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Verano12|Domingo, 4 de febrero de 2007

“SOY OPTIMISTA POR NECESIDAD”

En un viaje a Rosario, de esos que prenuncian que nada saldrá bien, el catalán se toma las cosas con calma y propone adelantar una charla programada para más tarde. La conversación es íntima y es política, recorre las alturas y vuelve a piso firme. Es sobre la abuelitud y sobre las hijas. Es sobre Menem y sobre Aznar y Felipe. Es sobre el liberalismo y es sobre comidas en lugares extraños. El viaje tendrá otros recorridos y los malos augurios terminarán en fiesta.

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–¿Qué es el plano de los cuidados? Digo las comidas, el deporte...

–Me cuido, pero seguramente el sentido de mi palabra cuidarse es distinto al que puede plantear otro tipo de gente, ¿no? O sea, para mí, cuidarme es tratar de encontrar en los lugares, descubrir aquellos rincones donde uno puede degustar las delicias del país. Creo, yo estoy convencido de que los grandes placeres que la vida te proporciona, especialmente los placeres físicos, suelen ser siempre cosas que entran y salen del cuerpo. Entonces, el comer es una de ellas y para mí comer siempre fue algo más que un simple hecho nutritivo, aunque ello me conlleve a veces a una dieta no especialmente sana ni equilibrada. Pero, en fin, no me puedo quejar. Mi cuerpo me responde bien. En cuanto al deporte, yo no puedo dejar de hacer deporte de una forma u otra porque mi cuerpo me lo pide. Mi cuerpo me pide caminar, me pide correr, me pide jugar. Mi cerebro también me pide tener estos momentos de limpieza y de higiene que el deporte da. Siempre he creído mucho en el deporte, en el cotidiano, en el escolar. Y he sido siempre un seguidor del deporte de elite, de aquel que está en la primera línea de choque, pero a veces me produce temor cuando veo sobre todo los riesgos para el cuerpo y el mismo cerebro. Hoy en día, un deportista de elite está en un nivel de exigencia que, en algunos casos, rozaría dijéramos la ética. La ética de hombre. Estoy a favor, sí, del control del deporte de elite, de la libertad del deporte de elite y, sobre todo, creo que el deporte es algo para divertirse. Porque, a veces, los padres de los niños que practican deportes de competición se olvidan de que son niños que tienen que divertirse y los convierten en animalitos pequeños, ya preparados, listos para convertirse en unos seres mecánicos extraños, los cuales acostumbran terminar en juguetes rotos prematuramente.

–¿Cómo están tus chicas?

–Pues hoy estoy pasando un día bastante tormentoso, entre el dolor... bueno, el dolor no, la tristeza y el baboseo, porque mi hija María, la mediana, está cumpliendo ahora dieciocho años. Y me voy a incorporar a la celebración de aquí a un rato, por teléfono, cuando se cumple exactamente el tiempo. Para que cuando suene el teléfono, entonces griten “¡Es papá!”. Espero el momento ése. Candela, por su parte, cumplió once el otro día pero parece que tuviera cincuenta y tres. Sí, es un buen amigo para mí. Es un amigo excelente. María está estudiando farmacia. Es una estudiante precoz y buena, cosa que me satisface mucho porque es una persona con una gran capacidad para divertirse, con mucha imaginación y una persona tremendamente solidaria. Aparte, es fanática del Barça, entonces nos unen cantidad de cosas. La pequeña sigue en la primaria y estudia música. Toca muy bien el piano, seguramente es la más músico de toda la familia, incluido el padre. Y Yuta pues, aparte de ocuparse de la parte más difícil del matrimonio, de la casa y de la familia, ella sigue trabajando en su mundo musical y haciendo toda la fuerza posible para ayudarme en mi trabajo.

–¿Qué tal te trata la abuelitud?

