Y un día la “valiente muchachada” volvió al lugar donde funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Incentivados por la promoción 78 –que estudió en el predio de Avenida del Libertador mientras allí funcionaba el campo de concentración más emblemático de la última dictadura–, militares retirados y nostálgicos de los años en que las botas pisaban todo lo que se interponía en su camino ingresaron al espacio de memoria para celebrar el Día de la Armada. La conmemoración –que incluyó cantos a grito pelado y retratos junto al avión de los vuelos de la muerte que fue repatriado el año pasado– fue denunciada como una provocación por organismos de derechos humanos y sobrevivientes en línea con la política negacionista del gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) le reclamaron explicaciones al ministro de Defensa, Luis Petri, porque entienden que fue él quien dio el visto bueno para el desembarco.

Ex Alumnos de la ESMA se llama el grupo de Facebook desde donde se empezó a gestar la movida. Uno de los integrantes avisó que se reunirían a las 9.40 del viernes en la entrada del Museo Malvinas, ubicado en el lateral que da a la escuela Raggio. Es probable que no hayan ingresado solo por allí, aunque algunos destacaban que el Museo tiene una ventaja: es manejado por un retirado, Esteban Vilgré La Madrid, que también se desempeña en la Dirección Gesta de Malvinas del Senado –donde reina Victoria Villarruel.

La recorrida empezó desde temprano. Fueron al Museo Malvinas, a Casa por la Identidad, al Cuatro Columnas, al Museo de Memoria ESMA –excasino de oficiales, donde estaban los secuestrados– y cantaron junto al mástil de la que en los ‘70 era la Plaza de Armas. Allí entonaron a viva voz la marcha de la Armada, la que reivindicaba a la “valiente muchachada” de “corazón viril y audaz” que no se dejaba doblegar por la “furia de los vientos desatada”. Todo terminaba siempre con vivas a la ESMA.

Después de las visitas a los distintos lugares, los exalumnos de la ESMA se fotografiaban y compartían sus imágenes en redes sociales. Uno de ellos posteó. “Díganme que es cierto… que la recuperamos". Otro hablaba de la ESMA “usurpada”, como para que quedara claro que la incursión significaba poner un pie en un territorio en que se sienten que ahora –con el gobierno de Javier Milei– pueden disputar. La exESMA viene siendo un paseo obligado para la familia militar: en menos de un mes la visitaron la activista pro-impunidad Cecilia Pando y el escarapintada Aldo Rico.

Durante la recorrida del viernes, hubo también quienes aprovecharon para retratarse junto al Skyvan que se usó para arrojar al Mar Argentino a las tres Madres de Plaza de Mayo, dos monjas francesas y a los otros siete militantes que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz. Una usuaria de Facebook que se identifica como Julieta Andrea –y que participó de la visita enfundada en un uniforme de la Marina– posteó un largo video contando un altercado. Según ella, su padre y su tío –retirados de la Armada– empezaron a decir que el avión jamás había salido de la ESMA porque lo usaban para "armar y desarmar" y fueron tildados de negacionistas por una persona que estaba en el espacio de memoria. La versión familiar es falsa: el avión despegaba desde Aeroparque y fue repatriado el año pasado desde Estados Unidos. “Yo, la verdad, estoy en contra de todo lo que se dice sobre la dictadura militar", se sinceró Julieta Andrea. Página/12 la contactó y reafirmó lo dicho en el video.

“Nos sentimos revictimizados por este grupo de personas”, dice Ana Soffiantini, que estuvo secuestrada en la ESMA entre 1977 y 1977. “Nosotros fuimos víctimas. Acá desaparecieron más de 4500 de nuestros compañeros y nacieron bebés que fueron apropiados. La sociedad tiene claro qué es la exESMA. Éste es un lugar donde se expresa claramente el Nunca Más. Nosotros no queremos echar a nadie, pero deben entender dónde están. Lo que pasó el viernes fue una agresión muy grande para la memoria”.

