Situada a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo, la Isla Robben es un lugar que lleva consigo una historia marcada por la opresión, la resistencia y, finalmente, la libertad. Desde su uso inicial como una prisión colonial hasta su transformación en un símbolo global de la lucha contra el racismo, esta isla ha sido testigo de momentos trascendentales en la historia de Sudáfrica.
El relato de la Isla Robben se remonta a la época de la colonización holandesa de Sudáfrica en el siglo XVII. En aquel entonces, la isla se utilizaba como lugar de confinamiento para personas esclavizadas y prisioneros de guerra, quienes eran forzados a cortar piedras y caracoles para la construcción de viviendas en la región. Con el tiempo, la isla pasó a manos británicas en 1795, y su función como prisión se intensificó.
Sin embargo, fue durante el régimen del apartheid, que se extendió desde 1948 hasta 1992, cuando la Isla Robben alcanzó su notoriedad mundial. Se estableció una prisión de máxima seguridad en 1959, que albergaba a prisioneros entre los cuales había líderes políticos que se oponían al régimen segregacionista del apartheid. Entre ellos se encontraba Nelson Mandela, quien pasaría 18 años de su vida encarcelado en Robben Island por su lucha contra el racismo.
A pesar de las condiciones inhumanas y la brutalidad del sistema penitenciario, los prisioneros políticos de Robben Island encontraron formas de resistir. En 1967, se permitió el diálogo entre los presos políticos durante las horas de trabajo en una cantera de piedra en otra parte de la isla. Esta cantera se convirtió en un espacio de intercambio de ideas, educación política y expresión cultural, donde los prisioneros encontraron una voz en medio de la represión.
El fin del apartheid marcó el comienzo de una nueva era para Sudáfrica y para la Isla Robben. Los últimos prisioneros abandonaron la isla en 1991, y en 1996 la cárcel cerró oficialmente sus puertas. Bajo el liderazgo del presidente Nelson Mandela, quien visitó la isla en 1997 y la declaró monumento nacional y museo, se inició un proceso de reconciliación y reconstrucción.
Hoy en día, la Isla Robben es un lugar de memoria y reflexión, donde los visitantes pueden aprender sobre la historia de Sudáfrica y la lucha por la libertad. El museo de la isla, dirigido por antiguos prisioneros políticos y con la participación activa del Consejo del Museo y el comité asesor de expresos políticos, ofrece visitas guiadas que exploran los edificios principales de la prisión, la exposición "Cell Stories" y otros puntos de interés en la isla, como la cantera de cal.
La importancia de la Isla Robben trasciende las fronteras de Sudáfrica. En 1999, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su significado histórico, qué inspira la lucha antirracista en todo el mundo.