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De pronto, en el transcurso del día, se produce una grieta, y algo nos atrae como la profundidad de un abismo.
Una mirada intensa, un gesto oscuro, una escena recortada en la calle, y comprendemos en un instante eso que nos sería difícil explicar en horas. Son mensajes que golpean con la densidad de los diamantes. ¿Podemos penetrarlos, ver de qué están hechos, desarmarlos y, seleccionando cuidadosamente algunos elementos, armar con palabras un “artefacto” que funcione y conmueva, en una forma equivalente a la original que nos golpeó?
Creo que el cuento intenta reconstruir una inquietud, un repentino desasosiego, como si el aire estuviera sostenido por una tensión entre fuerzas complejas a punto de estallar. Como una tormenta que nunca se desata y acecha, agazapada.
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