En la recorrida, no solo estuvo la promoción 78. Hubo otras. Algunos alumnos de la ESMA no fueron ajenos al campo de concentración en tiempos de la dictadura. Cada año, el director de la Escuela elegía a estudiantes con promedio superior a siete, quienes eran destinados a tareas operativas en el centro clandestino. Allí se los conocía como “verdes” porque eran muy jovencitos. “Los ‘verdes' eran quienes nos verdugueaban en Capucha”, recuerda Soffiantini.

Con la marca del negacionismo

La versión de que la visita se hizo con “autorización oficial” fue difundida por el canal La Nación Más. El CELS tiene información de que existió el beneplácito del Ministerio de Defensa para que militares retirados se pasearan por el Espacio Memoria y Derechos Humanos cantando vivas a la ESMA. Este diario contactó a voceros de Defensa y de la Secretaría de Derechos Humanos, que negaron haber autorizado los actos.

“Fue un hecho grave y doloroso, que tiene un contenido reivindicatorio de lo ocurrido en la ESMA durante la dictadura. Consideramos que Luis Petri debe dar explicaciones”, afirma Marcela Perelman, directora de Investigación del CELS. Para ella, la incursión de los “exalumnos” se inscribe en una serie más amplia de hechos que incluye el desmantelamiento de los Equipos de Relevamiento y Análisis (ERyA) documental, el visto bueno al homenaje al represor Horacio Losito y las declaraciones de Petri de que las Fuerzas Armadas fueron demonizadas por su rol en los años ‘70. En paralelo, Milei impulsa su propia agenda con la reivindicación de los indultos de Carlos Menem y la impunidad como forma de “pacificar” el país.

Petri estuvo en la base de Puerto Belgrano para conmemorar el Día de la Armada y llamó a reivindicar la “gloriosa historia” de la fuerza. No fue el único funcionario del gobierno que rindió su homenaje a la Marina: la vicepresidenta recordó a su abuelo materno, el contraalmirante Laurio Destéfani.

Los abogados Rodolfo Yanzón y Flavia Fernández Brozzi, de la querella Kaos, hicieron una presentación judicial ante el juez federal Ariel Lijo --a cargo de la megacausa ESMA-- para pedirle que intime a Petri para que les haga saber a los militares que tienen vedada toda actividad que no se condiga con la Ley de Sitios de Memoria o tendiente a obstaculizar la búsqueda de la verdad.

El Directorio de organismos de Derechos Humanos del Espacio Memoria y Derechos Humanos repudió los actos reivindicatorios. “Llevaremos adelante las gestiones necesarias ante la Secretaría de Derechos Humanos para aclarar si el acto contó con algún aval institucional y para que se esclarezcan sus motivaciones, de manera de impedir que vuelva a suceder o que deriven en hechos perjudiciales para el espacio. Resulta imprescindible que las autoridades hagan explícita su firme oposición a este tipo de acciones y discursos que reivindican el terrorismo de Estado y descalifican las políticas de memoria, verdad y justicia”, anunciaron.

Una provocación

El exsecretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti difundió en sus redes sociales uno de los videos de los visitantes. “Vemos con preocupación lo que sucedió. En nuestra gestión no habría pasado porque veníamos formando al personal para que estas cosas no sucedan. A nadie se le ocurriría que vayan neonazis a Auschwitz a hacer cánticos o a reivindicar el Holocausto. Es una provocación muy grave y que va en consecuencia con el gobierno negacionista que tenemos”, sostiene Pietragalla Corti.

“Me parece totalmente repudiable que haya un grupo de marinos reivindicando la dictadura dentro de la exESMA, donde la Armada cometió crímenes aberrantes contra 5.000 personas. Es lamentable la inacción del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Alberto Baños, que tiene el deber de preservar ese espacio que es patrimonio de la humanidad”, resalta, por su parte, Victoria Montenegro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña.

Para Carlos Pisoni, de H.I.J.O.S Capital, lo que sucedió fue también una bravata de la familia militar. “Sabemos que estuvieron en la época que funcionó el centro clandestino de detención más grande del país. Nos gustaría que nos digan si saben cuál fue el destino de nuestros padres y de nuestras madres. Nos gustaría preguntarles si les han comentado dónde están nuestros hermanos apropiados”, dice. “Este acto –autorizado por el gobierno nacional– fue una provocación a la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. No vamos a permitir que vuelva a suceder nuevamente”.

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