La Gendarmería –fuerza al mando de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– salió a la cancha a plantar pericias sobre la muerte de Alberto Nisman. El objetivo es contradecir todos los estudios anteriores e instalar que al fiscal lo mató un comando venezolano-iraní-kirchnerista, según dictaminó Elisa Carrió. Antes de que la Gendarmería empezara con la reedición de esas pericias, Clarín anunció que el trabajo iba determinar que al fiscal lo mataron. Ahora que los estudios empezaron a avanzar, los primeros resultados muestran que todo va en esa dirección, derecho a desbaratar las conclusiones a las que habían llegado antes los expertos designados por la Corte Suprema, que aseguraban no hallar elementos para afirmar que se trató de un homicidio. El primer paso del plan, encabezado por el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini, fue ese: poner a la Gendarmería a descartar todo lo anterior. La novedad es que ayer los peritos determinaron que Nisman falleció a las 3 de la madrugada del domingo 18 de enero de 2015. Esa afirmación favorece a Diego Lagomarsino, porque descarta que la muerte se haya producido cuando estuvo en el departamento de Nisman el sábado 17 a la tarde y la nochecita. Tal vez por eso sus peritos aceptaron fijar esa hora. Pero eso contradice los análisis previos, que hablaban de un rango entre las 8 y el mediodía y también choca con un dato que aparecía en la pericia informática inicial: que hubo actividad en la computadora del fiscal a las 7 de la mañana de aquel domingo. El siguiente paso del plan será dibujar que la apertura de la computadora de Nisman no la hizo el fiscal, que supuestamente ya estaba muerto, sino que se produjo en forma remota y que fue parte del complot con participación K.

Desde que la causa pasó al territorio político-judicial-mediático de Cambiemos, con sede en Comodoro Py, todas las medidas y decisiones parecen ir acomodándose en dirección a la teoría siempre alentada por Arroyo Salgado, y útil para el actual Gobierno, de que a Nisman lo mataron, justo cuatro días después de denunciar por presunto encubrimiento de los iraníes acusados del atentado a la AMIA, a la ex presidenta Cristina Kirchner y al ex canciller Héctor Timerman. La autopsia y los primeros estudios periciales, en su mayoría a cargo de profesionales prestigiosos designados por la Corte Suprema, decían que no había elementos que permitieran sostener la hipótesis del homicidio. Los únicos especialistas que se pronunciaron en contra de esa posición fueron los de Arroyo Salgado. 

Los peritos de distintas especialidades (la junta es interdisciplinaria) que nombró Gendarmería se reúnen todos los miércoles. Ayer evaluaron nuevos estudios sobre la llamada “data de muerte”, que se hicieron con una técnica diferente a la utilizada en los estudios anteriores. Esta vez midieron el potasio en el humor vítreo, un cálculo que se obtiene aplicando como variables la edad de la persona y la temperatura ambiente. Los médicos del Cuerpo Médico Forense descartaron pronunciarse únicamente por ese método porque hay distintas teorías que llevan a distintos resultados. De manera que tomaron en cuenta la rigidez cadavérica, el estado del hígado y numerosos parámetros adicionales. Eso los llevó a concluir que la muerte se produjo dentro de las 24 horas anteriores a la autopsia, o sea entre las 8 de la mañana y el mediodía del 18 de enero. En la pericia forense original, la voz cantante la llevó Fernando Trezza, el máximo referente y autor de trabajos sobre “data de muerte”. Por entonces, el horario de la muerte se fijó también en función de la evaluación que hizo la médica policial, Gabriela Piroso, que revisó el cuerpo cuando aún yacía en el baño cerca de la medianoche del domingo 18 y dijo que llevaba 12 horas sin vida. La autopsia, firmada por Héctor Di Salvo, otro hombre experimentado en el tema, también hablaba de 24 horas. La Gendarmería encabezó ahora la contraofensiva. Todavía no firmaron ningún informe, pero estuvieron de acuerdo en el encuentro -según relataron allegados al expediente a PáginaI12- en validar el resultado que indicaba que el deceso se produjo a las 3 de la mañana. El argumento con el que intentan plantar una conclusión distinta a la establecida por profesionales de primera línea es que el método utilizado ahora es más preciso. 

Para Lagomarsino es una buena noticia: él estuvo el sábado 17 a la tarde en el departamento de Nisman en Puerto Madero, fue y vino dos veces para llevarle el arma que  le pidió. Las cámaras de la autopista y las del edificio confirmaron que se había ido a las 20.30 y llegó a su casa a las 21. Pero la querella insistió en sembrar sospechas, pese a que Nisman cruzó llamados y mensajes después que Lagomarsino se fue de Le Parc. 

Lo que va a generar polémica es que las 3 AM como horario de muerte haría imposible que Nisman haya operado su computadora a las 7 de la mañana. Según la nueva pericia, a esa hora ya estaba muerto. Por lo tanto, lo que se viene es que una organización, que supuestamente mató a Nisman, le operó la computadora en forma remota y lo hizo para tapar el crimen. La realidad es que a esa hora del 18 de enero, desde las 7 en adelante, Nisman entró a leer PáginaI12, Clarín, La Nación y Perfil, consultó su casilla de mails de Yahoo, buscó en Google la palabra “psicodelia”, entró dos veces a ver las fotos de una modelo con la que había estado y leyó en Infobae un posteo de Claudio María Domínguez sobre el regreso de la muerte. Este diario verificó en su servidor que efectivamente se produjo el ingreso del fiscal desde su dirección IP. 

Otro punto que también va a hacer ruido y que podría ser utilizado por la querella para fogonear su teoría, es que en un nuevo análisis toxicológico que culminó la semana pasada, apareció una droga que antes no se había detectado: se sabía que el fiscal había consumido una bebida alcohólica y clonazempam. Ahora se agregó una sustancia muy conocida en el ambiente de la noche: la ketamina. En primer lugar, llama la atención que no haya aparecido en el estudio toxicológico hecho anteriormente. Los peritos dicen que algunos aparatos utilizados podrían no tener en su “biblioteca” todas las estructuras químicas posibles. 

Pero además se producirá una controversia. Los especialistas dicen que la ketamina se puede usar como anestésico, sobre todo en combinación con el clonazempam. Algunos incluso afirman que produce un efecto hipnótico. Sin embargo, los especialistas también sostienen, y es público, que produce euforia, alucinaciones y cierta disociación de la realidad. Por eso la usan en fiestas electrónicas. En línea con las necesidades políticas del gobierno y la urgencia por acusar al kirchnerismo, se intentará meter en la causa que a Nisman lo durmieron y que por eso no opuso resistencia ante supuestos asesinos. Los datos concretos, en cambio, es que el fiscal era un hombre de la noche y frecuentaba boliches en los que la ketamina es habitual. Además no puede descartarse que la usara para darse valor antes de quitarse la vida y que consultara la página sobre psicodelia, asociada a ese fármaco.