–Yo juro que no participé en nada en esta historia de la abuelitud. De la paternidad, aún, pero de la abuelitud no participé absolutamente en nada, yo esto lo tengo muy claro. Me divierte, me gusta ver a aquella enana ahí. Pero no la entiendo tanto como una prolongación de la sangre, pues la entiendo mucho más como una persona que se ha incorporado a este núcleo familiar y tal. Quizá la veo como a una hija pequeña sin las responsabilidades directas que uno tiene con un hijo, lo cual es un lujo. Luna nació el 30 de octubre, o sea que estará cumpliendo ahora un año y cincuenta días, más o menos.

–¿Qué estabas haciendo antes de salir con esta gira?

–Estaba escribiendo canciones para un nuevo disco y, cuando regrese, me volveré a incorporar a escribir sin ninguna prisa. En un principio pensaba sacar el disco por abril, pero luego me di cuenta de que el Mundial de fútbol es en junio y entonces, claro, me iba a encontrar presentando el disco en pleno campeonato mundial. Así que podré estar con mis hijos un tiempo antes de presentar el disco. Me han ofrecido un par de cosas para ir a trabajar durante el Mundial. No lo sé, las dos cosas son buenas, porque también me los puedo llevar. El Mundial queda muy cerca de casa. Yo agarro el auto y me los cargo a todos en la espalda y me voy con ellos todos. Ya tienen una edad muy cojonuda, porque ya son bastante autosuficientes.

–Hiciste un disco con relatos para niños.

–Sí. Bueno, son tres cuentos. Uno es la historia del elefante Babar, con música de Poulenc. Pero luego, en la parte quizá más interesante, hay dos cuentos hechos por narradores catalanes. Uno es “Liliana”, de un maravilloso escritor, folklorista, compositor, en fin, un personaje muy prolífico de finales del siglo pasado y principios del siglo veinte, Apel.les Mestres. A éste le puso música un joven, Salvador Brotons, director de la Orquesta de Portland, Oregon, y de la Orquesta Sinfónica de Palma de Mallorca. Y se complementa esto con “El viaje a la luna”, escrito por Josep María Espinás y con música del maestro Xavier Montsalvatge. Te lo haré llegar porque te va a gustar, no es un trabajo que quiere acercar la música sinfónica a los más jóvenes, va un poco más allá. Sin pretensiones didácticas, es un lindo trabajo.

–También se editó un disco de Tete Montoliú tocando canciones tuyas.

–Tete siempre me quiso mucho. Es curioso que, fijate, en el segundo año mío de profesional, Tete Montoliú hizo un disco mío, un long play. Que se llamaba long play, por esos tiempos. Y el año antes de morir hace otro, es como un ciclo. Fuimos muy grandes amigos toda la vida. Mi padre era el plomero que arreglaba el gas en la casa de Tete. Y ahí lo conocí yo, cuando no tenía ni siquiera idea de que iba a dedicarme a esto, ni tampoco sabía quién era aquel ciego que rondaba por aquella casa. Lamentablemente, Tete ha muerto muy prematuramente, en el momento en que su trabajo empezaba a tener el reconocimiento en el mundo que se le negó durante diez lustros.

De verbos y onomatopeyas

Argentino por adopción, no evita requerimientos sobre los temas locales. La pregunta va acerca de la impronta que esta cultura menemista instaló entre nosotros la expresividad de Serrat se multiplica para la respuesta: “Argentina dispone de analistas maravillosos para poder explicarlo de modo que yo me entere bien. Por otra parte, Menem es suficientemente... suficientemente, ¿qué diría yo?... ¿qué palabra podríamos usar para que fuera exacta? El es casi una onomatopeya de Menem, ¿no? Es una cosa... es tan... tan así que, pues, que él trasluce totalmente una serie de matices que le son comunes a toda esta cultura liberal globalizadora, que es realmente tremenda. El empobrecimiento no solamente económico de la mayor parte de la ciudadanía, sino el empobrecimiento moral, el empobrecimiento ético, el empobrecimiento cultural que produce esta terrible civilización del sálvese quien pueda. Al que únicamente le permite funcionar con fuerza el hecho de haber coincidido en el tiempo con un presente en el que las carencias ideológicas son muy grandes. Y en el que el poder, la reacción, se encuentra perfectamente agrupada y terriblemente organizada. Todo esto escondido tras un planteamiento democrático que sólo consiste en ir a votar una vez cada equis tiempo. Pues existe una falta de libertades tremenda en una sociedad que no tiene nada de democrática en lo económico, nada de democrático en lo cultural, en lo educativo, en lo sanitario. Es decir, nada de democrático en ella misma”.

