El 12 de mayo de 1989, dos días antes de las elecciones presidenciales, Raúl Alfonsín dirigió un mensaje por cadena nacional. Carlos Menem por el peronismo y Eduardo Angeloz por el radicalismo eran las opciones en tiempos del bipartidismo, en la primera elección para presidente posterior al restablecimiento democrático de 1983. Un resumen de ese discurso comenzó a circular en las redes a horas de la segunda vuelta, en lo que se considera la elección más crucial en estas cuatro décadas en el país.
En un contexto duro por la crisis económica, y sin romper la veda, Alfonsín dio un mensaje de casi 20 minutos que, en lo central, podría haber sido preparado para el balotaje de este domingo. "En horas más, millones de argentinos nos uniremos en una ceremonia sencilla pero a la vez grandiosa, la de elegir en plena libertad un nuevo presidente de la Nación en los marcos de la Constitución".
Más adelante dijo que "fue muy alto el precio que pagamos por esta democracia como para ir detrás de algún mesianismo facilista que seguramente aun acecha". El presidente radical consideró que "nadie como los gobernantes puede conspirar contra la unión de los argentinos", por lo cual destacó que "es indispensable también la tolerancia en el gobernante" y advirtió que "es temible el fanatismo".
En otro pasaje manifestó que "no existen enemigos entre los partidos políticos de la democracia argentina", pidió "que la pasión no nos enceguezca" y resaltó que "nadie tiene derecho a malograr el esfuerzo ya realizado".
Alfonsín subrayó que "millones de argentinos de las últimas seis décadas hubieran dado lo que no tenían por alcanzar una instancia como la que estamos hoy protagonizando. Por ella lucharon sin lograrla. Aunque sólo fuera por ellos, por sus esfuerzos y sus dolores, hoy no tenemos derecho a dejar de compartir esta alegría común". Y no olvidó el contexto: "Aunque la sepamos empañada por otras frustraciones, por frutos que todavía no llegaron".
Sobre el final, dijo a los ciudadanos que "nada encontrarán fuera de la democracia sino el horror" y expresó que "el voto de cada uno es un compromiso con el futuro, con la vida, con sus hijos, con la Patria".
Menem fue electo presidente y Alfonsín anticipó la entrega del mando. Fue el primer traspaso de un presidente civil a otro elegido por el voto popular en 61 años, y el primero entre mandatarios de distinto signo político.