Cuatro fotos. Ese fue el material que la vocería presidencial se encargó de difundir para dar a conocer el nuevo viaje relámpago de Javier Milei por Estados Unidos. Y en esas instantáneas se revelan algunos de los principios que rigen en el gobierno de ultraderecha: su posicionamiento económico y geopolítico  (de allí las fotos de Milei con su "amigo" Musk y luego enrollado en las banderas de Israel y Estados Unidos) como también su obsesión para que el fútbol argentino sea, finalmente, una mercancía más. Por eso no fue casualidad que en las otras dos imágenes esté el Presidente sonriente con Gianni Infantinno en una y en la otra levantando los pulgares con Guillermo Barros Schelotto.  Ahora bien, al igual que en la sociedad general, Milei se configura como un parteaguas que divide en dos al mundo de la pelota: hay un equipo que no duda en apoyarlo y otra formación decidida a impedir su avance. Pero...¿cómo forman esos equipos?

Empecemos por Boca. La foto con el Mellizo es otra muestra más de que el Presidente, quien pese a confesar que dejó de ser hincha xeneize tras, justamente, una decisión de Barros Schelotto (haber puesto en la final de la Libertadores frente a River en Madrid a Fernando Gago) sigue teniendo intereses en el club de La Ribera. 

Milei jugó fuerte en la última elección para congraciarse con Mauricio Macri en su cruzada por destronar a Juan Román Riquelme. La estrategia del libertario consistió en destacar la figura de Martín Palermo -otro que apostó un pleno por la dupla Macri-Andrés Ibarra- por encima de la del 10 y hasta se apersonó en Brandesen 805, en medio de un temporal que hizo estragos en varias ciudades, para dar su sufragio a la lista macrista. 

El resto del capítulo es película conocida: Román arrasó en las elecciones más amarañadas de la historia boquense, Macri ni apareció por La Boca y algunos hinchas todavía recordaron con cariño la jugada de Milei.

Ya lo ve, es el equipo de Milei

Pero el equipo proMilei no se compone solo de jugadores y dirigentes de Boca Juniors. Por caso, quizás el primero en formar parte fue la exgloria de Vélez, José Luis Félix Chilavert, que en plena campaña se fotografió con su colega del arco y hasta se hipotetizó con una posible candidatura suya en La Matanza con el sello de La Libertad Avanza. Por su arrogancia característica, Chilavert -quien se presentó a la elección a presidente de Paraguay y sacó el 0,8% de los sufragios- quedó en medio de los flashes por no esperar ni un día en Twitter para destilar odio ante la muerte de César Luis Menotti.

También se anota en el equipo el Kun Agüero, amante de la dolarización y un país sin impuestos. En el gobierno neoliberal, incluso, se anotan unos porotos por los jugadores de la Scaloneta (Dibu Martínez y el Papu Gómez, entre otros) que empezaron a seguir en redes sociales a Milei luego desde que se pusiera la banda presidencial. Eso sí, ninguno de los futbolistas dio un mensaje de apoyo al Presidente.

Como yapa, está el caso del Juan Manuel Martínez, exdelantero de Boca, Vélez y Argentinos Juniors. El Burrito, ferviente antiperonista en redes sociales, había prometido irse del país si Sergio Massa ganaba el balotaje. El 22 de noviembre, Milei se impuso en la segunda vuelta y, meses después, el jugador anunció su nuevo club...en Orlando, Florida.

Comunicado (y mucho más)

Enfrente también hay equipo. Es que en el mundo del fútbol son muchos que quedaron del otro lado de la mecha. Por citar apenas un ejemplo, aún resuena la carta firmada por decenas de jugadores, entrenadores y exfutbolistas que sí veían el futuro ajuste y llamaron a votar por Massa.  "Ya sabemos de qué lado queremos estar ante la encrucijada en la que nos pone la historia: por los pibes de Malvinas que no vamos a olvidar, por el Diego y no por la asesina de guerra Margaret Thatcher", decía parte del escrito que contó con las firmas de Héctor "Negro" Enrique, Fernando Signorini, Juan Cruz Komar y hasta el propio ídolo de Milei, Ubaldo Fillol.

A la cabeza de los once podría haber estado dirigiendo Menotti. En uno de sus últimas apariciones antes de dar paso a la inmortalidad futbolística, le preguntaron al DT campeón con la Selección qué opinaba de este gobierno. Esta fue su respuesta: "Milei es un espanto, un mamarracho impresentable y una falta de respeto a la política. Nunca vi nada semejante".

