huyó a caballo junto a su familia hacia el exilio: su padre, José Ignacio Gorriti, era un unitario activo perseguido entonces por los federales de Rosas. La familia encontró refugio en Tarija, y a los 14 años Juana Manuela se casó con el capitán Manuel Isidoro Belzú, un hombre en llamas que la abandonó dos veces, ambas por intentos de tomar el poder en Bolivia. En uno de esos abandonos, él partió a Lima, Perú. Juana Manuela lo siguió. Pero él se fue otra vez, y ella quedó atrás. Fundó una escuela primaria en Lima y allí abrió su primer y tan prestigioso salón literario. En Perú se convirtió en escritora. De la anécdota a la novela, el relato de viajes, el retablo costumbrista, Güemes, leyendas locales (quizá la más famosa sea “El pozo del Yocci”) nunca dejó de escribir desde que publicó por primera vez, en 1845. Su vida recorre todo el siglo y también lo hace su obra, que registra los cambios, las guerras, los detalles, la aventura, la soledad, las creencias. Una de sus novelas, Peregrinaciones de un alma triste, de 1875, tiene un tema insólito para la época, y sobre todo para una mujer: Laura, la protagonista, abandona los cuidados excesivos de su familia limeña –es rica, es tuberculosa– y huye hacia una vida de viajes incesantes, vestida de hombre. Hay algo viril en Juana Manuela Gorriti. Escribe cuando tuvo que ir en busca del cuerpo muerto de su esposo, asesinado en el Palacio de Gobierno de La Paz –fue a recogerlo a pesar de que ya no eran una pareja–: “Llegué hasta donde yacía el desventurado ya cadáver, lo levanté en mis brazos y en ellos lo llevé a casa, a ese hogar que él había abandonado tanto tiempo hacía”. En 1874 llegó a Buenos Aires y se dedicó a recopilar y editar todo lo que había escrito en tantos años. También fundó un periódico, La alborada del Plata. En tres países la reconocían y respetaban. Ella seguía en movimiento. Pasó los seis años que van de 1880 a 1886 entre Lima y Buenos Aires: incluso volvió a Argentina en tren en 1886, una anciana enferma, asombrada de seguir viva. “Receta del cura de Yana-Rumi” es un recuerdo de infancia que recoge costumbres animistas andinas en tono de picaresca. Un retazo de aquella América que tan bien conoció, un fresco que otros habrían ignorado pero que Juana Manuela Gorriti sabía hacer brillar.

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