“Yo creo que los ‘medios de comunicación’ –el hombre ha tomado impulso– tendrían mucho que decir si realmente respondieran a lo que el periodismo debe responder. Que es a la información, que es a la opinión. Y no digo a una opinión, digo a la pluralidad de opiniones. Porque, lamentablemente, se está homogeneizando la opinión. Y la está homogeneizando el miedo, el miedo a perder un empleo, una subvención, unas prebendas. Y se achantan. Se achantan y se la comen. Sí, sí. A mí, esto de lo políticamente correcto me parece una burla a las dos palabras. Y han conseguido de dos palabras realmente bellas, que son política y correcto, hacer una palabra asquerosa.”

–¿De dónde podrían provenir aires de esperanza?

–Los aires de esperanza son la voluntad de la gente. Ocurre que estos aires de esperanza no pueden realmente volar si no tienen unas posibilidades para hacerlo, unas plataformas donde brincar, unos caminos que recorrer. Si no tienen esto, los aires de esperanza se quedan en unos círculos viciosos que acaban entrando con lo más profundo de la gente con aquello de “¿Ves, ves? No sirve de nada., hay que ir a lo tuyo”. Y van convirtiendo la solidaridad en egoísmo, la tolerancia en censura y van coartando, coartando, coartando. Creo que, ocurra lo que ocurra y mirando al frente, solamente se podrá conseguir una situación de mejora y de progreso a partir de serias y profundas reformas, donde la democracia no sea una coartada para que los menos puedan vapulear a los más, sino para que la mayoría pueda defenderse de los agravios de los menos.

–Háblame, por favor, de la España de Aznar.

–Aznar no es un sustantivo, es un verbo. El verbo aznar. Y yo diría que este gobierno juega a lo políticamente correcto. Según el presidente, España va bien. El dice “España va bien económicamente”. Ya sería bueno que esto sólo ocurriera, pero va bien lo que se llama la macroeconomía, la microeconomía sigue jodida. La bolsa de la compra de la gente, el dinero de bolsillo del ciudadano, éste es el que está pagando la macroeconomía. Pero políticamente es una infamia. En España estamos viviendo una situación en la que todos los medios de comunicación –exceptuando un grupo que ha sido vapuleado, perseguido, insultado, calumniado por el gobierno hasta el punto de querer encarcelar a sus directores porque no entraban en la línea política del gobierno– son una prensa que está absolutamente al servicio del régimen.

–¿Qué pasa con las otras fuerzas políticas?

