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LAS PRUEBAS DEFINITIVAS DE QUE EL DETENIDO EN MEXICO ES EL REPRESOR
Un Cavallo es el mismo que el otro

En México el ex miembro del grupo de tareas de la ESMA asegura que él no es el mismo que aquél. Y ayer el presidente De la Rúa dijo que había visto en los diarios que la identidad no estaba clara. Aquí, la demostración.

Por Miguel Bonasso

t.gif (862 bytes)  Página/12 está en condiciones de probar que el ex represor de la ESMA que respondía al nombre de fantasía de "Miguel Angel Cavallo" y el empresario Ricardo Miguel Cavallo que fue detenido en México el jueves último, son una misma persona, como lo evidencia el simple cotejo de los documentos que ilustran esta nota. Esa comprobación cobra particular importancia porque Alvaro Carrillo, uno de los abogados mexicanos del ex torturador devenido empresario internacional, ya adelantó que su estrategia se centrará en demostrar que su cliente no es el hombre cuya extradición reclama el juez español Baltasar Garzón por crímenes aberrantes perpetrados durante la dictadura militar.
Ayer el Presidente Fernando de la Rúa declaró a un grupo de periodistas: "Veo en los diarios que no es clara su identidad". Se le debió escapar la portada de Página/12 del viernes pasado donde, de manera exclusiva, se publicaron fotografías correspondientes al prontuario de Ricardo Miguel Cavallo en la Policía Federal Argentina.
Una de esas fotos se reproduce en esta página. Fue tomada en enero de 1981, cuando el entonces teniente de navío Ricardo Miguel Cavallo, de treinta años de edad, solicitó cédula de identidad y pasaporte. Como puede advertirlo rápidamente el lector más distraído, el rostro es idéntico al de la cédula de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) expedida en este caso a nombre de Miguel Angel Cavallo. Este segundo documento, que lleva fecha 17 de julio de 1981, le fue entregado al prisionero Víctor Basterra para ejecutar una falsificación.
Basterra, que era de profesión gráfico y estuvo varios años desaparecido en la Escuela de Mecánica de la Armada, sobrevivió milagrosamente y fue liberado al llegar la democracia. Los marinos lo obligaron a un trabajo esclavo: imprimir toda clase de documentos falsos en el Sótano de la Escuela de Mecánica de la Armada. Con gran astucia y temeridad fue escondiendo pruebas para un futuro que entonces parecía aterradoramente improbable pero que a la postre resultó cierto: sobrevivir al infierno para testimoniar sobre los demonios que lo poblaban. En 1985, cuando se hizo el juicio a los comandantes de las juntas dictatoriales, el testimonio de Basterra --sustentado en pruebas materiales-- fue uno de los más contundentes.
Pero hay más: el número de cédula de identidad del documento de la SIDE del teniente de navío "Miguel Angel" Cavallo es 6.275.013 y el del prontuario del teniente de navío Ricardo Miguel Cavallo en la PFA es 6.275.013.
Las firmas de "Miguel Angel" y Ricardo Miguel son idénticas, como se puede ver en esta página. Y también es idéntico el grado (teniente de navío) y el destino, la Escuela de Mecánica de la Armada.
La ESMA fue uno de los mayores campos de concentración de la Argentina, en los que Ricardo Miguel Cavallo (como consta en su prontuario) prestó servicios tanto en 1978 como en 1981. Son las mismas fechas en que los sobrevivientes padecieron a "Miguel Angel". ¿Había un Miguel Angel Cavallo y un Ricardo Miguel Cavallo en la misma promoción, con la misma cara y la misma cédula de identidad, compartiendo tenebrosas tareas en la ESMA, en el '78 y en el '81? Es absurdo.
Como bien lo dijo Mario Villani, otro de los escasos sobrevivientes de la ESMA, cuando reconoció en el envejecido director general del Registro Nacional de Vehículos de México (RENAVE) al siniestro "Sérpico" que torturaba en el sótano de la Escuela de Mecánica de la Armada: "Salvo que tenga un hermano gemelo, es él". Villani --quien también prestó un testimonio decisivo en el juicio del '85-- fue uno de los cinco sobrevivientes que reconocieron a Ricardo Miguel Cavallo ante José Vales, el corresponsal del diario mexicano "Reforma". Otra prueba, en este caso testimonial, de que el "Sérpico" que tiene encartado Garzón y el director del RENAVE y la sospechosa empresa Talsud, son una misma persona.
Por si faltaran elementos para comprobar que el tema de la identidad es solamente una chicana de la defensa, el propio hermano de Cavallo, Oscar, que comanda Talsud en EL Salvador, salió a enterrarlo con sus declaraciones a la prensa, al afirmar que lo buscaban "por cuestiones que ocurrieron hace 25 años y ya fueron juzgadas". Es curioso que el presidente de la Rúa haya salido a comentar el tema de la identidad justo en vísperas de su viaje a México, adonde llegará el próximo lunes para entrevistarse con su colega mexicano Ernesto Zedillo. Si al presidente argentino le han pasado un resumen de prensa de los diarios mexicanos, sabrá que el affaire Cavallo no ha dejado la primera plana desde el jueves pasado cuando "Reforma" lo destapó y que los periodistas le van a preguntar sobre esto en cuanto llegue.
De la Rúa, también puso de relieve el principio de "territorialidad" en los juicios a los ex represores, lo que suele ser un caballito de batalla del jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni (ver también página 8). En la Alianza, mientras tanto, había preocupación por un dato que adelantaron este diario y otros matutinos: Seal Lock, una de las empresas asociadas con Talsud, tiene concesionada por el Gobierno de la Ciudad la "provisión de plásticos para la confección de licencias de conducir". Como lo informó Página/12, uno de los directivos de Seal Lock es otro represor de la ESMA, Jorge Carlos Radice (alias Ruger). La Defensora del Pueblo porteño, Alicia Olivera, le solicitó información al gobierno de la Ciudad acerca de esta concesión (ver aparte). Cavallo actuó en representación de Seal Lock ante el gobierno de Mendoza, cuando ambas formaban parte de una UTE que obtuvo otra cuestionada licitación relacionada con el tema de las licencias de conducir. Lo que prueba la sociedad entre los dos ex represores devenidos empresarios al calor del Estado.


