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Verano12|Miércoles, 27 de enero de 2016

La apuesta de Tito Andrónico

Por Carlos Gamerro
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El cuento por su autor

Este texto forma parte de mi novela Cardenio, que se publicará en 2016. Cardenio es el título de una obra perdida que Shakespeare escribió, hacia el final de su carrera, en colaboración con John Fletcher, que sería su sucesor como poeta principal del Teatro Globe. Desde que tuve noticia de la existencia –y desaparición– de esa obra, su misterio siempre me acompañó: ¿cómo habrá leído el mayor poeta de la lengua inglesa al mayor novelista de la lengua española? ¿Qué habrá visto Shakespeare en el Quijote? Un primer, tentativo resultado de mis desvelos fue una nota que escribí para este diario en abril de 2001. Pero la novela que –sabía– me estaba esperando al final del camino recién empezó a tomar forma cuando me adentré en el universo de quien terminaría convirtiéndose en su protagonista, John Fletcher. Descubrí que antes de colaborar con Shakespeare había escrito todas sus obras con el poeta Francis Beaumont; y que no sólo escribían, sino que vivían juntos y compartían los mismos vestidos y mujer. Esta estrechísima colaboración se disolvió cuando Beaumont partió en busca de nuevos horizontes y Fletcher se vio obligado a buscarse un nuevo partenaire, al menos para la escritura. La noción de un Fletcher embobado ante la oportunidad de escribir con el “gran Shakespeare” me daba una novela bastante pedorra, que no me tentaba en lo más mínimo escribir; la de un Fletcher que sentía “Francis me dejó en banda y ahora tengo que trabajar con el pesado de Will, que está completamente acabado”, pintaba bastante mejor.

Otra incógnita, no tan acuciante pero que aun así me daba cada tanto qué pensar, es qué habría llevado al gran Shakespeare a pergeñar su primera tragedia, Tito Andrónico, una obra tan disparatada, tan desmesurada, tan sacada, que cada vez que la leía o veía no podía dejar de preguntarme: “¿Pero es en serio o en joda?”. Esta escena de mi Cardenio, fugazmente convertida en cuento independiente, constituye un intento ficcional –que suelen ser los más interesantes– de dar respuesta a esta inquietud.

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