Finalmente, en una carta fechada ayer, Fernando Cartasegna presentó la renuncia al cargo de fiscal. Aunque la misiva está dirigida al procurador Julio Conte Grand, será la gobernadora María Eugenia Vidal la que resolverá si acepta o la rechaza. La impresión es que el fiscal dimite para evitar el jury que se puso en marcha y que en su primera reunión fue muy adverso a Cartasegna. Se aceptaron todos los cargos en su contra, se puso en marcha la instrucción y las cosas se encaminaban, tarde o temprano, a un fallo lapidario. De esta manera, Cartasegna evita una condena y un antecedente demoledor para las causas penales que afronta. Tres fiscales de La Plata lo imputan por falsa denuncia y falso testimonio, entre otros delitos. Fuentes de la justicia platense señalan que Cartasegna es sólo el principio de una investigación sobre jueces y policías que actuaban en combinación con el fiscal, que se ocupaba de las causas sobre prostitución, abuso sexual, pedofilia y locales nocturnos de la capital bonaerense.

Cartasegna saltó a la notoriedad nacional a raíz de un show mediático en el que pretendió ubicarse como una especie de héroe, amenazado por las mafias. El punto de partida de esa movida fueron unos volantes con las fotos de Alberto Nisman y de Cartasegna con un texto curioso: “Conozca al próximo Nisman”. El panfleto llamaba la atención por dos razones:

n En primer lugar, daba por sentado que a Nisman lo mataron, algo que no está para nada probado. 

n En segundo lugar se equiparaba a un poco conocido fiscal platense con un caso de notoriedad internacional.

PáginaI12 fue uno de los pocos medios nacionales que puso en duda las andanzas de Cartasegna y de a poco fueron reaccionando las estructuras de La Plata. El fiscal general, Héctor Vogliolo, y el procurador pusieron en marcha una investigación. Uno de los elementos más categóricos fue que la Gendarmería demostró que esos volantes fueron impresos en la fiscalía de Cartasegna y que aparecieron indicios de que él mismo los colocó en los baños del edificio judicial.

El objetivo de armar una campaña para convertirse en héroe era tapar irregularidades que se estaban produciendo en su fiscalía. ¿Quién iba a meterse con un fiscal perseguido por las mafias? Eso hizo que las falsedades continuaran. Se adujo que Cartasegna fue atacado una noche por supuestos matones. Sin embargo, la investigación determinó que fue un enfrentamiento por motivos personales a la salida de un boliche.

El episodio de mayor repercusión fue un ataque en su propio despacho, el 3 de mayo. Cartasegna adujo que una persona ingresó a su oficina, lo agarró de atrás, le maniató las manos por delante y pese a ello no lo pudo ver. Lo más llamativo es que le hizo escribir la palabra Nisman con azúcar. Por último, el individuo se escapó cerrando la puerta de la fiscalía por dentro, una maniobra que implicaba salir del despacho, meter la mano por una ventana y desde afuera cerrar con llave. 

Toda la historia resultó incoherente. Más todavía si se tiene en cuenta que, minutos antes, Cartasegna le ordenó a su custodia que fuera a su casa para hacer un trámite. Todo indica que quiso recibir a alguien a solas, la entrevista derivó en un conflicto y Cartasegna armó toda la historia y su papel de víctima de las mafias. Las fiscales Ana Medina y Betina Lacki investigaron el caso y le imputaron falsa denuncia y falso testimonio. 

La jugada de convertirse en héroe pretendía esconder las maniobras en su fiscalía. La auditoría ordenada por el fiscal general y el procurador derivó en la imputación del fiscal Alvaro Garganta por una larga serie de irregularidades: desaparición de dinero de procedimientos, aparición y desaparición de drogas secuestradas en distintas causas, expedientes sospechosamente demorados (sobre boliches, causas de abuso sexual y pedofilia), carátulas de causas emitidas oficialmente pero en blanco (que se iban a usar para armar expedientes para quedarse con casos de imputados amigos), desaparición de celulares incautados en procedimientos.

Sobre esa base, Garganta imputó a Cartasegna por incumplir el deber de perseguir delitos; falsedad ideológica de documento público  y otros delitos.

Con todas las acusaciones, Cartasegna sufrió un pico de estrés y su familia lo internó en una clínica psiquiátrica. Allí estuvo durante meses, pero hace pocas semanas volvió a su casa. En el medio designó al mediático Fernando Burlando para que lo defienda. 

Las imputaciones derivaron en causas penales y en un jury de Enjuiciamiento pedido por el procurador Conte Grand. El cuerpo se reunió la semana pasada y la primera sesión fue muy adversa a Cartasegna. El panorama para Cartasegna apareció como sombrío. 

Ayer concretó la renuncia. El beneficio para Cartasegna es que si se la aceptan evitaría el jury y, sobre todo, una condena. Aun así, no está dicha la última palabra. Quien decide es la gobernadora Vidal. El rumor es que la va a rechazar. Si es así, Cartasegna tendrá que afrontar el jury. Lo que se dice en La Plata es que Cartasegna sólo es la punta del iceberg: que junto con el juez, en las causas demoradas contra boliches, prostíbulos, en los expedientes por abuso y pedofilia, actuaron uno o más jueces y jefes policiales. Es una trama que falta develar.