Las SAD, la pelea de fondo

Lo que en la superficie figura como un juego de simpatías o repudios, debajo de la línea de flotación está, quizás, la piedra fundacional de esta grieta: habilitar (o no) la posibilidad de que los clubes sean sociedades anónimas.  “Y a vos qué carajo te importa de quién es si le ganas a River 5-0, es campeón del mundo, todo. ¿O preferís seguir en esta miseria que tenemos cada vez fútbol de peor calidad?", fue la respuesta de Milei cuando se le consultó si le molestaría que un jeque árabe comprase Boca. 

Esa opinión ocurrió antes del balotaje.  Una vez en el sillón de Rivadavia, Milei aceleró: firmó el DNU que habilita la presencia de sociedades anónimas en cualquier deporte, obliga a las confederaciones a actualizar los reglamentos y hasta se ocupó del tema en su lugar favorito (Twitter) cuando dejó circular las versiones de que el Chelsea y el City Group estaban interesados en desembarcar en algún club argentino.

El lobby no termina allí. Se suman también las gestiones del propio Macri y su fetiche por el 9 de Qatar; el Kun confesando que habló con Milei para una posible inversión en Independiente y la puesta en marcha de algunos intergantes del Gobierno para superar salir de la encerrona legal y promover, en el Congreso, un proyecto para el arribo de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). 

El PRO ya anticipó, con Cristian Ritondo a la cabeza, que puede aportar votos en ambas Cámaras y salieron a jugar la diputada Juliana Santillan y mismísimo ministro de Deportes y Turismo, Daniel Scioli, el mismo que, en 2018, había promovido un proyecto, aunque para impedir el arribo de capitales privados al mundo del fútbol. "Evolucioné", fue la justificación cuando le cuestionaron su ambivalencia.

Pero las gestiones no terminan en el Congreso sino que siguen en los pasillos de algunos estadios. No es casual, por caso, la cumbre entre Scioli, Santillán, Garro (secretario de Deportes) y Andrés Fassi, presidente de Talleres de Córdoba, el club que suele ser mencionado como "modelo" de un gerenciamiento exitoso

Tampoco parece casual el tuit de Scioli tras el título de Estudiantes de La Plata. Es que con las felicitaciones, el excandidato del peronismo buscó preponderar a Juan Sebastián Verón, presidente pincha, quien también promueve la llegada de capitales privados, aunque se cuida de decir que debería ser exclusivo para el manejo del fútbol y no de los clubes en general

Resistencia

Pero así como hay un campeón hay un subcampeón. Y como hay quienes apoyan las SAD, están quienes resisten. Justamente Vélez -que perdió la finalísima contra el equipo de Eduardo Domínguez- salió a responder la jugada de Scioli. "Buenas tardes Daniel. Me sumo a las felicitaciones a Estudiantes, un gran campeón de la Copa de la Liga y gran institución. Mientras tanto, seguimos esperando que como máxima autoridad del Deporte del país también reconozcas la tremenda campaña que hizo Vélez, el otro finalista", cuestionó Augusto Costa, vice del equipo de Liniers. Y completó: "Te recuerdo que el Club Atlético Vélez Sarsfield es una Asociación Civil Sin Fines de Lucro, que en los últimos tiempos tuvo que superar muchísimas adversidades y que con esfuerzo y trabajo llegó a la final, compitió de igual a igual con un equipo con mayoría de pibes del Club, que tienen sentido de pertenencia y amor por la Institución, y que va a seguir profesionalizando su gestión, fomentando la transparencia y sobre todo, va a estar siempre cerca de los socios, sus verdaderos y únicos dueños".

El rechazo de las SAD incluyó a casi todos los equipos de Primera División antes de las elecciones (salvo Talleres) y es una bandera que, semana tras semana, se mantiene en alto en los partidos del Ascenso.

¿Y AFA? La entidad madre lleva un enfrentamiento explícito contra el avance privatizador que desea Milei. La estrategia de Chiqui Tapia hace eje en tres frentes: la batalla legal (mantiene las cautelares para que se suspenda el capítulo del DNU sobre las sociedades anónimas deportivas); el intento por cerrar filas en las Asambleas Generales, a partir de la rosca con los presidente de los clubes afiliados; y, en las últimas semanas, finiquitando un proyecto para habilitar el gerenciamiento del fútbol pero impidiendo que el rayo privatizador llegue a todas las áreas de los clubes y que, por estatuto, sigan siendo una sociedad sin fines de lucro.

El partido por la privatización ya empezó. Los equipos ya tienen sus respectivas formaciones. Y el resultado no está definido hasta que termine.