7 - LA MUJER HORMIGA
(Argentina/2023)
Dirección: Betania Cappato y Adrián Suárez
Guion: Adrián Suárez, Betania Cappato e Iván Fund
Duración: 100 minutos
Intérpretes: Eugenia Alonso, Julieta Vallina, Juan Parodi, Massimo Canavesio y Alberto Gieco
Estreno en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín.

Se estrena una película llamada La mujer hormiga. ¿Es, acaso, la llegada de un nuevo personaje al universo de los superhéroes cinematográficos? Nada más lejos de eso, porque en la película de la realizadora Betania Cappato y su colega Adrián Suárez nadie tiene poderes especiales, ni anda por la vida con una capa ni mucho menos aspira a salvar el mundo de algún villano con intenciones de hegemonía galáctica. Lo único heroico que hay en las dos hermanas es la manera de enfrentar las heridas que no por lejanas en el tiempo han dejado de arder. Es, en todo caso, un heroísmo mundano, espiritual antes que factual, que consiste en ponerle el cuerpo y el alma al dolor, en mirarlo de frente no para sanarlo, pero sí para aceptarlo y convivir con él de la manera más armónica posible. Tiene su lógica: algo hay que hacer si ha llegado hace décadas y no tiene intención alguna de marcharse.

Exhibida en la Competencia Argentina de la última edición del Festival de Mar del Plata, La mujer hormiga comienza con un fumigador confirmándole a Virginia (Eugenia Alonso) que debajo de la cama hay una colonia de hormigas muy cómodamente instalada y que, para erradicarla, hay que matar a la reina. Es la primera situación que altera el equilibrio de su rutina. La segunda llega con la forma de un mensaje de voz en su celular en el que se escucha a alguien llorando. Virginia no dice nada, pero sabe que se trata de una crisis de su hermana Renata (Julieta Vallina, fallecida en 2022 y a quien está dedicada la película), la misma que poco después llega a la casa que comparte con su hijo preadolescente con la idea de instalarse un tiempo. Ya la primera noche explota en una mar de lágrimas, un llanto desgarrador en medio de una película en la que predominan los susurros. Virginia intenta contenerla con un abrazo ante la sorprendida y asustada mirada de su hijo, quien despertó con la agitación propia de haber vivido una pesadilla.

Cappato y Suárez desmenuzan los pormenores de la relación a través de detalles, gestos mínimos y silencios capaces de decir mucho más que las palabras. Un video de archivo, observado por el hijo de Virginia, completa el rompecabezas informativo: un hecho traumático durante la niñez de ambas las ubicó, como bien señaló Juan Pablo Cinelli en una de sus crónicas marplatenses, en roles que desde entonces se han mantenido: si Renata quedó en una posición de debilidad, a Virginia le tocó asumir el liderazgo, avanzar hacia delante intentando que su fuerza traccione a su hermana. Que hayan querido o no ubicarse en esos lugares es otra cuestión. Pero ya se dijo que el asunto no pasa por el pase de facturas ni por la búsqueda de responsabilidades, sino por ponerle el pecho a lo que venga.

La dupla filma la mayoría de las escenas mediante planos sostenidos por varios minutos. La decisión genera un tempo narrativo apacible e inmersivo, así como también la posibilidad de auscultar sus mundos internos y entrever hacia dónde apuntan los deseos y anhelos de esas dos mujeres estoicas y dispuestas a todo con tal de quererse y cuidarse. Quizás La mujer hormiga sí sea una de superhéroes.