EL MÉDICO, UN EX PRESO POLÍTICO
De Priebke a Olivera

El militar argentino Jorge Olivera, acusado del secuestro y asesinato de la ciudadana francoargentina Marie Anne Erize Tisseau, es atendido en la prisión romana de Regina Coeli por un médico correntino que fue preso político durante la dictadura y debió exiliarse en Italia.
En 1976, después del golpe militar, el doctor Eduardo Tamio Sakamoto, quien hoy tiene 70 años, permaneció siete días detenido con los ojos vendados en la Jefatura de Policía de Corrientes. Veinticuatro años después, se encontró con el ex mayor del Ejército imputado como represor en la cárcel italiana donde trabaja como médico. Sin embargo, a pesar de haber sido secuestrado, interrogado y dejado cesante de su cargo durante la dictadura militar, Sakamoto decidió atender a Olivera. "Yo sé que está acusado de secuestrador y torturador, pero antes que nada yo soy médico. Sobre todo me interesa sanar y evitar el dolor a mis pacientes", explicó. "En la cárcel tengo que atender todos los días a mafiosos --explicó ayer--. Tuve desde Licio Gelli (jefe de la logia Propaganda Due) hasta Erich Priebke (criminal de guerra nazi)".
Sakamoto se topó con el ex militar el 7 de agosto pasado cuando, después de haber sido convocado de urgencia, debió realizarle a Olivera la revisión médica que todos los nuevos presos deben cumplir al llegar al penal. Fue entonces cuando descubrió que el mayor retirado --convertido hoy en abogado-- es oriundo de Posadas, provincia de Misiones, al igual que él. Además, su interlocutor aseguraba conocer a varios de sus familiares.

 

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