–Solamente los comunistas se mantienen en esto. Porque les va muy bien. Los comunistas le van muy bien al gobierno porque hacen una pinza perfecta sobre el socialismo, que es la alternativa. Y Anguita, su secretario general, entra perfectamente al toro de esto. Un día habrá que preguntarle por qué, bueno, que se lo preguntan mucho. Pero él, como es un ayatola, responde como un ayatola. Pero, esto, ellos lo tienen fácil: cuando alguien les lleva la contraria, lo expulsan y a tomar por culo. Su plataforma democrática es extraordinariamente ágil. Volviendo al resto, nos encontramos con una situación en la que existen unos cafiolos de la moral que son los que indican lo que hay que decir, cómo hay que hacer. Y el que no se queda quieto no sale en la foto, el que no se queda quieto no existe y, de existir, se lo estigmatiza y se lo envía directamente a los infiernos. El problema está en que el Partido Socialista, que podría de alguna manera conducir una reacción, tiene un pasado reciente bastante jodido. No el partido en total, pero sí determinados elementos del partido. Es que a partir de elementos como Roldán, de historias como los GAL, de historias de corrupción, pues no alcanza a poder reaccionar con la firmeza y la contundencia que haría falta... También es sorprendente el cinismo, la actitud hipócrita de la derecha, que sigue todavía hoy –ya lleva varios años en el gobierno– actuando como la oposición a la oposición. Y siguen solamente acusando a lo que hicieron los otros. No deben tener espejos, yo creo que ellos no deben tener espejos. En fin, existe una situación que es peligrosa en este sentido, porque cuando la información está en manos del gobierno, cuando el gobierno es el que distribuye la información, se crea una situación sumamente peligrosa que a mí me da mucho miedo y la verdad es que me retrolleva a los años setenta, al final del franquismo.

–No está optimista el panorama al acercarse el fin de siglo.

–Siempre he dicho que yo soy un pesimista por la realidad y un optimista por necesidad. Y la situación no me permite ser de otra manera. Estaría encantado de poder conversar con alguien que tuviera capacidad para llevarme a otro punto de vista. SE lo agradecería mucho. Le aseguro que no estoy en esta situación, no me siento así, por una cuestión pajillera ni personal. La realidad no me permite estar de otra forma. Pero bueno, esto no quiere decir que esté desesperanzado ni aburrido ni ninguna cosa de éstas. Todo esto se lo estoy contando para que mi memoria no se olvide de todo lo que tengo que pensar.

–Hay un tema que vincula a España con Argentina, el proceso que el juez Garzón lleva contra ejemplares de la dictadura...

–Mira, es muy curioso que a raíz de que el juez Garzón haya denunciado por prevaricación al juez Gómez de Liaño –que no está haciendo más que intervenir en casos que él mete en el paquete del terrorismo, tengan o no tengan que ver–, pues automáticamente el fiscal Gordillo y toda la orquesta fiscal de Aznar le quieran cortar a Garzón todo el proceso que lleva adelante. Es demencial lo que está ocurriendo en el sistema judicial español. Es demencial. Y yo creo que aun para los propios jueces, yo que soy un convencido de la dignidad de la mayor parte de los jueces y de su voluntad de tener un Poder Judicial independiente del Poder Ejecutivo. Que es lo que tiene que ser, es la manera de poder vivir en una sociedad libre y democrática. Uno no puede dejar de estar seriamente preocupado por esta situación. Una situación que ni España ni los españoles ni el Poder Judicial se merecen. Acerca de la causa en sí, mira, yo creo que cuando un país pretende pasar página a su pasado, hay que hacerlo habiendo limpiado la página anterior. Si no, se corre el riesgo de que se pasen cuatro o cinco páginas que vienen atrás. Yo no creo en la venganza, pero tampoco creo en el olvido. Creo en la memoria y creo en la justicia. Y todo lo que pueda sentir y pensar en este sentido, todo viene marcado por la memoria y la justicia.

–Venís de recorrer buena parte del continente latinoamericano, de México para abajo...

–México está pasando una situación tremenda, también. Una situación en la que están ocurriendo cosas paralelas entre el Distrito Federal y la Capital Federal. Curiosamente, la ola de violencia, de robos, de asaltos y de inseguridad, aumentó terriblemente desde que Cárdenas ganó las elecciones. Y desde que De la Rúa es intendente en Buenos Aires, curiosamente ocurre una situación tremendamente similar en este sentido. Y a Cárdenas, en estos momentos, parece ser que una de las cosas que puede pasarle es llegar a tener el control de la policía del DF, a De la Rúa ni siquiera eso: la policía Federal depende del gobierno nacional. Entonces, uno no deja de pensar. Son cosas que dan de pensar.

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